-Capítulo 10-

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5 DÍAS PARA DESAPARECER

Yo esperaba que Adam viniera a buscarme. De verdad que esperaba aquello, pero no ocurrió. Llegué a casa y conforme entré fui directa a mi habitación y allí me quedé por el resto del día llorando. No había forma de que algo me calmara. A todo esto hay que sumarle que mis padres me estaban exigiendo constantemente que hiciera algo de provecho, pero yo obviamente no hice nada. Llegó la noche y yo me dormí.

Al despertarme he visto que los ojos los tengo hinchados y rojos, algo normal después de haber estado horas y horas llorando. Me he levantado y he ido al lavabo para hacer todo lo que debo hacer. Al terminar he salido y me he dado cuenta de que mis padres no están, algo normal ya que suelen pasar de mi y no me avisan si salen de casa. Camino hasta la cocina y desayuno, luego vuelvo a mi habitación, me visto y me quedo viendo la televisión durante el resto de la mañana.

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Ya es la hora de comer y mis padres no deben de tardar en llegar. Escucho la puerta abrirse y al instante escucho las voces.

-Hola Mia.

Mi madre me saluda y se sienta a mi lado. Me mira fijamente durante unos segundos y luego me habla de nuevo.

-¿Porqué estás así?

-Así cómo.

-Con esos ojos.

Analizo la respuesta y hablo.

-Nada, solamente me ha pasado algo, pero ya estoy bien. No hace falta que os preocupéis.

Mi madre asiente y esto me sorprende. Me esperaba una respuesta.

-No nos íbamos a preocupar de todas formas.

Mi madre no reacciona ante aquello que acababa de decir mi padre. No sé porqué, pero todos los días siento que mis padres cambiarán cuando sé perfectamente que no ocurrirá.

Miro a mi padre y luego salgo de la sala para dirigirme a mi cuarto. Ya allí me empieza a sonar el móvil. Miro la pantalla y veo el nombre de Adam.

-¿Qué quieres Adam? Ya te he dicho que no quiero saber nada de ti.

El chico tarda unos segundos en contestar, pero luego habla.

-¿Puedes salir de casa un momento? Necesito hablar contigo, de verdad.

Cuelgo la llamada con la ira recorriéndome todo el cuerpo y, sin decir nada a mis padres, abro la puerta y salgo. Allí fuera me encuentro a Adam.

-Hola...

No me molesto en saludarle y simplemente espero que hable.

-Mia, ayer vine a buscarte para hablar contigo y contarte la verdad pero tu padre no me dejó entrar...

-¿Esperas que me crea eso?

Adam no parece rendirse en ningún momento e ignora mi comentario.

-Lo que pasó en la fiesta... Lo que Nash te contó es todo mentira.

Yo suelto una risa irónica y él me agarra del brazo.

-Mia, yo vi como él te estaba... Ya sabes...

-Vale, ¿y como pretendes que me lo crea? ¿Tienes pruebas de algo?

-Oye Mia, sé que es una situación complicada porque no sabes a quién creer, pero el amor te está cegando. Sabes perfectamente que yo nunca haría algo así, me conoces bien y en el fondo sabes que todo lo que Nash te ha contado no es verdad. Sabes que lo que yo te estoy diciendo es cierto, solo te falta despejarte la mente y pensar con lógica. ¿Porqué haría yo algo así?

Las lágrimas empiezan a caer por mi rostro. Sí, todo aquello era cierto, pero mi corazón se negaba a pensar que Nash era ese tipo de persona que solo te quieren para utilizarte...

-¿Tienes pruebas para que yo termine de creerte?

Adam se levanta un poco la camiseta y me enseña unos moretones que tiene. Luego me enseña unas cuantas heridas más y me explica todo.

-Mia, fui a buscarte y te encontré drogada con Nash. Supe al instante lo que estaba ocurriendo, así que intenté sacarte de allí, pero Nash me bloqueó el paso y al final acabó pegándome. Me dijo que si intentaba volver a salvarte él te haría algo peor. Luego recuerdo que unos amigos suyos me sacaron de la casa. Ya no sé nada más...

La cabeza me da vueltas. De cierta forma creo que la razón la tiene Adam, pero Nash... No puede ser que me haya enamorado de un completo psicópata...

-Está bien, te creo.

Adam corre y me abraza. Siento que la calidez de su cuerpo me vuelve a llenar y noto que ese pedazo de mi corazón se vuelve a unir. Realmente necesitaba ese abrazo, lo necesitaba más que nunca. Pero hay algo que nunca volverá. Saber que Nash hizo aquello y que encima me mintió y culpó a Adam de todo... Nunca se lo perdonaré...

-Te quiero mucho Mia, sabes que no soy capaz de hacer tal cosa, ¿verdad?

Adam me mira a los ojos esperando mi respuesta.

-Sí, lo sé. Siempre lo he sabido. No sé porque he creído a Nash antes que a ti... He sido una estúpida, una tonta...

-Mia, es totalmente entendible que le creyeras a él. Planeó la historia perfecta para que tú le creyeras. Estabas en un momento complicado y es normal que te apoyaras en él...

Nos volvemos a abrazar y ahora quedaba la parte más complicada. Ahora yo debía hablar con Nash sobre lo ocurrido y dejarle las cosas claras.

Mariposas (Parte 2) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora