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Jen deja de darme besos y me siento desconsolada. Pero obedezco. Subo hasta la parte alta de la cama y me recuesto abriendo las piernas con la respiración demasiado agitada, veo a Jennie gatear hacia mí y se me nubla la vista, me va a comer, mi jefa me lo va a hacer mientras su mujer mira y eso me hace sentir espasmos en la vagina, noto como se contrae con desesperación por la llegada de su lengua, y cuando veo a Jennie abre mis labios con los dedos y lame con fuerza gimo y me aprieto contra su boca. Con una mano me agarro al cabezal de la cama y coloco la otra sobre su cabeza, cierro los ojos y me limito a disfrutar hasta que escucho un ruido, cuando miro veo como Lisa se está poniendo un arnés y me quiero morir, Jennie lame y succiona vorazmente entre mis labios y su mujer se acaba de meter la pequeña extensión en la vagina y se está ajustando el arnés con un falo que en mi opinión es demasiado grande. Cuando lo tiene bien puesto, lo lubrica completamente, se sube a la cama y agarra a Jen por las caderas.

—A cuatro patas cariño —susurra encendida.

deja mi sexo un instante mientras yo miro atónita y obedece, se coloca a cuatro patas, Lisa agarra el falo y cuando encuentra su vagina comienza a penetrarla poco a poco hasta que se hunde del todo en ella y Jennie ahoga un suspiro de placer, me mira llena de deseo y vuelve a meter su lengua entre mis piernas mientras Lisa bombea contra su cuerpo a un ritmo constante.
Voy a correrme, lo noto, la boca de Jennie se hunde en mi con cada embestida de su mujer y eso me está matando de gusto, toda la situación me parece de lo más excitante y ya no puedo contenerme, ver la cara de Lisa mirándome mientras se folla a su mujer, y esta a su vez me folla a mí, me ha hecho estallar de placer en menos de un minuto. Me dejo ir sacudiendo mi sexo contra la boca de Jennie mientras ella mantiene mi clítoris entre sus labios y lo lame con insistencia. Cuando mi orgasmo acaba Jennie mantiene su posición y apoya la cara en mi barriga mientras yo le acaricio el pelo intentando recobrar el aliento.

—Más, más fuerte cariño, más fuerte —suplica.

Casi me corro otra vez con sus palabras. Lisa acelera agotada y yo le ofrezco una mano que coge agradecida para ayudarse con las embestidas, Lisa se clava dentro de ella cada vez más fuerte, cada embestida suya nos mueve a las dos y los pechos de Jennie rozan mi sexo haciéndome arder de nuevo. Me voy a correr, me voy a correr otra vez solo por el puto morbo que me provoca la situación, de pronto Jennie se arquea y me clava las uñas en los brazos cuando su orgasmo llega, la excitación me sacude tan fuerte que aprieto mi sexo contra sus pechos y me corro con ella mientras Lisa se deja ir con nosotras. Nos hemos corrido las tres juntas y la sensación ha sido una auténtica maravilla, Jennie se deja caer completamente sobre mi cuerpo mientras Lisa lo hace sobre su espalda, las tres estamos agotadas.

Unos segundos después Lisa rueda hacia un lado, se quita el arnés y besa a Jennie en el trasero.

—Me voy a la ducha —le indica tras levantarse.

Que mujer más fría, joder, estoy segura de que todavía tiene el pulso disparado, es imposible que se haya recuperado y ha salido de la habitación sin mirarme si quiera, es como si yo me hubiera evaporado. Todo lo que esa mujer tiene de atractiva lo tiene de borde y desconcertante, me ha molestado mucho ese gesto pero no digo nada, Jennie no tiene la culpa y al fin y al cabo esto es lo que es, una sesión de sexo entre tres mujeres pactada previamente.

Una increíble sesión por cierto, no había disfrutado tanto en mi vida. Un par de minutos después Jennie levanta la cabeza, sube hasta mi boca y me devora lentamente, cada vez que esta mujer mete su lengua en mi boca me hace sentir como si estuviera flotando. Es jodidamente agradable.

Me gusta mucho como besas Rosé —susurra.

Me quedo bloqueada de nuevo, primero por el increíble beso que me ha dado, segundo porque Lisa no está en la habitación y yo no tengo claro si el contacto sin estar una de las dos presentes está consentido entre ellas, y tercero porque me halaga mucho lo que me ha dicho. Me han entrado ganas de decirle que a mí me encanta tenerla en mi boca, pero de nuevo me contengo.

—Puedes usar la ducha del baño del pasillo, yo me ducharé con Lisa. Hay toallas limpias en el armario.

—Gracias.

Sale de la habitación sin más, dejándome sobre la cama, desnuda, sola y aturdida por todo lo que ha pasado. Reacciono cuando mis tripas rugen con fuerza, prácticamente no he comido nada en todo el día, y ahora que todo ha pasado me muero de hambre. Voy recogiendo todas mis prendas por el suelo de la habitación, y tras pasar por el comedor a recoger mi bolso para poder ponerme unas bragas limpias me en camino hacía el baño y me doy una ducha rápida. No quiero abusar, no sé que se espera de mí ni que tengo que hacer tras lo que ha pasado, mi cabeza no para de dar vueltas mientras me visto, ¿tengo que irme inmediatamente? ¿Tengo que esperar a que ellas me digan que me marche? ¿Tengo que darles dos besos al salir? ¿Jen sigue siendo Jen o ya es Jennie?

Me va a explotar el cerebro, nunca me he encontrado en una situación como esta, y el hecho de que ambas mujeres tengan un carácter tan extraño no me ayuda en absoluto.

ALGO DE TRES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora