Parte 12/?

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—Viktor...

Dejó salir un suspiro al nombrarlo.

—Hola—Acomodó unos pelitos que estaban estorbando su vista. Bajó un poco sus ojos para poder conectarlos con los bicolores brillantes del moreno.

—No esperaba... toparme contigo hoy.

—No se haga, agente, si ya sé que suele venir por mí.

—No, de verdad, hoy fue una... muy bonita casualidad.

—¿Sólo hoy fue una casualidad?

—Ah... no, no quise decir eso... digo... no, no sé, yo... Me estás haciendo enredar—Rió, algo nervioso por no poder ni formular una oración—Me pones nervioso.

—¿En serio?—Dio un paso hacia él, acortando la distancia.

—Eh, Viktor, ¿Por qué de la nada... te me acercas tanto? O sea, no me estoy quejando, pero se me hace raro.

—Porque... comprendí algunas cosas. Y deberías agradecerle al novio de tu amigo, porque si no fuera por él quizás no me hubiera dado cuenta.

—¿Al barbas?—Se acerca un poco, sintiendo como sus dedos rozaban los del ruso en frente suyo—Mmh, quizás le envíe un recado con mi amigo... o contigo. El gris te queda muy bien.

—¿Tú crees?

—Sí, te ves... muy bonito—Tomó su mano y la fue subiendo despacio—Perdóname, pero ahora realmente estoy ocupado con unos asuntos muy complicados y no tengo mucho tiempo—La mano de Volkov quedó a la altura de sus labios, a lo que la besó aún estando con su máscara puesta.

—Lo sé, tu vida como un federal seguro que es muy difícil.

—Sí... pero aún así quiero que sepas que yo te quiero, bonito.

Acariciaba los nudillos de Volkov con su pulgar.

Ambos sentían al otro temblar. Se ponían tan nerviosos entre sí y les gustaba ser los causantes de esos nervios.

—Horacio—susurró mientras se agachaba un poco, acercándose al rostro del moreno—Tómate el tiempo que necesites, yo esperaré a que estés más tranquilo.

—¿Sí?

—Sí—Se soltó del agarre de Horacio y tomó su rostro, pegando sus labios con los del moreno. Besándolo por encima de aquella máscara que le cubría.

Tan cortito, pero tan significativo para ambos.

Volkov se separó, pero tomó aquella máscara con el diseño de una calavera impreso en ella. La mano del pelirrojo sujetó la suya, indicándole que no era correcto que se la quitara allí.

—No te preocupes, no la quitaré toda—con eso, la mano de Horacio fue bajando despacio, dejándose hacer.

Fue enrollandola de a poco, dejándole ver la piel de su cuello, luego su barba y al fin, sus gruesos labios. Tomó con delicadeza ambas mejillas del de ojos bicolores.

Se veían sin emitir ninguna palabra. Sus miradas lo decían todo.

Viktor volvió a acercarse y lo besó, esta vez la máscara no estorbó para que sus labios volvieran a unirse, como en aquella última charla que tuvieron.

Al separarse, Horacio volvió a bajar su máscara, dispuesto a irse. No sin antes acercarse y dejar un beso en la mejilla del ruso, colocándose de puntillas para alcanzarlo.

—Nos veremos después, Viktor—Dio una última caricia en el rostro del mencionado—Eres tan hermoso. No me quiero ir, pero... debo hacerlo.

—Ve. Yo sé que tienes mucho trabajo.

¡¿Me fo... al director Federal?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora