Phantom voice [Schlattbur]

03

—¿No deberías levantarte?

—Es sábado, no molestes.— Mantenía los ojos cerrados, tratando de ignorarle.

—Schlatt, es martes.

El hombre se incorporó en la cama y miró el calendario, efectivamente, era martes. El día estaba encerrado en múltiples círculos rojos.

—MIERDA, EL EXAMEN.

Corrió a ducharse tan rápido como pudo y se vistió con lo primero encontró, al llegar a la sala café caliente y tostadas con huevos revueltos le esperaban sobre la mesa, giró su cabeza hacía el espectro sentado en la encimera.

—¿Me hiciste el desayuno?

—De hecho era para mi pero a la mitad recordé que no puedo comer, así que todo tuyo.

Schlatt le agradeció con un asentimiento de cabeza y mordió una tostada, enseguida la escupió con arcadas, Wilbur solo le observó ofendido.

—HEY, LO HICE CON TODO MI AMOR IMBECIL.

—PUES TU AMOR SABE A MIERDA.—Chilló tomando agua para quitarse el sabor.

—NUNCA MAS VOLVERÉ A SER BUENO CONTIGO, MUÉRETE.

—¿¡NO ABRISTE LOS HUEVOS?!— Schlatt sujetana un gran pedazo de casacara que sacó de entre sus dientes.

—NO RECUERDO COMO SE HACÍAN, LO HICE LO MEJOR QUE PUEDE.

—Que puto asco. 

El fantasma estaba muy enojado. Intentó darle un empujón pero no sucedió nada, luego trató de golpearlo pero otra vez falló, sus manos simplemente le atravesaban, no era capaz de tocarlo.

—¿Que intentas? Me esta dando escalofríos.— Dijo Schlatt al ver como trataban de estrangularlo, sin resultados.

Schlatt río lo que solo aumentó la furia del fantasma. Agarró la escoba, cosa que si podía levantar, y comenzó a golpearlo con ella.

—AU, YA BASTA, YA DEJA ESO.— Huyó al corredor mientras la escoba lo perseguía.

—LARGO DE MI CASA.

Wilbur fue tan amable de cerrarle la puerta en la cara, pudo oír a Schlatt aullar de dolor y luego irse entre maldiciones. A los pocos segundos la mirada de Wilbur se suavizó a la par que la ira se disipaba, se sentó frente a la puerta y solo se quedó allí esperando a que regresara, durante horas.

Ese hombre, con sus fallas, era lo mejor que le había pasado en mucho tiempo. 

Por su lado Schlatt corrió a la universidad y con mucha suerte logró llegar al salón a tiempo, se sentó junto a Connor en una de las mesas del fondo.

—¿Sabes algo...?— le preguntó Schlatt en voz baja.

—Yo te paso las respuestas ¡Estudié toda la semana! Se todo sobre administración.

—Connor, el examen es de finanzas.

—....Estamos jodidos.

Ambos salieron del examen sintiéndose terrible, no había forma de que hubieran aprobado, adiós a la idea de graduarse con honores.

—Bueno... ¿Vamos a comer? Tengo antojo de un helado de pasas al ron.

—¡Schlatt! ¡Que estoy a dieta!—Lloriqueo Connor.

—¿Aún? Y eso que te ves exactamente igual.

—Espero que te atragantes con tu helado y mueras.

Schlatt río, su buen humor se desvaneció al pensar en esa palabra, muerto. ¿Hace cuanto que Wilbur no probaba un helado? ¿O una tostada? Se sintió un poco mal por como lo trató en la mañana.

No dijo esas cosas con mala intención es solo que él era así, sin filtro ni tacto, y por esa forma de ser que tenía era que tan solo contaba con un amigo. Tras pensarlo un poco decidió que haría algo para disculparse con el no muerto.

Volvió a su departamento y abrió la puerta con cuidado, esperaba que el fantasma volviese a atacarlo pero esto no sucedió, se veía bastante tranquilo mientras fregaba los trastes del desayuno.

—La próxima vez lava antes de salir, me da Toc ver que dejes todo sucio.

Schlatt iba a decir que de hecho fue Wilbur quien ensució los platos y quien le sacó de la casa, pero decidió que era mejor morderse la lengua.

—Bien, lo haré...— Abrió su mochila sacando una bolsa. Wilbur se le acercó.

—¿Que es...? ¡NO ME LO CREO!

Schlatt tenía la saga completa del filme favorito de Wilbur, cuando murió solo habían dos películas, ahora ya eran siete. 

—Quise verlas antes de que estrenen la octava así que se las pedí a Connor— Eso era mentira, Schlatt de hecho las compró pero Will no tiene porque saber eso. —¿Quieres verl...?

No tuvo que terminar la oración ya que la television se encendió sola y las luces parpadearon antes de apagarse. 

—Te dije que no juegues con las lucesistas que luego quemas los focos, solo usa el maldito interruptor.—gruño mientras se tiraba en el sofá.

Wilbur puso la película y fue a tumbarse a su lado con una sonrisa. Si, sin duda ese hombre era lo mejor que le había pasado.

...

No lo dejaría ir.