Culpa del superviviente

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Con el pasar de los días ambos chicos lograron tener una rutina, en las mañanas Spreen hacia el desayuno para ambos antes de regresar a su pueblo, les había costado un tiempo acostumbrarse a la idea de estar separados mas que nada les preocupaba que el dios atacara a uno mientras el otro no estuviera presente, pero cada día eso parecía menos probable. Juan por su parte se quedaba en el santuario, pasaba un poco de la mañana limpiando el lugar, jugando con su puerco y cuidando su jardín, una vez terminaba con eso se quedaba estancado en su biblioteca buscando respuestas que simplemente no podía encontrar por ningún lado, era frustrante.



Pero no todo su trabajo había sido en vano, había logrado encontrar un hechizo el cual protegería su santuario y todo lo que estuviera dentro de el de entidades malignas, al inicio no estaba seguro de que eso fuera a funcionar pero los dioses del todo le dijeron que el hechizo si haría de su santuario un lugar seguro, así que debía intentarlo ... solo estaba el pequeño detalle de su magia inestable, sabia que los dioses del todo lo ayudarían dentro de lo posible, pero incluso ellos no podían hacer a la corrupción desaparecer. Juan esperaría ala mañana cuando Spreen siguiera aquí, si su magia empezaba a cambiar de color el podría ayudarlo, quizá también debería pedirle a Zorman que estuviera ahí.



Eso ya seria un problema para el Juan de mañana en la mañana, el Juan de ahora decidió parar su investigación para hacer la cena antes de que Spreen llegara. Usualmente Spreen cocinaba todo, pero Juan se sentía un tanto culpable por no dejar al oso dormir debido a sus constantes pesadillas, así que pensó que el podía hacer la cena esta noche como una sorpresa, hacer papas al horno no era tan complicado ... y si se le pasaba de tueste alguna, el puerco araña siempre tiene hambre. Tomo un poco de tiempo para salir de su santuario y comprar un postre, sabia perfectamente que si el intentaba hacerlo perdería demasiado tiempo, al volver a casa puso manos a la obra ... tardo mas de lo que le gustaría admitir pero al menos las papas quedaron muy bien y lo hizo antes de que llegara el oso, Juan se preguntaba como podía vivir solo y aun así terminar quemando comida, seguía vivo de puro milagro.



Spreen no tardo mucho en llegar, su nariz se percato del olor a comida recién hecha y no olía para nada mal, se dirigió a la cocina encontrando a Juan ahí intentando perfeccionar los platos, el hibrido dio una pequeña tos falsa que hizo a Juan dar un pequeño salto del susto, el hechicero se volteo lentamente con una sonrisa nerviosa. "¿Sorpresa?" Juan ni siquiera dejo a Spreen reaccionar. "Es que tu siempre cocinas y no me mal entiendas lo haces mejor que cualquiera, pero pensé que podías usar un descanso de eso y quería agradecerte por tu ayuda y eso." Spreen se acerco en silencio decidiendo revolver el cabello de Juan de forma cariñosa. "Gracias gafotas." Spreen no le tenia la mas mínima fe a la comida, pero la intención de Juan había sido linda.



Ambos se sentaron a comer como ya se había hecho costumbre, Spreen solía hablar del trabajo y los que llegaban a visitar su pollería mientras que Juan solía hablar de sus avances en la investigación pero eso podía esperar, ambos probaron la papa asada y al fin Juan se dio cuenta de que hizo algo mal. "¿Cómo se me pudo olvidar la sal?" Spreen realmente hizo su mejor esfuerzo para no reírse y lo consiguió pero por muy poco. "Che a cualquiera le pasa, por lo demás esta bien." Ya era mucho pedir que la papa no estuviera cruda, solo tenían que lidiar con una cena blanda. "También hay helado, no te preocupes ese lo compre."



Ambos se sirvieron en sus respectivos tazones, finalmente dándose el tiempo para hablar. "Se que aun me preocupa que el dios vuelva aparecer, así que busque hasta encontrar un hechizo que hará del templo un lugar seguro, entidades como el no podrán pasar o al menos eso fue lo que me dijeron los dioses del todo." Spreen lo miro por un momento procesando la información. "¿Seguro que podes?" Spreen dirijo su mirada a las muñecas de Juan o mas bien a las marcas que estaban en ellas y se hacían mas grandes cada vez que Juan tenia pesadillas, el oso sabia que le dolía cada vez que estas crecían.

Matar a un dios • SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora