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—Hey ¿Me traes el ron que está en la nevera?

—¿Por qué debería?

—Solo traemelo maldicion, estas más cerca.

Tras quejarse su roomie fue hasta la cocina y regresó con la botella en la mano. Se la entregó con cuidado.

—Bien, gracias.

—No hay de que—. Dijo para luego atravesar la pared desapareciendo de su vista.

Si, su compañero de piso no estaba precisamente vivo. Era un fantasma.

A Schlatt le hubiese gustado decir que se comportó como todo un hombre cuando Wilbur se apareció frente a él, pero la verdad es que se desmayó del susto y tras despertar con el ente delante gritó tan fuerte que los vecinos salieron a ver si esa pobre mujer estaba bien. Estuvo dos semanas durmiendo en el corredor.

Tras dos meses de convivencia porfin se había acostumbrado a la presencia del inofensivo espectro, es más, este tenía ciertas ventajas.

—¡Cuidado!— Chillo el poltergeist apareciendo de la nada y agarrando la botella que Schlatt dejó caer por accidente—. ¡Más cuidado animal, mancharas la alfombra!

El fantasma dejó nuevamente la botella en la mesa, algunas veces este se comportaba como si siguiera con vida, quejándose de que Schlatt no rellenara el refrigerador o que tardará demasiado en la ducha.

Normalmente ignoraba sus quejas, eso hasta que el fantasma atravesó la puerta del baño y lo vio como dios lo trajo al mundo. Ahora sus duchas no duran más de quince minutos, no quiere estar en esa situación otra vez.

El fantasma se sentó en la alfombra tarareando una suave y pegajosa melodía. De pronto giró a mirar a Schlatt quien se empinaba la botella.

—Te llaman.

—¿Que? No me... —En ese momento su celular comenzó a sonar—. ... Debes dejar de hacer eso, es escalofriante —Se enderezó en el sofa y contestó—. ¿Hola?

—Cabrón.

Schlatt sonrío al escuchar la voz de su ex novio, con quien hace poco había logrado arreglar las cosas.

—¿Y ahora yo que hice? —dijo riendo mientras bebía un trago.

—¿Tu sabías que...? Mentira que estas bebiendo.

Schlatt se atragantó con el liquido, lo obligó a bajar por su garganta provocandole un terrible ardor y tras toser un poco le respondió.

—P-Porfavor Quackity, son las diez de la mañana ¡¿Por quién me tomas?!

—Se cuando estas bebiendo Schlatt. Huelo el Ron desde aquí.

Schlatt parpadeó lentamente observando la botella en su mano, impresionado de sus habilidades deductivas.

—Mierda, tu también eres escalofriante.

—¡¿Conoces a otro fantasma?!—. Preguntó Wilbur apareciendo de golpe frente a él, al hombre casi se le sale el corazón del pecho.

—¡HIJO DE PUTA, NO HAGAS ESO!

—¡CARAJO SCHLATT, MI OÍDO!

—Lo siento, una puta ave se golpeó contra mi ventana. Me asustó la muy maldita—. Molesto le hizo señas al fantasma para que se alejara de él.

—Mierda hombre, el otorrino me lo pagas tú—. lloriqueo adolorido el chico al otro lado de la línea.

El fantasma se volvió a sentar en la alfombra, cruzado de brazos y con el seño fruncido a causa del regaño. Schlatt le respondió enseñándole el dedo de en medio mientras seguía hablando con Quackity.

Eso no le gustó al espectro, quien indignado fue hasta la cocina, abrió los estantes y tiró todas las cosas en ellos. Era su manera de llamar la atención.

—¿¡Schlatt que fue ese ruido?! Estás bien!?

—... Te llamo luego.

Schlatt le cortó y corrió a la cocina encontrándose con los daños colaterales de convivir con un ser caprichoso y emocional. Cada pieza de cerámica de su casa estaba hecha añicos en el suelo, sus tazas, platos, incluso la vieja vajilla de su abuela. Giró a mirar al fantasma quien le sonreía con dulzura luego de quedar a gusto con su berrinche.

—...Te ahorcaria si pudiéra.

—Tarde, eso ya lo hice.

Phantom voice [Schlattbur]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora