En otro mundo - Extra

5K 353 231
                                    

"¿Realmente no puedes evitar mentirme o sí? ¡No me importa lo que tú quieras ni tus estúpidos ideales! ¡No voy a permitir que lastimes a mis amigos, a mi familia ni a mi universo! ¡Esto termina aquí!" El Profeta comenzó a levitar junto a Juan, este último mirando a sus amigos, especialmente a Spreen. "Amigos, les prometo que daré hasta mi último esfuerzo para darles la libertad que se merecen." Spreen podría jurar que vio los labios de Juan decir lo siento antes de que una esfera blanca se formara alrededor de padre e hijo, el híbrido intento pelear contra aquella barrera invisible para alcanzar a Juan, pero no funcionaba. "Juan piensa lo que estás haciendo! ¿Realmente vas a arriesgar tu vida para detenerme? ¡Vas a abandonar a ese chico que tanto amas! ¡A todos tus preciados amigos!" Era jugar sucio para intentar que Juan se detuviera, pero eso no iba a pasar, Azul tenía razón cuando el momento llegara el sabría lo que tenía que hacer. "No necesito pensarlo, se lo que estoy dejando atrás y no me gusta, pero no existe otra opción, si esto finalmente les da la paz que tanto anhelan entonces que así sea." A pesar de estar sonriendo una lagrima cayo por la mejilla de Juan. "Ese es mi gloriosus propositum."



Aquella bola de luz exploto ante ellos aturdiendo a todos los habitantes, aun sintiéndose desorientado Spreen fue el primero en reaccionar viendo como en el centro de la plaza se encontraba el bastón del Profeta y no parecía haber indició de aquel hombre, a su lado se encontraba el hechicero aparentemente inconsciente. "JUAN!" Spreen corrió hacia su prometido cayendo de rodillas frente a él y sujetándolo en sus brazos. "¡Lo lograste Gafotas, nos salvaste a todos tal como querías!" El híbrido pensaba que Juan estaba aturdido como todos los demás, que despertaría pronto. "Solecito despierta, vamos a casa." Spreen sacudió a Juan levemente intentando despertarlo, el híbrido ni si quiera había notado que estaba temblando, el hechicero se veía demasiado pálido. "... ¿Juan?" El híbrido levanto un poco más el pecho de Juan, acercando su oído para escuchar el latir de su corazón, el agarre que tenía en Juan volviéndose más fuerte al solo escuchar silencio. "... Juan por favor, no podés hacerme esto." Esa fue la primera vez que el pueblo vio a Spreen llorar y el cielo lloro con él.



Juan se encontraba viendo todo desde arriba junto a los dioses, el nuevo dios viéndose igual de triste que su amado por lo sucedido, si Juan hubiese podido elegir el jamás hubiera dejado que esto pasara. Los dioses del todo observaban al muchacho con cierta pena, después de todo sus sentimientos eran completamente puros y a pesar de saber que esto pasaría dolía el tener que vivirlo, el tener que estar separados uno del otro de esta forma, era cruel. "Durante tu asamblea preguntaste si tú eras un caso especial, temo decirte que ese no es el caso." Dijo Azul acercándose a Juan, notando como sus palabras entristecían más al hechicero. "Pero, yo considero que deberías de serlo." Juan volteo a verla sorprendido. "Hemos esperado milenios por ti Juan, ¿Qué son unos años más?" Juan sonrió emocionado inmediatamente abrazando a Azul. "¡GRACIAS! ¡GRACIAS! ¡GRACIAS!" Azul sonrió enternecida abrazando al más joven antes de dejarlo ir. "¡Disfruta tu vida muchacho! ¡Te lo mereces!" Eso fue lo último que Juan escucho antes de despertar en brazos de Spreen, se sentía débil y exhausto, aunque considerando que murió y acaba de volver a la vida no esta tan mal.



Spreen estaba cabizbajo llorando su perdida, abrazando a Juan tan cerca de él como pudiera, ignorando por completo la tormenta que el mismo había creado en respuesta a sus propios sentimientos, Spreen reacciono al sentir una mano sujetar suavemente su mejilla, un pulgar secando sus lágrimas con delicadeza. "¿Estas llorando?" La voz de Juan no era más que un susurro, pero en ese momento fue todo lo que Spreen podía escuchar. "JUAN!!" Una risa entrecortada salió de los labios del híbrido al ver que Juan lo estaba mirando, que estaba despierto, que estaba vivo. "¡Estas bien! ¡Está bien!" Grito el híbrido, alertando a todo el pueblo de que su maguito favorito estaba vivo. Spreen no pudo evitar llenar la cara de Juan de besos al saber que estaba vivo uniendo su frente con la de él una vez tuvo suficiente. "Tenes que dejar de asustarme así Gafotas." Juan suspiro con cierto alivio de que esto solo fue un susto y que de ahora en adelante todo estaría bien, ya no habría enemigos o amenazas que enfrentar, solo debía preocuparse por su boda y nada más. "Lo siento, esta vez fue la última, lo prometo."

Matar a un dios • SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora