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Como siempre, he llegado con el tiempo pegado en el culo, mi turno comienza en apenas diez minutos y todavía no me he cambiado de ropa, me paso por la cafetería y me pido un café que me acabo bebiendo en el vestuario mientras me cambio, la verdad es que últimamente me he convertido en una experta apurando los minutos.

Todavía estoy entrando por la puerta de urgencias y ya veo a la doctora  haciéndome señales desde el fondo lado del pasillo, con diferencia es una de las mejores doctoras de este hospital, pero todo lo que tiene de buena médica lo tiene de gilipollas e impaciente, aun así, me gusta trabajar con ella.

—Buenos días—me saluda con gesto irritado.

Le enfada mucho que siempre llegue tan justa, parece que esta mujer no entiende que me gusta tener una vida más allá del trabajo.

—Box tres —dice sin esperar una respuesta a su saludo—un atropello, ya la he examinado, y a falta de que me envíen los resultados del escáner lo más grave que tiene es una pierna rota. Lo demás son golpes y rasguños, bueno, que te voy a decir, ya sabes cómo son los atropellos, inmovilízale la pierna y haz las curas, si los resultados del escáner están bien la dejaremos unas horas en observación y después le daré el alta.

Me entrega el informe y entra en otro box. Puede parecer despreocupada pero no lo es, yo ya sé lo que tengo que hacer con esta chica que por lo que leo se llama Chaeyoung, debo hacer lo que me ha pedido y además vigilarla hasta que el escáner confirme que no tiene ninguna otra lesión. Llevo cuatro años trabajando con la doctora y conozco a la perfección su forma de proceder, ella conoce la mía y le gusta, así que siempre que puede intenta que yo sea su enfermera.

Cuando entro en el box hay una mujer con mi paciente, me parece guapa así de perfil, pero lo confirmo cuando me mira, es muy atractiva, pero quien realmente llama mi atención es la tal Chaeyoung, tiene una melena rubia un poco alborotada, y pese a que todavía tiene la cara manchada de sangre seca he sentido una extraña, desconocida y agradable sensación cuando me ha mirado.

Parece cansada, y por supuesto dolorida, pero aun así he sentido como su dulce mirada me ha traspasado hasta dejarme sin aliento.

—Buenos días —digo para ambas—¿qué tal Chaeyoung? Vaya manera de comenzar el día ¿eh?

Me mira otra vez y esboza una ligera sonrisa que me parece preciosa.

—Tengo que pedirle que salga, voy a hacerle las curas, en cuanto acabe podrá volver a entrar —le digo a la mujer.

—¿Tardará mucho? —me pregunta.

—Estaré un buen rato, puede ir a la cafetería a tomar algo si le apetece, le da tiempo.

No protesta, se pone en pie, y tras hacerle una caricia en la mejilla a mi paciente le dice que enseguida volverá. Me pregunto quién será, está claro que no es su madre, tal vez una hermana o una amiga, quiero pensar en eso porque por algún motivo que no entiendo, pensar en que pueda ser su pareja me molesta.

—Muy bien Chaeyoung, ahora voy a inmovilizarte esa pierna y a curarte las heridas.

Su gesto cambia, y además de dolorida parece asustada, así que decido dedicar unos segundos a tranquilizarla.

—¿Sabes que mi hermana pequeña se llama como tú? —digo mientras pongo todo lo que necesito sobre la bandeja—en realidad era yo quien debería haberse llamado así, a mi padre le gusta mucho ese nombre y quería ponérselo a su primera hija... —me observa atentamente, y como parece algo más tranquila decido informarla sobre lo que va a pasar —oye Chaeyoung, te voy a hacer daño, limpiar esas heridas es doloroso porque tengo que asegurarme de que no queda ninguna impureza dentro, pero quiero que sepas que intentaré que sea el mínimo posible, ¿vale?

ALGO DE TRES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora