El mundo oculta a seres desconocidos... seres como nosotros, pero llenos de secretos.
Secretos que los hacen ser extraordinarios y al mismo tiempo temibles.
La humanidad desconoce de su existencia; o más bien se aferran a cuentos y leyendas para no...
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Hoy en el día en que Camila y Cristopher tendrán su primera cita oficial, y un hay un muy mal tiempo.
Camila observa con el ceño fruncido el grisáceo cielo, desde su incómoda posición en la ventana. Lo sucedió anoche parece haber sido un mal sueño, su única perturbación por el momento son las gotas que comienzan a caer del cielo.
Ella da un par de maldiciones, por su mala suerte. Deja la ventana, y tropieza con el libro antiguo que tomo de la habitación de su madre. Los recuerdos la golpean, y con manos temblorosas lo recoge y sale de la habitación. Estoy seguro que ha ido a devolverlo aprovechando la ausencia de Cordelia, que como se ha hecho costumbre sale a muy tempranas horas de la mañana.
Al poco rato entra y se deja caer sobre la cama, con la vista fija en el techo, me encuentro con su mente reviviendo lo ocurrido en la noche. Algunas lágrimas comienzan a salir, pero, se limpia rápidamente y coloca los audífonos en sus oídos, y coloca la música lo más alto que puede, hasta que sus pensamientos se desvanecen y solo queda la letra de la canción.
Se deja llevar por ritmo de la música hasta quedarse nuevamente dormida, pero su mente no descansa, se encuentra agitada y sedienta de verdad. Recuerdos, comienzan aflorar, en otras oportunidades, fui el responsable de sus pesadillas, pero hoy es su propia mente la que dirige la tortura.
Una voz hace eco en su mente, y la pesadilla, o más bien el recuerdo toma forma.
—Sasha —llama una voz que reconoce inmediatamente.
El lugar es difícil de reconocer, pero lo que ella lleva en sus manos si me es fácil de ver, un envase de cristal que lleva en sus manos y que casi deja caer. Todo su cuerpo tiembla, sin razón alguna... con temor gira sobre sus talones quedando frente a unos ojos felinos en un intenso violeta, en la oscuridad el color de sus ojos es más intenso, esa mirada es como si dos puñales quisieran atravesar su alma.
Por unos instantes, ella se llena de desconcierto al ver a esa misma chica del libro, y que es idéntica a ella, tan cerca. Pero claro, ella no ve su rostro en esta pesadilla, donde su verdadero ser se encuentra expuesto.
—¿Qué demonios haces tú aquí? —grita, la chica con una ira descomunal que se apodera de todo su cuerpo.
Esta es la Cat que yo no conocí, esto ocurrió en 1876 justo ese día en que ella murió.
—Lo mismo que tú, o ¿acaso tu presencia no es para ser parte del ritual? —dice Sasha tratando de notarse calmada pero se le es imposible.
—¿Porque me uniría a los oscuros? —pregunta con cautela.
—¿Aún no lo sabes?
—No sé nada, será que me lo explicas a ver si comprendo lo que pasa en este lugar.
