—Hijo —dijo Hiashi viendo su piyama, que sólo constaba de una camiseta blanca y un pantalón pescador azul cielo.
Aunque para suerte de Naruto, fue maravilloso que hubiesen llegado ya cuando la erección de su miembro (debido al anterior encuentro) se había calmado ya y sus pantalones no mostraran anormalidad alguna.
—Pero... ¿qué hacen aquí? Es decir... —Hiashi lo quitó de su camino y pasó a la casa seguido de Hanabi quién dijo un débil «con permiso» antes de entrar—. ¿Quiere pasar?
—Al punto, Uzumaki —empezó diciendo el hombre—, ¿y mi hija?
—E-en el baño, señor.
Desde que Hiashi le había aclarado a Naruto que lo mantendría muy bien vigilado y le había cumplido su palabra a los dos meses con fotografías suyas saliendo de Ichiraku y de un bar con los chicos en una noche de fiesta, el chico Uzumaki se había tomado a su suegro muy en serio. Además de que le había amenazado de qué a él no le importaría que tan fuerte fuera, si lastimaba a su hija, iba a seguirlo hasta el fin del mundo para castrarlo con un tenedor.
—Llámala.
—Pe-pero señor...
—Llámala —ordenó Hiashi con mucha más imponencia. Naruto no pudo objetar contra eso por lo que asintiendo con la cabeza, le dio la espalda a su suegro para ir a hablarle a su novia, pero se detuvo por un instante cuando Hiashi agregó con frialdad—: y ponte algo de ropa decente antes de regresar.
—Como ordene, señor —aceptó Naruto con los dientes fuertemente cerrados.
Al llegar a la puerta del baño, Naruto no contuvo su molestia al tocar con fuerza.
—Tu padre acaba de llegar. Dice que quiere vernos.
Y se marchó a su habitación para cambiarse de ropa. Un pantalón naranja y una playera blanca, se peinó un poco el cabello con las manos y se puso desodorante en barra en las axilas antes de regresar a donde su suegro y su cuñada. Ambos ya estaban establecidos, sentados y esperándolos.
Hiashi dijo que esperarían también a Hinata, para cuando ella llegó, también estaba vestida: un pantalón pescador azul marino y una blusa negra de manga ¾. Su cabello estaba bien alaciado y parecía haberse echado agua en la cara antes de ponerse crema facial y un poco perfume en su cuello.
A Naruto todo aquello le hubiese parecido sensual, pero lamentablemente estaba demasiado molesto con Hinata como para pensar en lo bella que se veía.
—No les quitaré mucho el tiempo —comenzó Hiashi en el comedor de la sala, por suerte habían cuatro sillas porque así venía el paquete del comedor ya antes mencionado. Y Naruto jamás había agradecido más que hubiese dos sillas de más ahí.
—Padre... —trató de interrumpir Hinata pero su padre la calló.
—Calla —dijo él—, por lo que veo no se han preocupado en ir a verme para arreglar el asunto del Ritual.
—¿De qué? —Naruto no pudo contenerse a preguntar aquello. Hiashi le miró mal.
—Ahora entiendo —pasó sus ojos asesinos de Naruto a Hinata—. No le has dicho nada —acertó con frialdad—, ¿o sí, Hinata?
—No, padre —Hinata agachó la mirada avergonzaba.
—¿Decirme qué?
—Que te lo diga Hinata cuando salga yo de aquí. —Alzó la mano y la movió en un círculo—. Hanabi.
La chica que aún no había dicho nada, sacó de la manga de su kimono un pergamino azulado con el símbolo del clan Hyūga. Se lo dio a su padre que a su vez lo dejó en la mesa con el símbolo viendo a la pareja.
—No deben equivocarse, Hinata, explícale a Uzumaki el resto. —Se levantó rígido—. Y vengan a verme mañana a primera hora, no dispongo de mucho tiempo para tratar temas que ya deberían saber ambos a estas alturas.
Sin decir nada más, Hiashi salió de la casa con un portazo tras él. Hanabi se quedó por un segundo y después le dijo a su hermana antes de salir también:
—Suerte.
La casa quedó en un sepulcral silencio.
Naruto estaba confundido, su suegro le había dicho algo sobre un ritual del que él no se había enterado. Un ritual del que según el propio Hiashi, había declarado que Hinata debió haberle dicho.
—¿Y bien? —habló Naruto con los hombros demasiado tensos. Estaba conteniéndose pero ya no podía más—. ¿De qué diablos no me he enterado aún?
Hinata permaneció con la mirada baja, basta decir que eso a Naruto le colmó la paciencia.
Golpeó la mesa con el puño y comenzó el carnaval de reproches:
—¿SE PUEDE SABER QUÉ DIABLOS OCURRE CONTIGO? —explotó Naruto de pronto con los ojos casi enrojecidos por la ira—. ¡Primero lo del golpe de la mañana! ¡Y ahora hay un ritual con los Hyūga que debo hacer! —señaló el pergamino que Hiashi había dejado sobre la mesa—, ¿qué es lo que no me has dicho, eh? ¡Dímelo!
Hinata no dijo nada.
—Bien. Bien... de acuerdo.
Naruto se levantó, sin decir o siquiera dirigirle una mirada a Hinata, tomó una chaqueta, sus zapatos y salió de la casa dando un portazo peor que el de Hiashi. Casi pudo jurar que tiró al suelo un cuatro que Hinata había comprado en su quinto mes de noviazgo.
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¡𝐻𝑖𝑛𝑎𝑡𝑎! ¿𝐸𝑆𝑇𝐴𝑆 𝑀𝑈𝑅𝐼𝐸𝑁𝐷𝑂?
Romantizm『Naruto x Hinata』Hinata actúa extraño estando muy cerca navidad, la fiesta de Sakura y un presente muy simpático por parte de su suegro, ¡y Naruto ya no sabe dónde meter la cabeza! Un minuto, ¿qué hacen unas bragas ensangrentadas en tu bolsillo, Nar...