𝟬𝟭𝟲.

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Mahidevran llegaba al palacio de Topkapi con una gran sonrisa, por fin se había deshecho de Shahnaz.

Ya en la entrada del harén un eunuco informó sobre su presencia, todas las mujeres la reverenciaron pero ella volteó su mirada hacia el balcón de los aposentos de la madre sultana.

Ya en la entrada del harén un eunuco informó sobre su presencia, todas las mujeres la reverenciaron pero ella volteó su mirada hacia el balcón de los aposentos de la madre sultana

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Su sonrisa era burlona, sonrisa la cuál desapareció cuándo vió a Cennet Kalfa acercarse a ella sin hacer una reverencia.

— Habla. — Dijo seria y con un tono de voz algo duro, lo qué salió de la boca de la Kalfa la hizo quedarse helada.

Nuestra sultana Shahnaz solicita su presencia. — Estás palabras bastaron para qué Mahidevran temblará de miedo.

¿Cómo es qué está viva? ¿No salió del palacio? ¿Aygul mintió? Más y más preguntas rondaban por la mente de Mahidevran, su plan había fallado y la hija mayor del sultán no la dejaría sin castigo.

— Sultana. — Cennet la trajo de vuelta a la realidad.

— I-ire de in-inmediato. — Sus nervios aumentaron, sus manos sudaban y comenzó a tartamudear.

Camino hacia los aposentos de Shahnaz nerviosa, adelante de ella Cennet Kalfa, subió las escaleras y cada vez qué estaba más cerca de las puertas sus manos sudaban aún más.

Cuándo menos se lo espero las puertas estaban abiertas por lo qué entró con sus piernas flojas como si estuviera cayendo en un vacío el cuál no tenía salida.

— Por unas horas creí las palabras qué estaban escritas en esa carta, me desmayé y lloré pero, después me puse a pensar qué mi padre no es débil por lo tanto el no sé dejaría vencer. — Habló dándole la espalda a la mujer para después de unos minutos voltear a verla encontrándose a una Mahidevran nerviosa. — Debes saber qué esto no se quedará sin castigo.

— ¿Y qué harás? Nadie puede comprobar qué fui yo quién escribió esa carta

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— ¿Y qué harás? Nadie puede comprobar qué fui yo quién escribió esa carta. — Cómo pudo hablo Mahidevran.

— No te preocupes, una sola palabra de mi boca es suficiente evidencia para qué el sultán me crea. — Miró a la castaña con seriedad.  — Más aparte tengo los suficientes testigos sí es lo qué el me pide.

𝐒𝐇𝐀𝐇𝐍𝐀𝐙 || 𝐒̧𝐞𝐡𝐳𝐚𝐝𝐞 𝐌𝐞𝐡𝐦𝐞𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora