Una vez Juan había comido y se había vuelto a dormir Zorman hablo con Spreen, recomendándole que fuera a empacar un par de cosas que necesitara para pasar la noche en el santuario de Juan, recalcando que estar en un lugar que lo haga sentir seguro ayudaría a que se recuperase mas rápido.
Honestamente a Spreen no le fascinaba la idea de estar tan lejos de su pollería, ya que nadie se atrevía a hacerle nada mientras el se encontraba cerca. Pero la situación del mago de cumpleaños era muy delicada, así que podía hacer un pequeño sacrificio hasta que Juan estuviese mejor, con el de guardia eso seguramente no tardaría mucho y todo volvería a la normalidad.
Zorman termino por quedarse en el hospital durante la noche al igual que Spreen, el oso en caso de necesitar calmar a Juan y Zorman en caso de que su condición empeorase. Todo parecía ir bien hasta la media noche, Juan comenzó a balbucear sin sentido mientras dormía y su cara comenzó a sonrojarse levemente, el científico coloco una mano en la frente de Juan comprobando que comenzaba a tener fiebre. Le pidió a Spreen que se quedara en la habitación mientras iba a buscar una cubeta de agua para tratar la fiebre antes de que empeorara.
Spreen se sentó cerca de la cama sin darle mucha importancia, jamás en su vida pensó que terminaría como niñero de un maguito de fiestas. Juan despertó, pero no se encontraba muy lucido gracias a la fiebre que seguía subiendo. “¿Rubí?” Pregunto Juan en voz baja, no tener sus lentes ya le hacia ver borroso, tener un ojo cerrado y una fiebre tampoco ayudaban mucho. “Volviste!” Juan intento levantarse, Spreen coloco una mano sobre su hombro para que se quedase recostado.
“Juan no te levantes, no estas bien.” Spreen había escuchado el nombre de Rubí una o dos veces en algún rumor, por lo visto fue la esposa de Juan antes de que vinera aquí y hasta donde sabe ella no llego con ellos. El oso retiro su mano pero esta fue tomada por Juan. “Te extrañe muuuuuucho.” Esto era un tanto incomodo para el oso, estaba siendo confundido por una persona la cual Juan amaba perdidamente y probablemente nunca volvería a ver.
El hechicero se quedo callado un rato, parecía que sostener la mano del híbrido había sido suficiente para calmarlo, sintió como Juan apretó su mano levemente. “No eres real, ¿o si?” Eso tomo al híbrido por sorpresa, hasta donde sabía Juan insistía en que Rubí estaba viva y que la traería de vuelta de una forma u otra. “Te encontré … ya eras feliz con alguien mas.” Spreen sabia que el no debería estar escuchando esto, que en cualquier otra situación Juan jamás le habría contado sobre esto. “Porque no puedo olvidarte, si tu ya no me recuerdas.” Esta vez fue el híbrido quien apretó la mano de Juan en un intento de reconfortarlo.
Los ojos se Juan comenzaron a llenarse de lagrimas otra vez. “Perdón por no ser suficiente para ti.” Spreen no tenia ninguna razón para lo que iba a decir, ni si quiera el sabe de donde vino, quizá solo era pena. “Eres el hechicero supremo protector de las dimensiones ¿no?” No sabe que lo impulso a acercar su otra mano a la cara de Juan para sujetar su mejilla y limpiar sus lagrimas. “Eres mas que suficiente para cualquiera Juan, no lo dudes por alguien que no supo notarlo.” Tras escuchar eso Juan sonrió y volvió a caer dormido, Spreen dejo de sujetar su mejilla, pero decidió no soltar su mano solo por si acaso.
Zorman volvió poco después de Juan volviera a dormir. “¿Paso algo mientras me fui?” Pregunto el científico mientras ponía un trapo con agua fresca en la frente de Juan, el oso negó con la cabeza. “Despertó un rato diciendo cosas sin sentido, se calmo cuando le di la mano y ya no me ha querido soltar.” Eso no era del todo verdad, pero Spreen no tenia ningún derecho a compartir lo que Juan le había dicho, menos cuando sabia que Juan tal vez no se lo habría dicho si estaba en sus 5 sentidos.
Gracias al cuidado de Zorman la fiebre se redujo en poco tiempo, dudaba que alguna herida se hubiese infectado, lo mas probable era que el propio estrés de todo lo que había pasado le causo la fiebre. Se volteo para explicarle a Spreen que había pasado, solo para darse cuenta de que el chico se había dormido. El científico decidió dejar a ambos descansar por el resto de la noche, el podría hacer guardia hasta que se hiciese de día.
Spreen termino durmiendo toda la noche sentado en aquella silla, sin soltar la mano de Juan en ningún momento. Juan no tuvo mas problemas durmiendo el resto de la noche.
Al llegar la mañana Zorman levanto al híbrido, el cual soltó un gruñido por su dolor de espalda, dormir en una silla no es muy cómodo. “Sal y estírate un poco, yo me encargo de levantar a Juan.” Spreen bostezo haciéndole caso a Zorman, solo que al levantarse noto que no pudo hacerlo por completo gracias a que seguía tomado de la mano con Juan y a pesar de que el castaño seguía dormido no parecía no querer soltarlo. El científico sacudió levemente el hombro de Juan para despertarlo, tuvieron suerte de que no tuviera la misma reacción que la primera vez. “Juanito despierta, ya es de día y podrás volver a tu santuario.” El chico pujo con cierta molestia, estaba muy cómodo pero termino por hacer caso, finalmente soltó la mano del híbrido para poder sentarse en la cama del hospital tallando su ojo bueno.
Spreen salió del cuarto como Zorman le recomendó poco después, si Juan esta esta despierto entonces ya no tiene porque estar como niñera. “¿Cómo te sientes ahora?” Pregunto el científico en voz baja. “Bien supongo, algo cansado.” El científico asintió ofreciéndole una mano para levantarse, quería comprobar que Juan ya podía caminar con mas facilidad y que el hacerlo no causaría mas daños, por lo visto Juan se encontraba bastante mejor teniendo solo uno o dos tropiezos por alguna punzada de dolor repentina.
“Bueno Juan, parece que te recuperaste bien durante la noche y te doy mi aprobación para que vuelvas a tu santuario.” El científico le entrego un cambio de ropa. “Spreen lo trajo para ti, no creo que quieras volver a casa en una bata de hospital.” Juan parpadeo un par de veces viendo la ropa en sus manos, con todo lo que había pasado ni si quiera había notado que le habían colocado la bata. Zorman salió de la habitación para dejar que Juan se cambiara, unos minutos después Zorman volvió a la habitación acompañado del hibrido, este ultimo haciendo su mejor esfuerzo por no reírse de Juan y como la ropa que le presto le quedaba demasiado grande, no tuvo mucho éxito.
“Y tu de que te ríes oso de mierda?!” Ahí esta el Juan que todos ellos conocen. “De que sos un enano.” Eso le gano un puchero del hechicero y un golpe en el brazo que realmente ni si quiera le dolió. “Eso no es cierto! Tu eres muy grande son dos cosas totalmente distintas!” Zorman no podía mentir al decir que se sentía aliviado de ver a Juan actuar así, quizá la magia de los dioses también haría que la mente de Juan sanase mas rápido.
“Ya Juanito no te enojes, mejor apresúrate y vete a casa. Te cuide toda la noche y quiero dormir.” Juan simplemente rodo los ojos pero asintió, el también quería volver a su santuario, su querido puerco araña debe estar preocupado por el. Los tres salieron del hospital, Zorman se fue por su cuenta mientras que Spreen se fue atrás de Juan. “Y tu porque me sigues, ¿No se supone que solo me debes cuidar en las noches?” Spreen hizo un pequeño chasquido con su lengua. “Me aseguro de que no te rompas el orto cayéndote de esas escaleras tuyas.” En realidad a Spreen le preocupaba que Juan sufriera otro colapso a mitad de las escaleras y que no hubiera nadie para ayudarlo, pero Juan no tenia porque saber eso.
De cierta forma Juan estaba agradecido de que el oso viniera con el, sus lentes debieron quedarse en aquella casa y probablemente estaban rotos, gracias a Spreen no acabo estampándose la cara en el suelo tantas veces, antes de pasar por el portal de regreso a casa se quedo quieto. “¿Por qué te detenes? Pensé que querías llegar a tu templo ese para que te dejara solo.” Juan llevo una mano a su ojo morado, aun dolía bastante y seguía sin poder abrirlo del todo. “No quiero que lo vean, lo ultimo que necesito es que me hagan preguntas.” Si Spreen no se conociera a si mismo diría que el maguito comenzaba a agradarle, decidió ponerle sus gafas negras ya las tomaría de vuelta en el santuario. “Listo capo, deja de quejarte y vámonos.”
Una vez llegaron a pueblo verde se dieron cuenta que llegar a casa de Juan sería un tanto mas complicado. Juan había desaparecido prácticamente por un día y medio sin decirle nada a nadie, nunca contesto los mensajes y nadie parecía saber que fue de el, no debió sorprenderles cuando medio pueblo los acorralo al verlos.
“¿Dónde coño te habías metido Juan?”
“¿Por qué no contestas mis mensajes?”
“¿Esta usando la ropa de Spreen?”
“Hijo puta! ¿Dónde estabas?”
“¿Y esos lentes Juanito? Imponiendo moda!”
“Mínimo avisa gilipollas, estábamos preocupados!”
Juan sonrió de forma nerviosa, eran demasiadas voces hablándole al mismo tiempo y no sabía a quien contestarle primero y tampoco sabía que decirles, la verdad no era una opción entre menos personas supieran de eso mejor. Sintió a alguien tomar su brazo y sin notarlo su respiración comenzó a agitarse de nuevo, seguramente solo era Ari después de todo ella siempre ha sido muy afectiva con el considerando su historia, pero Juan no estaba listo para el contacto físico de casi nadie, para su suerte Spreen decidió intervenir.
Inicialmente solo quería soltar un gruñido de advertencia, pero su instinto animal decidió hacerlo rugir quizá con demasiada fuerza … aunque no puede negar que fue eficaz, todo el mundo guardo silencio y ahora lo veían a el no a Juan, coloco un brazo alrededor de los hombros de Juan jalándolo hacia el y alejándolo de Ari. “Gafotas y yo tenemos un asunto pendiente y ustedes me están haciendo perder el tiempo, hasta que terminemos no molesten.” Mostro levemente sus colmillos en señal de amenaza, comenzó a caminar llevándose a Juan con el antes de que alguien pudiese contestar o intentar detenerlo.
“¿Todo bien capo? Te pusiste pálido.” Juan suspiro, por alguna razón el tacto de Spreen lo ayudaba a calmarse. “Si solo, me estreso que Ari me tocara, no entiendo porque. Contigo no reacciono mal.” Zorman se encargaría de investigar a fondo la razón de eso después, Spreen no contesto, el nunca había sido del tipo afectivo pero podía lidiar con tener que sujetar la mano de Juan o darle un abrazo de vez en cuanto, no es para tanto.
Su mayor reto hasta ahora era subir las escaleras, gracias a que Juan se seguía recuperando tenia que detenerse muy seguido ya sea por un dolor o simplemente por sentirse cansado. “¿Por qué se me ocurrió hacer escaleras tan largas?” Spreen tenia una sonrisa burlona en su cara. “Yo que se, ¿Un complejo para compensar algo mas corto?” La mirada molesta de Juan acompañado de un leve sonrojo fue suficiente para sacarle una carcajada al oso. “Que sepas que yo no necesito compensar nada! Mi santuario se llama el sanctum vergorum por una razón!”
“Aja, como tu digas. ¿Ya podes seguir? A este paso llegaremos mañana.” Juan simplemente se cruzo de brazos. “Pues que sepas que yo no te tengo aquí, yo solito puedo llegar al santuario muy biEN!” Es ultimo fue exclamado con sorpresa por el hechicero, ya que Spreen lo cargo como una princesa, decidiendo que esto seria la manera mas rápida de subir al estúpido santuario. “Oye! Bájame! Te dije que yo puedo solo.” A pesar de sus quejas, no hizo ningún esfuerzo para que el oso lo soltara. “¿Nunca dejas de quejarte? Deberías estar agradecido, nadie tuvo este privilegio antes.” Juan lo imito de forma burlona y Spreen lo amenazo con dejarlo caer por el borde de las escaleras.
“Se que no lo harías, te enviaron para ser MI guardia personal.” Spreen se detuvo, miro a Juan y sonrió, se acerco al borde de las escaleras y extendió sus brazos, inmediatamente Juan se aferro a el como si la vida le fuera en ello. “DEJATE DE MAMADAS SPREEN!” Spreen se rio de el manteniéndolo en el borde. “¿Ya pensas cerrar el orto?” Lo sacudió un poco ganándose un grito agudo del castaño. “SI! SI! YA! TU GANAS!” Spreen lo alejo del borde y siguió subiendo las escaleras. “Así es Gafotas, yo siempre gano. Que no se te olvide.”
“Te odio!” Juan lo dijo sin ninguna mala intención. “No te preocupes maguito, yo también te odio.” Ya no tuvieron problemas el resto de la subida.
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Matar a un dios • Spruan
FanfictionJuan y Spreen han tenido sus roces y peleas en el pasado, pero cuando Spreen encuentra a Juan tras ser atacado por un desconocido, se vuelve su misión personal el encontrarlo y hacerle pagar por todo. Sea una persona o un dios el mimso de encargara...