Capítulo 3: Antojos
Mo Ran había notado algunas cosas en ese tiempo. Pasaron tres semanas desde que se enteraron de la existencia del bebé, aunque Chu Wanning parecía desinteresado en sus cambios físicos, Mo Ran era muy diferente. En cada oportunidad miraba atentamente el vientre desnudo de su esposo, pasaba largos minutos viéndolo mientras tenía a Chu Wanning contra la cama esperando encontrar una pequeña curva que mostrará el crecimiento de su pequeño pastel de osmanthus.
—Mo Ran… —Oh, estaba listo para escuchar la queja de Chu Wanning—. Creo que tengo un poco de hambre —Mo Ran lo miró sorprendido, Chu Wanning generalmente no pedía ningún refrigerio, menos tan tarde.
—Quedó algo de comida de la tarde, ¿quieres que te lo caliente?
Chu Wanning pareció dudar. —No quiero eso.
—¿Algo en específico?
—Quiero algo cremoso, algo dulce.
Chu Wanning nunca cambian. —Iré enseguida.
Estaba seguro de que había dejado unos cuantos postres resguardados de las manos del mayor quien al verlos no dudaría en comerselos. Con pasos lentos volvió a entrar a la habitación donde Chu Wanning ya se había cerrado la túnica interior y esperaba sentado a que llegara.
—Encontré un pastel.
—Gracias —Chu Wanning sonrió.
Su mirada se posó en el pastel esponjoso en las manos del menor, no lo tocó, simplemente lo miró sin decir nada, pero tenía una expresión que decía que quería pedir algo más. Mo Ran sonrió, sabía sobre aquello, las mujeres del pueblo hablaban mucho de eso.
Los antojos.
Chu Wanning estaba teniendo un antojo en particular por el embarazo, pero su delgada cara no dejaba que lo pidiera, lo bueno era que Mo Ran sabía cómo ayudarlo a pedir lo que necesitaba.
—¿Hay algo mal? ¿Necesitas algo, Wanning?
Chu Wanning apretó los labios dudando si hablar o no, Mo Ran pensó que era tierno.
—Puedes pedirme lo que quieras, baobei —acarició levemente la mejilla bañada en color rojo por la vergüenza—. ¿El pastel no es lo que quieres?
—Si, pero… siento que debería llevar otra cosa.
—¿Qué? ¿Un poco de nuez, de frutos?
—Chile.
—Claro iré por el… ¿Chile? —Mo Ran se detuvo a mitad de camino—. ¿Qué?
—Sabía que sería extraño, por eso no quería decirte, déjalo, lo buscaré yo mismo —Chu Wanning se levantó y pasó rápidamente a lado de Mo Ran para llegar hasta la cocina donde encontró el pequeño frasco con la sustancia roja que Mo Ran guardaba para algunos platillos.
Sin decir más, simplemente abrió el frasco y tomó una gran cucharada para bañar el pastel dulce y blanco volviéndolo de un color rosado. Algo parecido a una sonrisa creció en el rostro de Chu Wanning cuando lo vió, tomó la cuchara y tragó un gran pedazo.
Mo Ran sentía su estómago revolverse, listo para actuar con un vaso de agua para cuando su baobei empezará a toser y escupir.
—Delicioso —murmuró Chu Wanning viendo con adoración el postre—. Realmente delicioso —tomó otra cucharada de picante antes de caminar alegremente hacía la habitación una vez más para terminar de ingerir aquella aberración -según Mo Ran-.
Ese no fue el único caso, desde ese momento cada noche Chu Wanning pedía lo mismo, Mo Ran estaba a punto de llorar viendo como cada dulce pastel era arruinado de aquella manera. Intentó probarlo pero sabía horrible, no entendía porque Chu Wanning lo amaba tanto.
—Es normal que las mujeres tengan antojos extraños durante el embarazo —un aldeano aportó su opinión—. Mi mujer quería pepinillos agrios todos los días —rió.
—En el segundo embarazo de mi Liang tuvo el gusto de comer sólo manzanas, todo tenía que llevar manzanas.
—Realmente mi mujer me hacía querer golpear mi cabeza contra el piso cada vez que pedía pollo a media noche —los hombres reían ante las anécdotas y Mo Ran escuchaba tranquilo. Se sintió aliviado de que Chu Wanning tuviera síntomas similares, siendo el embarazo una forma de hacerlo aguantar el picante.
—Mo-Zongshi, tu esposa sin duda tendrá un niño fuerte si sigue obteniendo los alimentos que desea.
—La esposa de Mo-Zongshi debe sentirse afortunada de tener un marido tan trabajador y guapon —los hombres volvieron a reír y Mo Ran los siguió—. Su pequeño sin duda aprenderá de usted.
Ciertamente Mo Ran nunca espero que se uniría a este tipo de pláticas, pero estaba feliz de poder involucrarse
Chu Wanning se movió incómodo en su silla destinada a su taller. Los vómitos habían disminuido en los últimos días, estaba feliz de eso, pero ahora había una extraña hambre en él. Mordió su labio y miró por la ventana, sabía que Mo Ran estaba por llegar, él podría ayudar.
Trató de volver al artefacto que estaba perfeccionado, pero fue imposible. Molesto lanzó las piezas y se levantó. ¿Qué tan difícil era cocinar? Se dijo.
Mo Ran le había enseñado lo básico en ese tiempo, ya no quemaba nada, entonces no debería ser tan difícil hacer algo.
No contó con que cuando Mo Ran entrara por la puerta la cocina fuera un desastre.
—¡Wanning! —La sorpresa en su voz era real—. ¿Qué sucedió?
—Yo… quería comer algo.
—Había raciones guardadas, podías haberlas tomado.
—Pero no quiero eso —alzó molesto la voz—. Yo quiero un poco de almendras con algo de azúcar y de huevo.
Bien, puedo hacer eso, pensó Mo Ran listo para arreglar el desastre que Chu Wanning había dejado. —Lo tendré pronto.
La delgada mano de Chu Wanning lo detuvo. —El dulce debe ser compacto y ser polvoriento, para que se deshaga en mi boca —la mirada del hombre brilló dando a entender que no aceptaría nada más.
—Claro, Wanning —Mo Ran sonrió levemente.
Esa noche Mo Ran creó algo nuevo solicitado por el gruñón gato embarazado.
Aún así los ojos iluminados de Chu Wanning valieron la pena, pensó al final cuando lo vió sonreír. El nuevo postre desapareció en un segundo.
—Sin duda Mo Ran siempre hace la mejor comida —Chu Wanning dijo mientras terminaba de limpiar sus dedos con la lengua. Mo Ran lo miró sorprendido, si bien su esposo siempre pensaba aquello nunca lo decía de forma tan abierta. ¿Fue un cambió más en el embarazo?
Sonrió hasta que sus mejillas dolieron. —Aunque Wanning me despierte en la madrugada, sin duda me pararé a cocinar lo que quiera —prometió Mo Ran.
Él haría todo por su baobei y su pequeño pastel de osmanthus.
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¡Tercer capítulo! Uno cortito sobre algunos de los síntomas, a nuestro pequeño pastel le gusta tanto el dulce como el picante, la bella combinación de sus dos padres.
Gracias por leer, si quieren saber más sobre mis escritos puede seguirme en Twitter como @/Yunzzelf.
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Osmanthus cake
Fanfiction-¡Un parásito! -Xue Meng se alarmó-. ¿Algún demonio ha puesto algo en el cuerpo de shizun? -Bueno... no un demonio. -Se claro -Chu Wanning estaba perdiendo la paciencia, últimamente siendo más difícil controlar su humor, otra cosa que sufría con su...