17. Doble fila

1.2K 111 5
                                    

Rosé

Los días comienzan a pasar otra vez, y las horas sin ellas se me hacen eternas, mis jefas se pasaron los tres siguientes fines de semana viajando para hacer reuniones, y aunque en uno de ellos me invitaron a que las acompañara, tuve que decir que no pese a que me hubiese encantado. Era el cumpleaños de Jiyu, y su marido le había preparado una fiesta sorpresa a la que yo no podía faltar. Además iban a venir amigos a los que hacía mucho tiempo que no veía y me apetecía mucho pasar un poco de tiempo con ellos.

Es jueves, y llevo más de una hora viendo a Jennie caminar de un lado para otro estresada perdida con el móvil pegado a la oreja, me recuerda el día que viajamos y al final decidió silenciarlo.

—¿Necesitas que te eche una mano, Jennie? —digo asomándome a su despacho cuando por fin entra.

—Uff, hola Rosé, menuda mañana llevo —contesta agotada.

—Ya veo, me estás poniendo nerviosa con tanto taconeo por el pasillo, como sigas así te convalidan primero de flamenco—bromeo arrancándole una sonrisa.

—Hay días que parece que todos los centros se ponen de acuerdo para tener problemas, el caso es que la mayoría de ellos son absurdos y los podrían resolver ellos sin mi ayuda...

Su móvil vuelve a sonar y ella tuerce el gesto haciéndome reír a mí. En cuanto descuelga, llaman a la puerta y aparece Yoona.

—Su mujer por la línea dos —dice en voz baja.

Jennie se disculpa un momento con la persona del otro lado del teléfono, tapa el auricular y descuelga el teléfono para atender a Lisa.

—Vale, que sí Lisa cariño, ¿es en el de siempre no? Vale, yo ahora no puedo, pero mando a Rosé a recogerte.

Dicho eso le cuelga a su mujer, y manteniendo silenciada todavía la otra llamada apunta algo en un papel y me lo entrega.

—¿Puedes ir a recogerla aquí? Ha llevado el coche al taller porque esta mañana nos ha costado ponerlo en marcha, parecía batería pero por lo visto es otra cosa. En fin, ¿puedes ir tú cariño?

—Claro.

—Gracias Rosé.

Salgo de allí contentísima, primero porque me siento muy bien por poder echarles una mano, y segundo porque tenía la cabeza como un bombo y me apetecía que me diera el aire un poco.

Tardo menos de quince minutos en llegar al taller en el que está Lisa, pero no la veo en la calle, así que aparco el coche en doble fila para poder utilizar el teléfono y la llamo. Comunica, espero un par de minutos y vuelvo a probar suerte, sigue comunicando.

¿Qué les pasaba a estas mujeres con el teléfono hoy? Pruebo una última vez, y como no hay manera de hablar con ella y decirle que estoy fuera esperándola, decido bajar e ir a avisarla.

Justo cuando voy a entrar en el taller ella sale con el teléfono pegado a la oreja y su particular cara de arpía malvada, por su expresión ya me doy cuenta de que Lisa está de mal humor, que novedad... Me acerco para decirle que tengo el coche en doble fila y que la espero allí, pero antes de que abra la boca alza una mano para indicarme que no la moleste.

Me ha molestado mucho su gesto, me ha señalado como a un bicho molesto y eso me ha enfurecido, si no fuera por lo mucho que me gusta follar con ella y con su mujer la mandaría a la mierda ahora mismo.

Un momento, ¿eso que veo es un coche de la policía? No, si encima ahora me multarán por culpa de la desagradable de Lisa, encima que la vengo a buscar con toda mi buena fé y ella me trata con desprecio, solo me falta que vengan estos y me pongan una receta. Paso de Lisa, no tengo tiempo para molestarme en avisarla, tengo que llegar al coche antes de que lleguen ellos o me la como con patatas.

Mientras corro como una loca hacia el coche voy pensando en que como al final me multen, esa receta me la paga mi jefa, como que me llamo Chaeyoung.

Ya estoy a la altura de mi coche, pero los dos que hay bien aparcados en la zona delimitada para ello están demasiado juntos y no puedo pasar entre ellos, así que alternando la mirada entre mi coche y la patrulla que ya se ha detenido al otro lado de la calle, rodeó corriendo el segundo de los coches y salgo a la carretera sin mirar para llegar al mío.

De pronto alguien grita, creo que es a mí pero no lo tengo muy claro, entonces oigo un frenazo que me hace paralizarme, y sin tiempo para reaccionar noto como algo me embiste por detrás.

¿estoy volando?

Sí, pero mí vuelo dura muy poco y acabo rodando por el suelo muerta de dolor.

ALGO DE TRES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora