Capítulo 37: Destrucción de San Lorenzo
Observo el bosque y siento como me reclama. El deseo de abandonar esta piel es tan fuerte que me cuenta contenerme. Anudado a eso, están los recuerdos. Últimamente es como una tormenta de granito dentro de mi cabeza, cada recuerdo me lastima y me sumerge en un pozo oscuro donde se encuentra la bestia rugiendo por ser libre. Pero no puedo evitar volver al pasado una y otra vez.
Siento como mi alma rueda por el piso, incapaz de ponerse en pie ante tantos acontecimientos llenos de desgracia, y tristeza.
Mi alrededor es una simple fachada de luz y tranquilidad, el sol brilla en la cúspide del cielo, las nubes flotan en el inmenso mar sobre mi cabeza. Las hojas de los árboles en su más intenso verde llenas de vida, de esperanza, la suave y delicada brisa que lleva consigo el aroma de la naturaleza dando serenidad a su paso, todo parece tan perfecto… pero no es así estoy rota por dentro. Una parte de mí se ha ido, y descontrolado la que ha quedado.
Camino desganada por el verde césped, dando vuelta a la casa en medio del bosque, la casa donde despertaron todas mis vidas para unirse en una sola.
Detrás de la casa, un jardín que hace tres meses no estaba parece un arcoíris que sale de las plantas, flores de todos colores se alzan sobre el suelo, algunas trepan por la casa, cubriendo las paredes y ventanas.
Unos muebles de madera cuelgan de los árboles como columpios. Me siento en uno de ellos y me mente se abre ante el recuerdo.
Un bello y hermoso jardín bajo la luz del sol. Un columpio sostenido por dos árboles entrecruzados, improvisado con una tabla de madera y cuerdas de cabo. Una niña de seis años, con el cabello negro cayendo a su cintura, luce un vestido floreado colgando a sus pies. Ojos felinos y violetas. Sujetada fuerte a las cuerdas mientras un hombre de cabello negro e intensos ojos cafés, la mece con fuerza. El viento acariciando su rostro y sintiendo que se elevaba al cielo y descendía con la misma intensidad. La niña reía de felicidad y el hombre disfrutaba verla sonreír.
—Papá —esas palabras salen de mis labios mientras mi mente regresa al presente. ¿Que habrá sido de su vida después de mi muerte?, eso es algo que quizás nunca sabré. Ese hombre también es parte de dolorosos recuerdos. En mi primera vida, también iba a terne un hermano menor, pero nunca sucedió. Mi padre le dio una golpiza a mi madre… aun puedo escuchar los gritos, su llanto por la pérdida del bebé. También recuerdo nuestro enfrentamiento, si no hubiera sido porque mi madre sangraba demasiado quizás lo hubiera matado. Había tanta furia dentro de mí, que el amor que sentía se doblego ante el odio con mucha facilidad.
—Camila —la voz de mi padre me devuelve a la realidad, dejando de lado esos tormentosos recuerdos.
—Hola, Papá —se sienta a mi lado. Su cabello es negro y está un poco largo, cae sobre su frente. Sus ojos son claros.
—Quiero saber ¿Por qué? —digo mirando mis pies.
—Te lo explicare todo —pero lo primero es:—¿Cómo te sientes en realidad?
—Abrumada, perdida, confundida, son demasías cosas y son muy pocas las que son buenas, siento como si la persona que creí ser hace unos meses nunca hubiera existido, soy un ser malvado.
—Todos somos malvados en algún momento de nuestras vidas.
—Eso no me reconforta.
—Lo sé —sonríe. Se queda mirando las flores del jardín—. La familia de tu madre y la mía, no se llevan bien. Se han odiado por años. Es más, mi madre no sabe que ella es tu madre.
—No conozco a una abuela —digo desconcertada. Muy desconcertada.
—Pero la tienes —me cruzo de brazos —. En su momento le dije que no preguntara, y ella dijo: no quiero saberlo. Tu madre te dejo conmigo, porque Selt creyó que era necesario mantener oculta de los oscuros y en vista de que los de la rosa son tu línea de sangre desde el principio. Lo mejor era que nadie supiera que Cordelia había tenido una hija. Funciono aunque eso significo que no tuviste a tu madre.
—Lo entiendo —me da una sonrisa reconfortante.
Mi madre viene con una bandeja en las manos.
—¿Quieren galletas? —pregunta. En la bandeja hay galletas de chispas de chocolates. Mi madre en los últimos días ha estado esforzándose mucho por ser una madre, el embarazo tiene mucho que ver también.
—Por supuesto—mi padre toma una, se la lleva a la boca —. No envenenare con tus galletas, ¿cierto?
—¿Qué estas insinuando? —pregunta Cordelia ofendida. Tomo una galleta, y le sonrió.
—Es que yo nunca conocí tus dotes de cocinera, es más pensé que no sabías cocinar —expresa mi padre, tomando una segunda galleta.
Me dedico a observarlos discutir por una tontería. Entre toda la locura que existe en mi cabeza, estos momentos son los mejores.***
San Lorenzo, que una vez estuvo llena de vida, con una pequeña población y rodeada de bosques y tranquilidad, ahora está envuelta en llamas con sus tierras cubiertas de sangre de sus propios habitantes. Las casa donde una vez se escucharon risas ahora se escuchaban gritos de terror, las calles por donde una vez circulaban personas ahora esas mismas las cubrían, cuerpos desgarrados de niños, adolescentes, abuelos y adultos, convertían la ciudad que una vez tuvo vida en una que ahora representaba la muerte.
Cada espacio verde arde en un fuego rojo que no se extiende más allá de los límites de la ciudad, los guardines revisaron cada rincón de la ciudad y todos están muertos.
Los guardianes fueron llegando al lugar solo para observar la masacre que habían hecho los oscuros. Recorro las calles con mi madre. Ella tiene la mirada empañada por las lágrimas, toda una vida en este lugar y ahora son solo recuerdos.
—Lo siento mucho —no sé qué más decir.
—Yo también —da un respiro con dificultad y dolor como si algo estuviera atravesado en su pecho —si tan solo me hubiera dado cuenta de toda la farsa que estaba viviendo a tiempo.
Mi madre aún no se perdona, el haber sido utilizada por Tanils. No fue su culpa pero ella no lo ve de esa manera.
—Nada de esto es tu culpa, y nadie va a culparte, estabas siendo manipulada por la bruja más antigua de estos tiempos, no podías hacer nada.
—Pero yo sí, debí darme cuenta y quizás mis amigos y compañero de equipo seguirían con vida —su voz se quiebra. de su equipo de gaurdianes solo quedan dos. los demás estan muertos.
La entiendo perfectamente. También perdí a muchos amigos en el pasado, y hasta en el mismo presente. No es fácil asimilar la muerte de personas que amas cuando sabes que de alguna manera eres el responsable y que quizás si no hubieras tomado ciertas decisiones podrían estar vivos ahora. Pero ya es muy tarde para mirar el pasado y comenzar a cuestionarse. Me acercó a ella y, le doy un abrazo. En el pasado me hubiera gustado tener a alguien quien mediera un abrazo en esos momentos en los que me cuestione hasta desfallecer.
Permanecemos unidas por nuestros brazos, dejando que las lágrimas saquen todo el dolor que ambas llevamos por dentro. Es como si los años que estuvimos separadas no hubieran existido. Ella rompe a reír, me seco las lágrimas.
—Me alegra tanto que hayas elegido tu destino —dice tomando de las manos —, por lo menos todo esto no ha sido en vano.
—Te quiero mamás.
—Yo te amo hija —acaricia mi rostro —, nunca lo olvides Cat.***
Los guardianes que habían venido de otras partes del mundo, se reúnen y hablaban en otros idiomas que no entiendo. Mi madre y yo caminamos a la plaza del centro del pueblo, donde todos han comenzado a reunirse.
Mis amigos: Maycol, Zoe, Sebastián y Nicol, van delante de nosotras. Recorriendo la calle que hace unos días desbordaba de personas con sus puestos de ventas, y ahora está en penumbras llenas de muerte y desconsuelo. Sebastián sostiene la mano de Nicol trasmitiéndole todo su apoyo, mientras ella camina con los ojos llenos de lágrimas mirando cada rincón por donde pasan. Recordando cómo era su vida antes de que Sasha llegara a su vida haciéndose pasar por mí. Las calles por la que andaba ahora, meses atrás las recorría con su madre en muchas ocasiones después de salir del instituto, ambas caminaban largas horas por esas calles mirando cosas que comprar, ahora no había nada que ver más que suciedad, sangre y llamas que se extinguen dejando oscuridad a su paso. El aire está impregnado de humo, de sangre, y hasta la muerte se puede oler.
Nos apresuramos al escuchar un alarido en el centro de la plaza.
—¿Qué pasa? —pregunto al alcanzar a mi padre y Selt.
—Míralo tú misma —dijo Selt con la mirada en alto hacia una enorme pancarta blanca, con grandes letras en sangre que decían: “UN ABREBOCA DE LO QUE ESTA POR VENIR” y el símbolo de los oscuros terminaba la frase.
—Y yo que pensé que todo había acabado —dice Nicol con pesar.
—¿Acabado? —digo una sonrisa maliciosa —esto apenas comienza.
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Círculo de Sangre. Guardianes 4. Gato Mágico
FantasyEl mundo oculta a seres desconocidos... seres como nosotros, pero llenos de secretos. Secretos que los hacen ser extraordinarios y al mismo tiempo temibles. La humanidad desconoce de su existencia; o más bien se aferran a cuentos y leyendas para no...