Parte 4/? +18

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-¿Me acompañarías a mi casa?

-Claro, Horacio.

-Vale, pero primero bailarás conmigo. Luego veremos si... surge algo más.

-Ok, que surja cualquier cosa, sólo espero que sea contigo.

-Je je...

Se lo lleva para bailar con el rubio cenizo, pero más que bailar, fueron toqueteos tímidos y besos apasionados.

Horacio tomando la cintura de Volkov, mientras movía sus caderas al ritmo de la música. El ruso tan sólo trataba de seguirle el paso al sensual bailarín que tenía delante. Distraído por los besos que se daban.

-Mmh...-Entreabre sus ojos, veía esas sombras oscuras en los párpados de Horacio mientras lo besaba. Este pasó sus besos a una de sus mejillas, haciendo que sonriera.

Las marcas de labial eran tenues, ya que la mayor parte estaba en los labios del ruso.

-Vamos a... tu casa...

-Vale. Pagaré lo de los dos y nos vamos.

-No hace falta, yo tengo dinero.

-No te preocupes. De verdad, lo pagaré yo.

No pudo discutir con él, Horacio decía algo y lo cumplía. Pagó rápido, y gracias a la entrada VIP, Volkov tenía descuento en las bebidas.

No tardaron mucho en salir y tomar un taxi. Después de todo, Gustabo tenía las llaves del coche y no quería que los interrogaran.

Horacio acariciaba uno de los muslos del ruso, quien suspiraba por lo bajo y le acariciaba la espalda al mayor. Le hacía también cariñitos en la cresta, sintiendo la suavidad de su cabello.

Ambos con las mejillas rojitas por el alcohol. Y aún más por las caricias que recibían del otro.

Al detenerse el coche frente a una mansión en el lado rico de la ciudad, ambos controlaron sus manos para poder seguir dentro, en la casa y más cómodos.

Horacio le pagó y ambos bajaron. El moreno abrió la reja e invitó a pasar a Volkov. Este le siguió hasta la puerta mientras era abierta.

Una vez dentro, Horacio cerró la puerta con seguro, no se arriesgaría a que alguien entrara a pesar de su experiencia con las armas.

Volkov le esperaba en el pasillo que daba a la sala de estar. Parecía algo agotado, quizás por todo lo sucedido en el Galaxy.

Se acercó a él y tomó sus caderas, este colocó sus brazos por sobre los hombros del moreno, casi alrededor de su cuello.

-¿Quieres... seguir?

-Sí. Nunca me... había sentido así... con nadie...-Arrastraba sus palabras debido a lo tomado que estaba y Horacio no se quedaba atrás-Y aunque sea sólo hoy... lo deseo. Te deseo a ti...

Toma su mentón-Yo también te deseo-Lo jaló un poco hacia abajo, así, susurrando sobre sus labios, hasta que lo besó otra vez.

Se separó unos segundos para agacharse un poco y poder tomarlo por los muslos y cargarlo. Al volver a como estaba, le dio un par de piquitos.

-¿Qué haces?

-La cama está más cómoda que el sofá.

-Ah, vale.

Enredó sus piernas en la cintura del pelirrojo, dejando que lo lleve a su habitación. Subió las escaleras con él y entró a una habitación en la que solo estaban encendidas unas luces led rojas.

Las mariposas revolotean en sus estómagos por la situación. Sentían nervios, más no eran malos, sino que estaban ansiosos por seguir.

Horacio lo acostó en la cama, este desenredó sus piernas de su cintura.

¡¿Me fo... al director Federal?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora