Phantom voice [Schlattbur]

13

Lo que sucedió luego, fue confuso.

Recuerda agarrar al menor y escapar juntos del departamento, pero no haber sufrido un ataque de pánico tras creer que había apuñalado a Quackity en una de sus alucinaciones. El azabache no pudo hacer más que abrazarlo mientras trataba de convencerle de que estaba equivocado. 

Aquello jamás fue una alucinación.

Por razones obvias Schlatt no asistió a la sesión con su psicóloga al darse cuenta, un poco tarde, de que ese no era realmente su problema. Él y Quackity se quedaron encerrados en el hogar del mexicano las próximas dos semanas, aterrados de hasta donde era capaz de llegar la ira de un espectro vengativo.

—¿Estás seguro de esto...? —Inquieto, Schlatt no se sentía cómodo de haber vuelto a su complejo, no por su seguridad, si no por la del azabache con el brazo escayolado que le acompañaba.

—Muy seguro, las reseñas dicen que es el mejor en su área... él... él de seguro puede hacer algo, lo que sea.

—...Lo encontraste en el marketplace de facebook. 

—¡Es un experto, confía en mi criterio!

—Saliste conmigo por voluntad propia, tienes el criterio en el culo.

Tras mucho insistir el estudiante de leyes, quien también era muy supersticioso, le convenció de contratar a un chamán para lidiar con aquel problema, el cual no tardó demasiado en aparecer al final del corredor.

Aunque sus ropas eran inusuales y bastante extravagantes, su atractivo era de envidiar. Cabello rubio y lacio en contraste con su tez bronceada por el sol además de un físico espectacular, con unos jugosos músculos que hicieron a ambos cruzar miradas, compartiendo el mismo pensamiento homosexual.

—... Genial Quackity, conseguiste un Stripper temático.

—¡TE JURO QUE SE VEÍA LEGÍTIMO! —Se defendió, avergonzado.

—Jeje, me halagan, pero desgraciadamente no se bailar así que solo soy un chamán cualquiera.

Ambos se miraron una vez más, igual de incrédulos. Esperaban algún anciano decrépito de barba abundante o alguna señora loca que hablara con acertijos, no a un chico joven y amable con cara de modelo de revista.

—Hum... señor chamán...

—Por favor, llámame Foolish. —Interrumpió con una dulce sonrisa.

—Bien, Foolish... ¿De verdad... De verdad puedes leer las energías y todo eso? ¿Puedes expulsar espíritus malignos...? ¿Ha... Hablar con los muertos...?

—Queremos saber que no eres un fraude.

—¡SCHLATT!

Lejos se enfadarse, el rubio solo rió por lo bajo cubriendo su boca con la mano. Tras ello rebuscó en su mochila sacando así un pequeño frasco, el cual le entregó a Quackity.

—Es un ungüento hecho con plantas medicinales, ayudará a que la herida que te dejó el cuchillo cicatrice más rápido. ¡Bien! Es la tercera puerta a la derecha ¿Verdad?

El más alto avanzó mientras Quackity solo se quedó paralizado, apretando el frasco entre sus manos para luego mirar a Schlatt, aturdido.

—Yo... yo no mencioné mi herida en el mensaje...

Schlatt frunció un poco el seño mientras observaba al extraño sujeto de reojo, aún no estaba convencido del todo pero al menos estaba siendo convincente.

Finalmente le dio el beneficio de la duda, acercándose a su departamento y sacando la llave de su bolsillo a lo que Quackity reaccionó de inmediato corriendo a esconderse detrás de la ancha espalda del chamán.