Represalia

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Spreen no sabe cuanto tiempo se quedo sentado en el suelo consolando a Juan lo mejor que podía, solo sabía que el sol ya había salido por completo cuando Juan por fin dejo de llorar, el chico entre sus brazos aun temblaba aunque de forma mas leve. El hibrido se separo un poco de el para intentar verlo a los ojos, pero Juan solo desvió la mirada, el hechicero jamás se había sentido tan frágil y vulnerable, el y Spreen apenas se consideraban amigos y tuvo que ser el quien lo encontro en un estado tan deplorable.

Escucho al hibrido suspirar, no lo obligaría a verlo lo ultimo que necesita Juan es que lo obliguen a hacer algo que no quiere … en especial si realmente paso lo que el oso piensa. “Vamos, te llevare a casa. ¿Crees que te podes levantar?” Juan, aun inseguro de si podía o no hablar solo asintió, realmente no se sentía capaz, cada parte de su cuerpo dolía pero realmente tampoco quería seguir ahí.

Spreen se levanto esperando a que el contrario hiciera lo mismo … a Juan le costo mas de lo que le gustaría solo ponerse en pie, sus piernas temblaban rehusándose a cargar con su propio peso por el dolor que esto le provocaba, pero no quería venirse abajo. Solo quería ir a casa y dormir, fingir que todo lo que paso fue un mal sueño, que el tal dios del caos no existe y que el jamás le hizo daño.

Juan respiro profundo sujetando con mas fuerza su capa y dando un paso al frente, la única razón por la que no cayo al suelo es porque logro recargarse en la pared a tiempo y porque Spreen lo sujeto para ofrecerle algún tipo de soporte. “Ven capo, en nada volvemos al pueblo y quedas joya.” Dijo Spreen en un intento de que Juan se sintiera mejor, puso un brazo de Juan sobre sus hombros y coloco su mano a su costado para ayudarlo a caminar devuelta al pueblo, el castaño no parecía sentirse del todo cómodo con la mano cerca de su cintura, pero si esto lo hacia volver a casa mas rápido podía soportarlo.

A medio camino el cuerpo de Juan no pudo mas, sus rodillas cedieron manteniéndose en pie únicamente porque Spreen lo estaba sosteniendo, Juan no se sentía con la fuerza para seguir así. Spreen sintió la mano de Juan clavarle las uñas al mismo tiempo que el castaño mordía su labio para reprimir un sonido de dolor. Antes de que pudiera preguntar que paso su nariz percibió el olor de sangre otra vez, Spreen bajo la mirada hacia las piernas del mago esperando estar equivocado.

No lo estaba.

Vio como gotas de sangre comenzaban a caer sobre el pasto, no lo pensó dos veces en cargar a Juan y salir corriendo a toda velocidad hacia el pueblo, Juan no intento oponer resistencia, estaba exhausto, solo quería tomar una siesta eso era todo. “Juan?! Juan mas te vale quedarte despierto pelotudo!” Juan lo estaba intentando, realmente estaba haciendo todo lo posible por seguir despierto.

No lo logró.

Spreen corrió tan rápido como pudo hasta Spreenfield, nunca pensó que ese hospital seria tan útil. Recostó a Juan sobre una cama, apresurándose a contactar tanto a Mayichi como a Zorman, siendo ellos lo mas cercano a un doctor en ambos pueblos. No quiso ser muy especifico, honestamente pensaba que Juan no quería ningún tipo de ayuda pero considerando la situación no podía darle ese gusto, lo que si podía hacer era no decir nada que rompiera la privacidad de Juan. Tan solo decir que encontro a Juan muy mal herido y que no despertaba fue suficiente para hacer que ambos vinieran en su ayuda.

Al llegar ambos le pidieron que se mantuviera fuera de la sala, Spreen podía irse después de todo ya había cumplido con lo que los dioses querían … sin embargo, no pudo hacerlo. Sentía que algún tipo de presentimiento le decía que era mejor quedarse cerca y después de unas horas supo que estuvo en lo correcto.
“Juan tranquilízate! Te harás mas daño!” Reclamo Zorman intentando evitar que Juan se levantase de la cama, pero el no lo escucho. “ALEJATE DE MI! NO ME TOQUES!” Grito Juan intentando empujar tanto a Zorman como a Mayichi lejos de el, Spreen entro para ver a Juan intentando levantarse, con su magia brillando en sus manos a modo de amenaza para que no se le acercaran mas.

La mente de Juan le estaba jugando una mala pasada, no podía diferenciar la realidad de la alucinación. Su mente estaba convencida de que seguía en aquella casa, que su agresor seguía ahí, que estaba intentando lastimarlo de nuevo. No podía ver a Zorman ni a Mayichi, solo veía a aquella persona sombría, podía sentir su mirada, podía escuchar como se reía de su miedo y dolor. No quería que lo volvieran a lastimar, no lo iba a permitir.

Mayichi y Zorman retrocedieron al ver como la característica magia dorada de Juan tomaba un color oscuro, y como sus ojos comenzaron a nublarse con un brillo morado. “Juan reacciona! Te estas hiperventilando! Juan!” Intentaron llamar sus amigos, pero el mago se encontraba en un trance que no podían romper, bueno ellos dos no podían pero para su suerte Spreen si.

“Gafotas! ¿Qué hacés?” Juan se detuvo al escuchar la voz del hibrido, su pánico estaba bloqueando a todo lo demás pero por alguna razón la voz de Spreen logro alcanzarlo y Zorman lo noto. “Spreen! Esta teniendo un ataque de pánico, tienes que intentar que se calme!” Explico el científico lo cual volvió a llamar la atención de Juan, el mago estaba fuera de si, su mente solo gritaba PELIGRO DEFIENDETE PELIGRO ATACA PELIGRO y su instinto de supervivencia lo obligaba a usar su magia a pesar de no estar en condiciones para hacerlo.

“Juan.” Dijo Spreen e igual que la ultima vez el mago parecía poder escucharlo. “Ya no estas ahí, tenes que calmarte.” Tal como lo hizo al encontrarlo en aquella casa, comenzó a acercarse lentamente deteniéndose cuando notaba que el cuerpo de Juan se tensaba y su mirada volvía a sus amigos. “¿Cómo me llamo?” La pregunta era simple, es algo que Juan podía contestar fácilmente si su mente podía concentrarse por suficiente tiempo. “Contesta Juan, decime mi nombre.”

Juan intento respirar profundo, le costo mas trabajo de lo que pensó. “… Spreen … eres Spreen.” El oso lo encontro en la casa, el oso lo ayudo, el oso es seguro. “Bien si, ¿Dónde estas?” Spreen ya casi estaba lo suficientemente cerca para hacer que Juan bajase las manos y tal vez detener su magia, pero esa pregunta lo hizo tensarse de nuevo. “La casa! E-el esta aquí! No puedo n-no quiero que-” Tartamudeo el joven hechicero con temor, no permitiría que lo volvieran a lastimar así nunca mas.

“Juan mírame.” El hechicero no hizo caso. “MIRAME!” Quizá gritar no fue la mejor idea, especialmente cuando intentaba calmar una ataque de pánico pero gracias a los dioses funciono. “No estas en la casa, el no esta aquí.” Spreen volvió a acercarse, Juan no dejaba de verle. “Estas en el pueblo naranja, yo estoy aquí.” Logro colocar sus manos sobre las de Juan sin recibir una reacción agresiva. “Respira. Estas a salvo. Te lo prometí, ¿No?.” Lentamente comenzó a bajar las manos de Juan, viendo como esa magia oscura evitaba tocarlo y como los ojos de Juan volvían a la normalidad.

Todos se mantuvieron en completo silencio hasta que cualquier indicio de magia desapareció, y Juan parecía poder respirar con mas tranquilidad. Spreen miro a Zorman esperando algún tipo de respuesta o explicación de lo que había pasado. El científico puso una mano en el hombro de Juan de forma amigable, pero Juan simplemente se alejo intentando colocarse mas cerca de Spreen instintivamente. “Juanito vuelve a sentarte, no queremos que te hagas mas daño.” Zorman dio un paso atrás, comprendiendo que Juan no quería contacto físico al menos no de el o quizá era donde lo tomo, Juan no parecía tener problema con Spreen sujetando sus manos.

Juan termino por hacer caso y sentarse de nuevo en la cama del hospital, haciendo una mueca de dolor, a pesar de que la protección de los dioses les ayudaba a curarse mas rápido, las heridas de Juan no estaban contempladas dentro de esa cura, nunca pensaron que eso podría pasar. “Bien, Mayichi y yo tratamos la mayoría de tus heridas mientras seguías dormido. Pero nos seria de ayuda saber exactamente que paso, solo para saber que no pasamos nada por alto.”

Matar a un dios • SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora