Capítulo 40

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Se sintió atónita al leer el grabado de la lápida; casi en shock. Releyó varias veces esa frase en su mente. “Ellie Burnett e hijo”.

—Hijo... —murmuró Daphne—. ¿Tuviste un hijo con ella? —cuestionó volteando hacia Ethan para descubrir que el chico ya estaba alejándose del lugar.

Volteó hacia la tumba unos segundos más, no pudiendo salir de su sorpresa, para después alejarse rápidamente y seguir al chico.

—Ethan —lo llamó, pero él no contestó, sólo caminó más rápido—. ¡Ethan! —gritó esta vez, corriendo para alcanzarlo.

Caminó manteniendo la mirada en él. Ethan no se dignaba a mirarla, sólo mantenía su mirada hacia el frente con el ceño fruncido, como si estuviera molesto.

—¿No piensas hablar conmigo? —cuestionó fastidiada la chica mientras salían del cementerio—. Ethan... —lo llamó esta vez sonando dolida, lo vio cambiar su expresión, esta vez contrayendo el ceño.

Se dirigió hacia una parada de autobús, sólo se detuvo bajo la sombra de esta, pretendiendo esperar el transporte. Daphne se quedó junto a él, aún no dirigía su mirada a ella.

—¿Qué te pasa? —dijo la chica muy dolida por su actitud—. ¿Cómo puedes tratarme así después de lo que pasó entre nosotros?

Nuevamente su expresión cambió, bajó la mirada, en un deprimente gesto.

—Tú dijiste que no tenía sentido ir a un cementerio a sólo ver una lápida —le recordó lo que dijo cuando hablaron de volver a Gwerdlle para visitar la tumba de su madre—, y aun así, desde muy temprano viniste a verla.

—Esto es diferente —finalmente habló Ethan sin mirarla. Lo que dijo la hizo sentir furiosa.

—¡¿En qué es diferente para ti?! —gritó poniéndose frente a él, al fin Ethan la miró—. ¿En que está más cerca? ¿O en qué ella en realidad aún te importa demasiado?

Movió sus labios como buscando qué decir, sin embargo, no formuló ninguna palabra. Sólo le mantuvo la mirada.

—¿Tuviste un hijo con ella? —volvió a cuestionar la chica, algo que le parecía evidente, sin embargo, quería escucharlo de él.

—No es algo de lo que debas saber, Daphne —habló el chico, cosa que la hizo sentir más molesta. Trató de calmarse.

—¿Por qué no me dijiste que era hoy? —preguntó sintiéndose otra vez dolida.

—Tampoco era algo que tuvieras que saber —se defendió, de pronto se vio fastidiado—. ¿Por qué quieres si quiera saber sobre todo eso? No tendría por qué importarte.

—¡¿Cómo esperas que no me importe cuando haces este tipo de cosas?! —replicó Daphne elevando la voz, con el ceño contraído evidenciando la manera en la que la hacía sentir—. Ethan..., no la has superado.

El chico no dijo nada por un par de segundos que para Daphne fueron eternos y dolorosos, realmente no esperaba que lo negara, ya le era evidente, pero aun así, le dolió que ni siquiera lo intentara. Finalmente, apartó de nuevo la mirada de ella antes de volver a alejarse, caminó sobre la acera ignorando por completo que ella seguía ahí. Daphne dudó un momento en si debería seguirlo, se sentía harta de esa actitud de ignorarla, se suponía que eran novios, hasta ayer creía que todo estaba yendo mejor que nunca, y ahora se comportaba así, como si no le importara; como si ella fuera ajena a él.

Finalmente fue detrás de él, alcanzándolo rápidamente, y con una mezcla de enojo y decepción expresó:

—¿Quieres estar conmigo, Ethan? —cuestionó, haciendo que él se detuviera abruptamente y se volviera a ella, parecía sorprendido por su pregunta, como si dicho cuestionamiento no tuviera sentido y la respuesta fuera obvia.

Flor de Daphne ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora