12

206 32 37
                                    

—¿Qué cocinas...? —Preguntó el fantasma en un intento de hacer conversación, jugando nervioso con la punta de dedos.

Schlatt siguió preparando los bocadillos en un silencio sepulcral, ignorando por completo aquella pregunta. Conteniendo las lágrimas tanto como le fue posible la espectro se retiró hacia el salón, limpiándose los ojos vidriosos con el antebrazo cada vez mas herido por su fría indiferencia.

Unos suaves golpes en la puerta le hicieron tensarse, volteando su mirada hacia la cocina donde el universitario ignoraba aquel llamado.

—¡S-Schlatt! La puerta...

Hizo falta que llamaran por segunda vez para que el castaño apagase el fuego y caminara hasta la entrada de su hogar, atravesando a Wilbur como si no fuese nada. Ahogando un sollozo lastimero, el pálido no muerto tan solo se abrazó a sí mismo al borde de un colapso, cada vez más roto.

—Vi tu mensaje ¿Pudiste dormir algo? —Preguntó Quackity tan pronto el mayor le abrió la puerta, saltando a sus brazos para darle un apretado abrazo que Schlatt no dudó ni por un segundo en corresponder.

—¡Oh! ¿E-Es un amigo tuyo?

—Si- DIGO NO, No, no dormí... —El hombre tomó una larga respiración. —Esta semana ha sido... difícil.

—No me imagino cuanto... ¿Crees que helado y tequila te hagan sentir mejor?  —Sonriente, el menor sacudió la bolsa que llevaba consigo, buscando animar a a su contrario.

—Lo dudo, pero no voy a decir que no a un placebo.

Schlatt le permitió pasar así que el azabache se adentró dando un rápido vistazo por el lugar, después de todo, no había tenido tiempo de visitarle antes debido a lo exigente de su carrera. Aún tenía bastante carga academica pero al ponerlo en una balanza, la salud del mayor era muchísimo mas importante que unos tontos exámenes.

Distraído con la decoración del departamento el muchacho terminó pisando algo húmedo y pegajoso en la alfombra, ahora, una extraña sustancia azul de consistencia espesa se había quedado adherida a sus zapatos.

—SCHLATT QUE PUTO ASCO, SI TE VAS A PAJEAR... Espera ¿Qué chingados es esto?

—¡L-Lo siento! Es mío, no quería manchar la alfombra, f-fue un accidente...

—No lo sé, supongo que hongos o algo así. El edificio es antiguo y hay mucha humedad.—Trató de darle una justificación aunque sea un poco lógica, aunque la verdad no estaba muy seguro de que era aquella sustancia realmente.

—Tienes que revisar eso, tal vez respirar sus esporas está contribuyendo a tu mala salud.

Dejó escapar un pesado suspiro de frustración a lo que su invitado solo pudo levantar una ceja. Haciendo un gesto con la mano el castaño le restó importancia, indicando que no era algo de lo que debiese preocuparse.

—Carajo ¿Por qué todos siguen diciéndome eso? ¡Yo me siento bien!

—Schlatt, te ves de la mierda.

—Tú igual greñas mugrosas, pero yo no digo nada.

Su rostro absolutamente ofendido no tuvo precio, valió la pena incluso si debio escapar de él antes de que le estrangulara. Una vez se cansaron de correr en círculos se tumbaron en el sofá con un par de botes de helado y una cuchara para cada uno.

—¿Así que tu medicación no está funcionando?

—Nope.

—¿Programaste tu siguiente cita?

—Yep, para mañana, traerán a un Psiquiatra especializado. Puffy dijo que probablemente me receten antidepresivos así que... —Agarró la botella y miro a su contrario con una sonrisa. —Esta es mi última cena.

—Wow ¿Serás un adulto responsable y no mezclaras medicamentos con alcohol? ¿Quién eres y que le hiciste a Schlatt?

—Por mucho que ame autodestruirme, quiero seguir sin tener que lidiar con el desorden de Connor un poco más de tiempo. —Su sonrisa socarrona se agrió un poco, a la par que apretaba la botella entre sus manos.

Al ver esta reacción Quackity solo pudo observarle dolido, llevando una mano sobre su hombro para brindarle una sonrisa de confort antes de volver con su helado. Ahora que Connor ya no estaba, Quackity era todo lo que tenía.

—Quackity...

—¿Hum? —Respondió el azabache volteando hacia él, con los cachetes llenos de helado y algo de crema manchando su mejilla.

Schlatt rió y con cuidado llevó una mano hasta su rostro, limpiándo aquella suciedad con el pulgar. A pesar de haber terminado con su objetivo, mantuvo su mano sobre su piel en un tacto dulce y cercano.

—Quackity... no sabes cuanto agradezco que estes aquí.

—Aww ¿Te pusiste semtimental~?

—Hablo en serio. —Quackity comprendió y guardó silencio. —Fui tan malo contigo en el pasado y... y aún así estas haciendo todo esto por mí... no se que haría sin tu ayuda.

—Schlatt, cometiste errores, fuiste un hijo de puta, pero está bien, todos lo fuimos alguna vez. —Sonrió subiendo su mano hasta la del mayor, acariciando el dorso de esta con cariño. —Siempre estaré aquí para ti.

Schlatt le sonrió en respuesta, el ambiente, la calida sensación en su pecho, los recuerdos de aquella relación que arruinó en el pasado se mezclaron creando el momento idílico y antes de darse cuenta ya se había inclinado sobre el rostro del estudiante de leyes, quedando tan cerca que podía sentir la tibia la respiración contraria.

El rostro de Quackity se ruborizó pero lejos de establecer distancia entre su ex y él, se inclinó hacia el mayor mientras cerraba los ojo dándole permiso de continuar, y así lo hizo.

Un espantoso sonido resonó en el lugar, una especie de crujido húmedo y viscoso que le heló la sangre, El ruido fue rápidamente acompañado por un espantoso alarido de agonía cosa que le hizo apartarse asustado antes siquiera de poder juntar sus labios.

Entonces lo vio, un enorme cuchillo de carnicero se encontraba incrustado en el hombro del azabache. Quackity sujetaba la grotesca herida llorando y temblando por el insoportable del dolor mientras la sangre caía a borbotones, tiñendo su camiseta de un brillante carmín.

—MIERDA, QUACKITY —Gritó espantado, agarrando una manta y tratando de ayudarlo a detener la hemorragia.

No pudo hacerlo, la manta que sostenía se envolvió al rededor de su figura y una fuerza sobrenatural le arrancó de su lado, lanzandole hasta el otro lado de la habitación con violencia. Su espalda chocó contra la esquina de estantería arrancandole un grito. Tras el duro impacto Schlatt cayó al suelo con la mirada borrosa y sangre empapando su nuca, también se había golpeado la cabeza al punto de casi perder la conciencia.

—¡¿Q-Qué carajo...?! ¡¿Schlatt...?! ¿¡SCHLATT!?

Schaltt levantó su mirada borrosa en dirección a donde Quackity observaba, aterrorizado. Todos los cajones de la cocina se encontraban abiertos de par en par y cada elemento filoso de ellos se encontraba suspendido en el aire con un extraño brillo azulado a su al rededor, todos apuntando al mexicano agazapado en una esquina del sofá, temblando de terror.

—¿W-Wilbur...? —Sus ojos estaban desorbitados, sin poder reconocer a la silueta deformada que flotaba en medio de la habitación rodeada por las armas que amenazaban a su indefenso compañero.

D̶̗́̓̔ḛ̵͎͉͋͝v̵̧̦̉u̸͈̜̅̄̐é̴͔͗ḽ̸̇̅́v̶͓̯̻̊ḙ̷͍̬̐̽̕͝ḿ̷̳̹̣͈͒̊̏è̸̮͜ ̸͇̋ả̷͖̀́͝ ̶̤̜͗̓m̵̧̲͚͎̾̋̐i̶̧̽̋͘͝ ̶̖͊ͅS̸̫̺̫̈͒̔̕c̸̜̝̖̍̈̚͘h̸̢͉͓̼̊͠l̸͓͕͔̔a̵̩̱͕͐̿t̴͎̓͜͝͝t̴̤̊ͅ...

Phantom voice [Schlattbur]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora