Me llevaron al penal, dónde dictarían una orden de encarcelamiento para mí, por traicionar mi cargo y a la ciudad.
Mis ánimos estaban por el piso al saber que mis intentos de salvar a Jimin se habían convertido en una sentencia para ambos, e incluso para su padre.
Me quitaron la ropa, dejándome totalmente desnudo y luego me colocaron la braga que se utilizaba cómo uniforme en la cárcel.
¿Así sin más?
Sí, así sin más. Jimin no se quiso ir conmigo y yo sin él no quería vivir.
Lo que menos quería era que él, precisamente él, me odiara; y eso fue lo que conseguí.
Horas después me estaban metiendo en una celda y el hombre que trabajó conmigo por años y creí mi amigo, fue quien me encerró — Te presentaremos ante la ciudad como un traidor capturado.
— Debí matarte...
— Cuidado con lo que dices, Jeon. Todo podrá ser usado en tu contra — hizo ademán de irse.
— Espera... Jin — volteó a verme con una ceja elevada, tratando de expresar que no tenía todo el día — ¿Qué pasará con Jimin?
— ¿Jimin? Oh... Tu amigo que se viste de mujer. Bueno él es un peligroso asesino y no podemos dejarlo así. La gente exigirá sentencia máxima por lo cual se le aplicará la pena de muerte.
Mi corazón dejó de latir por un segundo pero inmediatamente comencé a gritar y a golpear los barrotes de la celda — ¡No pueden hacer eso! ¡Déjenlo ir! ¡Mátenme a mí!
— Adiós, Jeon — se fue dejándome solo.
— ¡Malditos! ¡Malditos, hijos de puta! — grité, dejando salir toda la frustración y enojo que tenía; golpeando sin cesar las paredes, destrozando los nudillos de mis dedos mientras lloraba al imaginar a mi niño de ojos tristes muriendo — ¡Jimin!
40 días después
No sé cuánto peso perdí...
Sinceramente no me importa... Solo quería saber si lo habían asesinado o no.
Mi juicio se llevaría a cabo dentro de poco y mis esperanzas de algo mejor se habían quedado en el olvido.
Me habían tenido en esa celda por más un mes. Esperaba mi muerte pacientemente porque escuché con claridad cuando Kim Namjoon dijo que me desaparecerían.
El sitio en el que me pusieron estaban los criminales más buscados y peligrosos de toda corea. Sin embargo; Jimin no estaba ahí. Lo que me hacía pensar que ya no estaba vivo.
En las cárceles eran normales las peleas. Todos los días resultaba alguien asesinado o algún otro perdía una extremidad de su cuerpo. También habían guerras de bandos para ver cuál mandaba.
Yo no me metía en eso, nunca, por lo cual al escuchar los gritos y disparos, solo opté por cubrir mi cara con la horrenda almohada que había en mi camilla.
Pero esa vez no era una simple pelea. La cantidad de tiros que se escuchaban eran ensordecedores. Algo más estaba pasando.
Un golpe fuerte se escuchó y la puerta de mi celda fue abierta abruptamente.
Cerré los ojos esperando mi fin.
— Jeon Jungkook — una suave voz canturreó mi nombre y toda mi piel se erizó.
¿Podía ser eso posible?
Con cautela quité la almohada y con los ojos bien abiertos lo ví parado frente a mí.
Llevaba dos armas en las manos. Su cabello estaba pintado de lila y tenía una ropa de cuerina ajustada a su cuerpo.
— No tenemos todo el día — tendió su mano y yo a punto de un paro respiratorio la tomé, sintiendo electricidad en todo mi ser — debemos salir rápido. Sé que estás muy débil pero necesito que corras — dijo y yo asentí.
Me dió vergüenza que él se viera tan bien y yo estuviese en ese estado:
Flaco, con una leve barba y con ojeras que cubrían la mitad de mi cara.
Habían cuerpos tirados de policías por todos lados y los otros hombres que estaban en sus celdas silbaban y le decían perversiones a Jimin.
Todos estaban impresionados por la forma en la que él solo acabó con toda la seguridad.
¿Lo hizo por mí?
En la parte trasera de la prisión se encontraba un auto negro — sube — ordenó y yo obedecí.
Manejó como un experto.
Solo lo podía ver, boquiabierto, sin gesticular palabra alguna ¿Qué hacía Jimin libre?
— En tu asiento hay una maleta. Necesito que te quites rápidamente el uniforme y te pongas la ropa que hay ahí — ordenó.
Hice lo que me pidió y me quité la braga quedando en unos feos boxers negros que me quedaban grandes.
Él me miró por el retrovisor pero no dijo nada. Me vestí como pude — Jimin...
Dije por primera vez.
— Jungkook — respondió burlón.
— ¿Cómo es esto posible?
— Algún día lo sabrás. Por ahora te sacaré del país.
— ¿Qué?
— ¿Te parece bien Holanda?
— ¿¡Holanda!? ¿Cómo?
— No te preocupes.
Llegamos en un aeropuerto fantasma dónde nos esperaba un pequeño avión y dentro había un piloto.
Nos bajamos rápido y me entregó la maleta que minutos antes usé para cambiarme — Tienes una identificación nueva, un pasaporte y algo de dinero, además de ropa — dijo viéndome a los ojos.
Yo comencé a llorar y lo abracé. Él se dejó, pero tomó distancia de inmediato — No entiendo nada...
— No podía dejar que pasaras el resto de tu juventud en una prisión. Por eso volví por ti... Para liberarte. Ahora, por favor — tomó mis manos — sé feliz y trata de olvidar todo lo que pasó en este tiempo.
— Debemos volar ya — dijo el hombre que me esperaba.
— ¿T-tú no irás? — estaba aterrado.
— No — sonrió — yo tengo cosas qué hacer aún, pero ve tú. Anda, sube — me alentó y me ayudó a subir hasta mi asiento.
— Jimin — susurré antes de que de bajara y al parecer me escuchó porque volteó a verme ya afuera.
Respiré profundo listo para decirle lo que tanto había guardado pero antes de eso la puerta se cerró y el avión comenzó a despegar — Te amo...
ESTÁS LEYENDO
Inside your skin - Kookmin
FanfictionDicen que es un ángel... Hermoso e hipnotizante. Pero mira sus ojos; es un maldito demonio quien puede acabar con tu vida en un segundo. - Afortunadamente yo estoy dispuesto a morir... *Asesinatos *Contenido para adultos *Lenguaje vulgar y explícito...