Saudade - Epilogo

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El universo parece estar en contra de Juan, ya que su final feliz solo había durado un mes y Drako se sentía completamente culpable por ello. El día del concurso de talentos el tenía pensado revelar las maldades e intenciones del Profeta ante todo el pueblo, era el momento perfecto, sin embargo, la propuesta de Juan sucedió antes de que pudiese llevar su plan a cabo, no tuvo el corazón para destruir el momento especial de su hermano con noticias terribles. Quizá de haberlo hecho no se encontrarían en esta situación, todos reunidos dentro de la iglesia para darles una noticia importante y Drako tenía el presentimiento de saber cual era, intento advertir a Juan de que no entrase, le dijo que no habría repercusión si no se presentaba a la misa, pero claro conociendo su historia Juan penso que el de verde solo quería meterlo en problemas por lo que ignoro su consejo presentándose a la misa.

"Hijos míos!  Hoy tengo una gran noticia! Pero antes me gustaría felicitar a la pareja que se ha comprometido! Estaré mas que encantado de oficiar su boda!" Los gritos de todos se hicieron presentes nuevamente celebrando el compromiso de sus amigos, Juan sonrió un tanto incomodo en reacción al profeta  siendo el que los casaría, era obvio, no por eso tenía que ser fan de la idea. El profeta comando el silencio de todos una vez más para poder continuar con su sermón. "Con eso fuera del camino, me gustaría aclarar sus dudas sobre un rumor que ha llegado a mis oídos, un rumor que dice que uno de vosotros es mi hijo." Ese rumor había generado cierta tensión en el pueblo, todos querían saber si el rumor era cierto o no y en caso de serlo saber quien era el hijo del Profeta, quien era el amigo que posiblemente estuviese trabajando para el Profeta sin decírselos. "Ese rumor es cierto, entre ustedes se encuentra mi querido hijo." Poco despues de que el Profeta dijese eso se escucho a Auron gritar. "¡¿CÓMO?!" Poco despues el resto de los habitantes se le unieron gritando sus dudas o cosas sin sentido. Drako tenía que intervenir, tenía que sacar a Juan de ahí antes de que el caos se desatara por completo, no podía simplemente acercarse y decírselo ya que se supone que el no debería saberlo, tampoco podía tele transportarlo sin razón, eso solo generaría mas dudas que no sería capaz de aclarar, estaba forzado a ser un espectador mas. La mirada del azabache conecto con la del científico, ambos demostraban preocupación sabiendo perfectamente el infierno que estaba por desatarse dentro de aquella iglesia.

Los miembros del pueblo guardaron silencio mientras que el Profeta comenzó a caminar entre las butacas, solo se escuchaba el eco de su pasos resonar por toda la iglesia, Juan tomo la mano de su prometido cuando aquel devoto a la iglesia se detuvo justo al lado de donde ellos estaban sentados. "Juan, tu eres mi hijo! Se que me odias al igual que todos tus lamentables amigos, pero quiero hacer las cosas bien ahora que estamos juntos hijo mío! ¿Qué puede detenernos?" Toda la iglesia se encontraba en silencio, mayormente por enterarse de que Juan, la persona que mas había actuado en contra del Profeta, era su hijo. "Desde que esa estúpida pareja a la que llamas padres te rapto todo cambio." Juan estaba seguro de haber escuchado el click de alguna cámara.  "Xena decidió emprender una larga búsqueda, hasta que hace un año recibimos un tipo de señal donde sentimos que por fin tus poderes se activaron."  Continuo explicando el Profeta de forma tranquila y ligeramente emocionada, al igual que con una expresión amable, no tenía que convencer a los demás de su supuesto amor hacía su hijo, bastaba con que Juan lo creyese. "Pero tu y tus amigos la atacaron, se que sus métodos eran violentos, pero era una madre desesperada la cual finalmente encontro al hijo que se le arrebato, ¿realmente puedes culparla?"

El Profeta no era tonto, sabia cuan empático es su hijo y por eso describió a Xena como una madre preocupada, como una victima de sus padres adoptivos, y por la expresión de pena en la cara de su hijo pudo saber que eso había funcionado para ablandar su corazón respecto a la situación. "Cuando Xena los hizo volar por los aires, vi la oportunidad perfecta para que terminaran aquí y por fin tenerte conmigo!" El Profeta se acerco un poco más, haciendo que Juan se encogiese en su asiento como reflejo. "Juan, hijo mío. Tus poderes aún no llegan a su máximo esplendor, déjame ayudarte a conseguirlo, déjame ayudarte a que te honren, a que te amen, a que mueran por ti." Finalmente el Profeta comenzó a retroceder, sabiendo perfectamente el caos interno que sus palabras estaban creando en los habitantes del pueblo, la única manera de que Juan quiera estar a su lado es si el miedo y la desconfianza de sus queridos amigos lo obligan a hacerlo. "Tendrás muchas cosas que pensar, lo se hijo mío. Al igual que todos. Ven a verme luego, mi casa es tu casa." Dicho esto el Profeta se dio media vuelta y se alejo, sonriendo de forma maliciosa una vez nadie lo estaba viendo, sabia que todos estaban rodeando a su hijo y no tardo mucho en escuchar sus gritos de confusión, unos cuantos de apoyo, pero mayormente gritos de odio por aquellos que se sentían traicionados.

Matar a un dios • SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora