-Capítulo 2-

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13 DÍAS PARA DESAPARECER

Ir a clase ya no me resultaba tan costoso. Era lo único que me hacia olvidarme del resto de problemas. Bueno, realmente no era el hecho de ir a clase, era el hecho de estar con él, con Nash. Cuando estoy con él me siento segura. Era la misma sensación que experimentaba con Adam, pero con el chico pelirrojo lo notaba diferente. Era una sensación mucho más fuerte. Los dos queríamos algo más y se notaba desde la lejanía. El día anterior, cuando lo vi por primera vez, supe que íbamos a tener una fuerte relación, pero nunca habría pensado que esa misma tarde me iba a pasar horas delante de la pantalla del móvil hablando con él tanto en videollamada como por chat. Por muy poco tiempo que haya pasado desde la primera vez que nos miramos, nos queremos, y eso es algo que nadie va a lograr cambiar. No había pasado ni un día y yo ya quería tenerlo junto a mi por el resto de mis días. Con él era yo misma, me sentía única cuando hablaba con él...

-¡Mia!

Me despierto rápidamente y en menos de diez segundos ya estoy de pie. Mi padre abre la puerta de mi habitación lleno de furia.

-¿Quién te crees que eres como para no estar preparada ya?

Miro el reloj que tengo en mi habitación y veo que son las 7am.

-Papá, son las siete. Tengo una hora para...

Pero no me da tiempo a acabar de hablar. Mi padre me tira sobre la cama.

-¿Piensas llevarme la contraria niña malcriada?

Lo miro con cara de asombro. Cada día me parece más surrealista la forma de ser de mis padres.

-Contéstame Mia, ¿estás segura de que quieres llevarme la contraria?

Me aguanto las ganas de llorar y respondo.

-No papá... Lo siento mucho...

Y, sin decir nada más, mi padre sale de la habitación dando un fuerte portazo.

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-Me voy...

Miro a mi madre, que saca la cabeza desde el pasillo.

-Sí, sí... Vete ya y para de molestar.

La miro con enfado y cierro la puerta de mi casa. Camino hasta mi instituto y ya allí me preparo para entrar. Mientras ando por los pasillos miro hacia todos lados en busca de Nash, pero no lo logro ver por ningún lado. Cuando estoy frente a la puerta de mi clase me arreglo el pelo y entro. Veo que Nash ya está allí, sentado en su mesa, esperándome con una sonrisa. Me acerco y me siento en mi silla.

-Hola.

Él me mira con esos precios ojos azules y me saluda.

-¿Qué tal estás?

Le respondo lo más sincera que puedo.

-Bien... Podría estar mejor, pero dentro de lo que cabe estoy bien.

-¿Te ha pasado algo?

Miro al chico y veo que realmente se está preocupando por mi.

-No...

Saco todo lo que voy a necesitar para las clases y lo voy colocando sobre mi mesa. Noto que Nash me agarra de la mano y me vuelve a preguntar.

-Mia... Sé que te ha ocurrido algo. Confía en mí, ¿vale? ¿Qué te ha pasado?

Le miró fijamente a los ojos y siento que realmente debo contárselo, pero soy incapaz de hacerlo. Si ya me cuesta contarle cosas a Adam, con Nash va a ser mucho más complicado, pero sé que en algún momento lo conseguiré.

-No me ha pasado nada Nash, puedes estar tranquilo.

El chico decide no insistir más y aparta su mano de la mía.

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La hora del recreo ha llegado. Recojo todas mis cosas y espero a Nash. Cuando estamos los dos preparados nos dirigimos hacia los lavabos. Ya allí entramos en el de mujeres y nos encerramos en uno de los cubículos. Nos sentamos uno enfrente del otro. Nash me mira repetidas veces, pero cuando le devuelvo la mirada él la aparta. Después de unos minutos en los que ninguno de los dos decimos nada decide hablarme.

-Mia, ¿puedo preguntarte algo?

-Claro.

Nash se piensa un poco lo que me va a decir y luego se atreve y habla.

-¿Tú crees que podríamos llegar a tener algo más que una amistad?

Aquella pregunta me pilla de sorpresa. Resulta que él también nota algo diferente, algo especial.

-Yo creo que si dos personas aprenden a quererse correctamente sí que pueden tener algo más que una amistad.

-¿Y esas dos personas podríamos ser nosotros?

-Sí.

Nash sonríe.

-Es que la verdad... Me gustas mucho Mia.

Si antes ya estaba sorprendida, aquello me deja mucho más extrañada.

-¿De verdad? ¿No será una broma, no?

El chico ríe.

-¿Porqué te haría una broma? Eres la única persona con la que puedo hablar de lo que sea, no podría hacerte algo así.

-Es que siempre que me han dicho eso ha acabado siendo una broma o un reto... Ya no puedo confiar como lo solía hacer.

Nash se acerca y se sienta a mi lado. Me agarra las manos y las coloca entre las suyas.

-Mia, yo te quiero. ¿Quieres que seamos algo más que amigos?

Esa idea no me disgusta, pero siento que es algo muy precipitado. Nos conocimos ayer y antes de salir con alguien debo conocerlo a la perfección.

-Nash, yo también te quiero, pero...

La sonrisa del joven desaparece.

-Creo que es un poco adelantado. Necesito que pase un poco más de tiempo para que los dos nos podamos conocer mejor...

Nash se aparta unos centímetros y se pone a jugar con los cordones de sus zapatillas.

-Sabía que iba a ocurrir esto... Si no quieres solo tienes que decirlo.

-Pero Nash, yo te quiero y me encantaría salir contigo, pero aún tengo que conocerte mejor.

-Ya, claro...

Tras ver la decepción de Nash, mi corazón se derrite y decido hacer algo de lo que me arrepentiré más tarde.

-Está bien Nash, sí quiero salir contigo.

Mariposas (Parte 2) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora