Dios del caos

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Juan se encontraba explorando durante la noche, el quiere mucho a todos sus compañeros del pueblo pero simplemente hay momentos en los que le gustaría hacer cosas por su cuenta en vez de escuchar sus gritos en el oído en todo momento. Así que bajo el manto de la noche decidió adentrarse en territorio desconocido, realmente no sentía miedo, después de todo el era el hechicero supremo, si algo salía mal simplemente usaría su magia para volver a casa como si nada.

... Bueno quizá si sentía algo de miedo, escuchar a las arañas caminar o a un creeper a punto de explotar siempre le ponía los pelos de punta, nada que no pudiese manejar. Tras caminar un buen rato se encontro con una aldea abandonada, las casas se veían en mal estado pero estando tan lejos era probable que ninguno de sus compañeros hubiera estado aquí antes, si había algún material valioso aquí seria solo para el!

Entro a varias casas encontrando cofres casi vacíos, la mayoría tenia algunas pepitas de hierro o barras de pan bastante viejas. Juan se detuvo al escuchar una rama crujir, se asomo por la ventana rota intentando ver al mob que lo había ocasionado, con algo de suerte seria una oveja o quizá algún zorro corriendo por ahí, el problema de salir de noche es que realmente no podía ver nada en la lejanía y lo poco que si alcanzaba a ver eran sombras de los arboles. Dio un pequeño salto al escuchar nuevamente una rama crujir, pero aun así no lograba ver a nadie ni nada ... quizá alguno de sus compañeros si lo había seguido y le estaban jugando una broma.

"Ya! Muy graciosos no?" Dijo en voz alta esperando escuchar la risa de alguien, pero solo fue recibido por el silencio y eso ya lo estaba poniendo nervioso. "Auron? Biyin? Ari? Zorman?" Dijo nuevamente en alto y como la ultima vez fue recibido con silencio absoluto, esto le estaba dando mala espina no importa quien lo haya seguido el vuelve a casa ahora mismo, salir de la casa fue su primer error.

Tan solo dio un paso afuera algo lo golpeo por detrás justo en la cabeza y a pesar de no dejarlo inconsciente, el golpe logro tumbarlo y aturdirlo lo suficiente para que su agresor forzara ambas manos sobre su cabeza manteniéndolas juntas con algún tipo de brazalete de hierro, la risa que escucho le causo escalofríos.

El agresor lo jalo dentro de la casa arrojándolo contra una pared sin mucho cuidado. "Tu eres el elegido de esos dioses de pacotilla? Que decepción, esto fue tan facil que es aburrido." Juan intento levantarse, pero gracias al golpe todo le daba vueltas, el agresor lo pateo con fuerza en el abdomen forzándolo a quedarse en el suelo por el dolor. "Vamos a dejar una cosa en claro elegido, tu no te mueves, no hablas, no respiras mientras yo no lo diga. Entiendes?"

Juan lo miro con rabia, no sabia quien era esta persona, solo sabia que tenia que pelear o al menos dar la suficiente lucha para salir de ahí. "JODETE!" Grito en hechicero intentando utilizar sus poderes, sin embargo, unas marcas parecidas a algún tipo de runas en el brazalete brillaron de color rojo. En lugar de lanzar un hechizo, sintió como si un rayo le hubiese caído encima y el agresor se rio en su cara una vez mas. "Si que eres un inepto, ese trio de inútiles no te enseñaron sobre las runas? Lanza todos los hechizos que tu quieras, ese bonito regalo de mi parte hará que todo rebote hacia ti."

Juan se retorcía levemente en su sitio al sentir como su propia magia lo lastimó, ahora sabia dos cosas sobre esta persona, la primera es que el también es un usuario de magia y una bastante poderosa que ni el propio hechicero sabía de su existencia, la segunda es que esta persona es un peligro para el y tiene que salir de ahí inmediatamente.

"DIOSES DEL TO-" Comenzó a gritar Juan, ahogándose con sus propias palabras al sentir la mano de su agresor sujetar su cuello con suficiente fuerza para cortar su respiración. Instintivamente sujeto el brazo con sus manos intentando alejarlo de el, no tuvo mucho éxito. "Si crees que voy a dejarte hablar con esos tres estas muy equivocado." Un brillo morado y negro apareció en la mano que le impedía respirar correctamente, la luz le permitió ver mejor a su agresor y la sonrisa con la que lo miro solo le hizo intentar pelear con mas desesperación. "De hecho no dirás una sola palabra hasta que termine contigo" el brillo se volvió mas fuerte y Juan sintió como si su cuello se estuviera quemando, el agresor lo apretó con un poco mas de fuerza, disfrutando el terror en la mirada del hechicero antes de soltarlo.

Matar a un dios • SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora