-Capítulo 6-

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9 DÍAS PARA DESAPARECER

Todo volvía a tener algún tipo de sentido en mi vida. Al fin había arreglado todo con Nash y ya me sentía completa de nuevo. Por otro lado, mi amistad con Adam seguía igual de bien que siempre, nada en el mundo haría que eso cambiase.

Hoy es domingo y he quedado con Nash para ver una película en su casa.

Me dijo que, para fortalecer nuestra relación y así acabar de volver a ser los mismos, fuera y pasara la tarde con él. No me pareció una mala idea así que acepté.

Nash viene a recogerme y luego nos vamos juntos andando hasta su casa. Por el camino nos agarramos de la mano y nos sentimos más cerca que nunca. Al llegar a la finca de Nash no noto nada raro, es un lugar normal y corriente. Subimos hasta su piso y ya allí abre la puerta de su casa. Al entrar lo primero que veo es la cocina a mi derecha y el salón a mi izquierda. Luego diviso un pasillo que contiene el resto de habitaciones y el lavabo.

-Hoy mis padres no van a estar en toda la tarde, así que habrá mucha más tranquilidad que de normal.

-Está bien.

Nash me lleva hasta su cuarto y me invita a sentarme en su sofá para así ver la película en la televisión que queda justo enfrente. Él sale de la habitación y me deja unos minutos sola, lo que yo aprovecho para observar la sala. 

Tiene muchos posters colocados por todas las paredes, algunos de películas, otros de videojuegos... Pero los que más me llaman la atención son unos que me hacen estar bastante incómoda. Se tratan de unas imágenes de mujeres semidesnudas. Las miro con cierto asco, no por lo que son si no por el uso que les dan la mayoría de adolescentes, y al instante vuelve Nash. Ve la situación y rápidamente arranca los carteles.

-Perdona, sé que no debería de tener algo así.

Le sonrío. Él se acerca y me besa delicadamente en los labios. Luego se sienta junto a mi y empieza a buscar una película para ver. Al final decidimos que vamos a ver Eduardo Manostijeras, película con la cual yo seguramente acabe llorando.

Durante la película no paro de sentirme incómoda, siento que algo me falla, pero de cierta manera no quiero irme de allí porque quiero mucho a Nash y no quiero separarme de él.

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Acaba de terminar la película. Nash me mira y sonríe.

-No llores...

Me limpio las pocas lágrimas que tengo en el rostro y luego él me abraza.

Ver Eduardo Manostijeras es algo que siempre me ha encantado. Cuando la vi por primera vez lloré mucho más, pero nunca puedo evitar soltar unas lágrimas. Ver como él intenta hacer cosas y no las consigue por culpa de las tijeras de sus manos me hace sentir mucha empatía y al final acabo poniéndome en su lugar.

-Mia, ¿te puedo preguntar algo?

Yo asiento y espero su pregunta.

-¿Estarías dispuesta a...?

El chico señala hacia su cama y yo entiendo a lo que se refiere. Quiere mantener relaciones sexuales conmigo.

-¿Porqué lo preguntas?

-No sé, la verdad es que tengo ganas.

Me muevo bruscamente hacia el lado más alejado del sofá y me quedo allí inmóvil. Él me mira y se acerca para luego colocarme una mano sobre el muslo.

-¿Qué pasa?

Intento calmarme. Desde que tengo uso de razón, cuando alguien habla de eso, me pongo muy nerviosa. Al principio no lo entendía pero poco a poco fui entendiéndolo. Me gustaría decir que no es así, pero fue todo gracias a las amenazas de mi padre, que me decía que si me portaba mal me haría sufrir. Yo no sabía de que manera lo haría hasta que llegó el día que lo intentó. Por fortuna yo conseguí escaparme de sus agarres y me encerré en mi habitación. Cuando salí ya se había calmado, pero esa no fue la primera vez, hubieron muchos más intentos. Gracias a todo eso, hablar de ese tema me hace sentirme incómoda e insegura, por lo que lo odio.

-Si no quieres no pasa nada. Es algo entre dos personas, si una no quiere no se puede hacer.

Giro el rostro para mirar a Nash y él me sonríe. Yo le devuelvo la sonrisa y hablo.

-Me gustaría esperar un poco más...

Él asiente y me besa. Me abraza y me retiene allí, contra su pecho, por unos minutos más.

-No pasa nada, no hay prisa...

Nash se separa de mi y se acerca a un póster que tiene. Me fijo bien y veo que es de The Walking Dead.

-¿Te gusta?

Le soy sincera y le respondo.

-No me la he visto.

Aquello le sorprende mucho al joven y se me acerca exaltado.

-¿¡Cómo que no te la has visto aún!?

Río y él se molesta.

-No me la he visto porque nunca he conocido a alguien que le guste.

-Pues voy a hacer que te la veas.

Nash me guiña el ojo y se vuelve a sentar junto a mi.

-Vas a acabar consumida por la mejor serie del mundo, recuerda este momento.

-Ya claro, eso habrá que verlo.

El chico me agarra del rostro y acerca mis labios a los suyos.

-Ya te digo yo a ti que sí.

Y tras eso me besa. Cuando nos separamos hablo.

-Pues si yo me veo esa serie tú te vas a tener que ver algo que yo diga.

-Me parece bien, acepto.

Los dos nos reímos, contentos de volver a estar bien. Realmente necesitaba estar así con alguien. Hacia tiempo que no sentía ese amor con alguien y tener a Nash conmigo me hacia sentirme orgullosa de mi misma. Sé que lo nuestro durará mucho y de verdad que espero nunca hacerle daño.

Mariposas (Parte 2) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora