4: My light in drakness

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Cuatro semanas pasaron después de ese evento, los jóvenes ahora eran más cercanos a los Metkayina, al igual que sus padres y madre quienes parecían ya ser aceptados por el clan. Ahora los jóvenes Omaticaya se encontraban nadando en las aguas de el arrecife junto a los hermanos Metkayina y su amigo Rotxo quien se encontrar mirando a Kiri con mucho aprecio y asombroso cosa que noto Tuk pero está solo lo paso por alto y siguió concentrada en las enseñanzas de Tsireya.

Aonung por su lado estaba nadado al lado de Neteyam quien estaba concentrado en mantener a la vista a sus hermanos cosa que hizo que él heredero de Metkayina interrumpirá nadado al frente del Na'vi, tapado su vista.

vamos, relájate un poco, ellos no se irán a ningún lado, están a salvo con nosotros— dijo con movimiento de las manos, idioma de señas. Pero Neteyam solo negó, era su deber como hermano mayor el cuidar de sus hermanos y si su deber como el mayor el cuidar de todos, Aonung solo negó con la cabeza —ven— hablo en idioma de señas, agarro a él Na'vi de la mano y nado con el a un lugar que el otro no entendía.

Tsireya quien los vio alejarse sonrió al saber hacia donde su hermano llevaba al principio del clan Omaticaya.

Ambos montaron en sus Ilus y fueron llevados a una especie de cueva donde desmontaron de sus criaturas y mandaron a las profundidades.

—te presento... Nuestro árbol de las almas— le mostró el hermoso árbol que poseía en las profundidades del lugar.

Neteyam nado hacia el árbol maravillado, después miro a Aonung quien se conectaba a este con tranquilidad así que copio la misma acción. Voces eso era lo que escuchas las voces de niños y adultos, despertó estaba en el mundo espiritual mirando a un montón de Na'vi jugar.

Aonung de pronto apareció a su lado con una sonrisa, un niño se acercó a ellos y les extendió dos brazaletes de perlas marinas que de forma extraña Neteyam tomo pero el príncipe de Metkayina por otro lado supo que significaba esa acción. El niño les sonrió y después se fue corriendo con su familia quienes al verlos solo hicieron una reverencia con la cabeza antes de que los dos abrieran los ojos, desconectado los Tsaheylu de el árbol de las almas.

Neteyam le sonrió al mayor antes de nadar hacia la superficie en busca de oxigeno, Aonung por su lado solo lo vio subir antes de ver su muñeca, hay se encontraba la pulsera que les había dado el niños entonces suspiro, miro arriba, supuso que debía aceptar tu destino y quizás después de todo no era tan mala elección.

—eso fue hermoso— dijo Neteyam cuando esté salió de las aguas —su árbol de los espíritus es igual de hermoso y misterios que el nuestro... Aún que... Tiene sus formas difíciles de llegar a aquí— dijo burlesco, pero algo que noto fue que su acompañante no estaba prestado nada de atención a lo que decía —¿Qué pasa?—

Aonung lo mira, muerde su labio inferior antes de contestar. No sabía si decir la verdad o inventar una escusa —De todos los que poseen estás marcas en tu clan... ¿Cuántos han podido tener sus dones?— eligió responder una duda que había tenido desde que el tema fue mencionado.

El príncipe de la tribu Omaticaya miro a su compañero —bueno la verdad es que solo mis hermanos y yo hemos podido despertar algún don, los demás son solo protección— explico, dando una respuesta a la pregunta del príncipe de el clan en el que ahora vivía.

—¿En algún momento... Quieres volver a tu tribu?— pregunto con cautela, querido saber la respuesta del contrario.

Neteyam por su lado miro a el techo de la cueva, nunca pensó que alguien le hiciera esa pregunta. Quizás hace tres semanas fuera dicho que si sin dudarlo pero ahora dudaba un poco y eso se debía al principio Metkayina, por qué no podía negar que tenía sentimientos por este.

Avatar: aires de libertad (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora