Capítulo 13

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Daphne.

La pensaba siempre. De día, de tarde, de noche y de madrugada. Comiendo, estudiando, durmiendo y soñando. ¿Era tan difícil realmente verla y no poderle decir todo lo que siento?

Sí. Tan difícil que se me dificulta hablar cuándo ella está cerca. Se me olvida respirar cuándo la veo. Y no pienso en nadie más que no sea ella.

La quería en todos los sentidos y la deseaba tanto que el día en que por fin la tuviera no la dejaría ir por nada del mundo.

Fue realmente difícil controlarme en el auto cuándo ella me vió lamerme los labios inconscientemente. Fue tanto que al apretar demasiado el volante del auto mis nudillos quedaron casi morados por la fuerza que implementé. Ella no lo notó, o sino se hubiese preocupado el doble de lo que estaba por su mamá. 

Aún no cuadramos la fecha y el lugar en que será nuestra salida, por ende decido escribirle.

Daphne: hey, ¿estás?

Kristen: hola, aquí ando, cuidando a mi madre

Daphne: oh, lamento molestarte

Kristen: que tal, para nada, ¿sucedió algo?

Daphne: nop

Daphne: solo quería preguntarte en dónde te gustaría que fuese nuestra salida

Kristen: ahhh, por mí no hay problema en dónde sea

Kristen: escogelo tú

Daphne: vale, tengo pensado uno en mente

Daphne: sábado a las 3, yo te recojo

Kristen: dale, está bien. Nos vemos luego, Daph.

No le respondo y termino el trabajo pendiente de la otra noche.

Salgo de la habitación para bajar y preparar un café frío pero desgraciadamente me topo con mamá.

—¿Ya no saludas o qué?

—Lo siento por ser yo quién deba saludarte y no tú.

—Soy tu mamá, es tu obligación.

—No. Eres mi mamá, pero no es mi obligación forzarme a saludar a alguien que no hace el mínimo esfuerzo por hacerlo con sus hijas. Con permiso.

Subo rápido a mi habitación para encerrarme y no oírla más. A veces se pasa de la raya definitivamente y no lo estoy tolerando mucho que digamos. Antes le hacía caso en todo lo que ella mandara, ahora no. Crecí y decido lo que quiero y no hacer con mi vida, y obligarme a saludarla no es algo que quiera.

El cansancio me sobrepasa y el no comer lo empeora aún más. Me siento pálida y súper débil, sin fuerzas siquiera para hacer algo.

No como, no me gusta hacerlo y tampoco me da apetito, pocas veces me da. No es algo a lo que le tome importancia porque tengo más prioridades en mi vida.

Tomo unas cuántas pastillas para el dolor y me acuesto para dormirme. Pero pasé una se las peores noches de mi vida.

•••
¡Hola!

Aquí podemos ver un poco de la mala relación de Daphne y su mamá.

La conversación de Kaphne fue demasiado curiosa para mí escribirla, amé jajajaja.

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