El mundo oculta a seres desconocidos... seres como nosotros, pero llenos de secretos.
Secretos que los hacen ser extraordinarios y al mismo tiempo temibles.
La humanidad desconoce de su existencia; o más bien se aferran a cuentos y leyendas para no...
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Después de una semana de la muerte de Katty Gutiérrez. Las clases en el colegio Duque vuelven a la normalidad. La pequeña ciudad vuelve a la normalidad como si nada hubiera pasado, esa es la mejor manera de seguir a delante y no estancarse en el pasado.
Camila sale del auto.
Permanece allí, frente al colegio por algunos minutos, luego avanza hacia el colegio.
No me gusta venir aquí, me recuerda lo que una vez tuve y lo que nunca volveré a tener. Pero ahora más que nunca necesito mantenerla bien vigilada.
La vida de todos trascurre como si nada hubiera pasado.
Las chicas hablan de chicos, revista, modas y cirugías... las cirugías estéticas parecen ser el tema de moda.
Por todos lados se puede oír a una chica diciendo: lo grandioso que sería aumentar su talla de brassier; mientras otras ya han probado todas las cirugías que sus padres les pudieron pagar.
En cambio, a los chicos solo les interesa ligarse a las chicas que estén más buenas a fuerza del bisturí y silicón.
A pesar de que el pueblo esta u poco desactualizado a diferencia del resto del país, eso no quiere decir que las cirugías no sean la sensación del momento.
Camila se hace paso entre la multitud de estudiantes, para encontrarse con Nicol.
—Hola Nicol—sentándose a su lado, en un banco que les permite ver a todos los que van entrando.
—Hola, ¿cómo estuvo tu fin de semana largo?—dice. Sus dedos se mueven agiles, trenzando su cabello.
—Muy bien... —su voz no fue tan entusiasta como realmente quería— ¿Y el tuyo?
—Bien, también.
—Nadie habla de ella, ¿verdad? —pregunta nerviosa.
—No. Es como si nunca hubiera existido. Ni Keyla la ha mencionado, con decir que hasta le consiguió remplazo. Vez la chica de cabello corto rubia —señala a una joven igual de rubia y plástica que Keyla, sentada a su lado. Camila asintió con poco ánimo—, es su nueva mejor amiga.
—No lo puedo creer, como puede ser así de cruel. Su amiga apenas lleva una semana muerta y ni siquiera la recuerda —dice Camila con pesar, y la imagen de Katty muerta vuelve a su mente.
Sacude ligeramente la cabeza, esas imágenes solo logran torturarla, y confundirla.
El timbre suena anunciando la hora de entrar a clases.
En cuestión de segundos la entrada principal colapsa de estudiantes, empujándose unos a otros para entrar.
Camila y Nicol rodean al grupo, en busca de como entrar sin recibir demasiados empujones y pisotones.
