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Schlatt bostezó, llevaba horas dentro de ese autobús. Consiguió que Connor le grabase las clases de ese día y el siguiente pero el maldito no perdió la oportunidad de cobrarle por hacerlo.

Le envío un mensaje a su amigo diciendole que se fuera al infierno para seguido acomodarse en su lugar, observando la caja a su lado repleta de cosas que, aunque no significaban nada para él, lo eran todo para el difunto. Estaba quedandose dormido cuando su teléfono sonó, murmuró una maldición antes contestar.

—¿Qué diablos quieres...? —Dijo adormilado, no tenía idea de quien era y la verdad no le importaba.

—¿Cómo va todo? ¿Ya llegaste a la ciudad? ¿Pudiste encontrar la dirección? Puedo dártela de nuevo, si, mejor te la doy de nuevo.

Suspiró negando con la cabeza, divertido. Ya era la tercera vez que el espectro le llamaba, estaba claramente agitado por toda la situación.

—Wilbur. no llegaré hasta mañana así que ya cálmate. —Dijo sacando una botella de agua de su mochila, la cual había rellenado con vodka antes de subir.

—O si, claro, lo siento... bueno, como tenemos tiempo quiero que practiquemos lo que le dirás, anoté un par de cosas, son algo cursis pero bueno aquí van, primero...

—Dios santo... —Gruñó Shclatt apartando la botella de sus labios. —Dices una palabra más y lanzaré esta cosa por la ventana.

Pudo escuchar el pánico del fantasma y como amenazaba con que le sacaría las entrañas por la nariz si se atrevía a hacer eso, dejando toda esa dulce personalidad de lado. Schlatt no pudo evitar reír.

El resto del viaje fue tranquilo y pudo disfrutar de su licor sin complicaciones. Llegó a la ciudad al día siguiente y comenzó a buscar la direccion que traía anotada tan pronto bajó del autobús, prefirió no decirle nada a Wilbur para que, bueno, no molestara.

Se detuvo frente a una bonita casa amarilla con varios bebederos para pájaros, sostuvo la caja y llamó a la puerta. Se quedó de pie varios minutos antes de volver a golpear, nada. ¿No había nadie? ¡Viajó desde la otra punta del país para esto! Siguió golpeando más que nada por la frustración hasta que oyó una respuesta desde dentro.

—YA VOY MIERDA.

La puerta se abrió mostrando a un muchacho rubio, casi tan alto como Schlatt. Llevaba puesto el uniforme de la secundaria y aparentaba tener entre dieciséis y diecisiete años, no estaba feliz de verle.

—¿Quieres puto tirar mi puerta? ¿¡Qué carajo hombre!?

—Pensé que no había nadie...

—Pues si hay imbecil ¿Y bien? ¿Qué es lo que quieres? —Ladró cruzándose de brazos.

Schlatt le observó de pies a cabeza, un adolecente de ojos azules y cara de pocos amigos, cabello rebelde y acento marcado, sin duda él y Will debían de estar relacionados de alguna manera.

—Te llamas Tommy ¿Verdad? Tengo algo para ti.

El muchacho frunció el seño y retrocedió un paso, cerrando unos centímetros la puerta. Se notaba desconfiado y no era para menos, había un hombre extraño y desarreglado, quien apestaba a alcohol, parado frente a su casa con un paquete misterioso para él.

—Si... no lo creo viejo, mejor vete.

—Oye tranquilo, vengo de parte de tu hermano.

—...No, Definitivamente no entras en el perfil de conocidos de Techno ¡Lárgate o llamo a la policía!

Intentó cerrar la puerta pero Schlatt la sujetó, evitandolo. Forcejearon un poco hasta que el chico logró cerrar dejando al hombre fuera, El mayor casi grita del enojo.

—¡Oh no! ¡Wilbur me hizo venir hasta aquí y no pienso regresar con esta mierda!— Gritó molesto, si regresaba con la caja el difunto no lo dejaría en paz.

Entonces la puerta se abrió de golpe, el adolecente tenía los ojos abiertos como platos. Observó a Shclatt de arriba a abajo y luego miró la caja aún con aquella cara de pez dorado.

—¿Esto... es de Will?

—Si, lo dejó para ti, no es la gran cosa pero realmente quería que lo tuvieras. 

Estiró la caja hacia el chico y este dudó un segundo antes de aceptarla, apretandola contra su cuerpo con todas sus fuerza.

—Oh, gracias amigo... y —Con su mano libre rascó su nuca. —¿Cómo le está llendo?

—¿...Qué?

—Ya sabes ¿De que está trabajando? ¿Sigue con la música? Hace mucho que no sabemos nada de él y...

—Niño. —Interrumpió Schlatt mirándole como si tuviera tres cabezas. —Tu hermano lleva como diez putos años bajo tierra.

Si... El tacto seguía sin ser lo suyo.

Phantom voice [Schlattbur]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora