Capítulo 9

1.6K 218 19
                                    

Horas más tarde, insomne por los hechos del día, Remus permaneció recostado de espaldas y contemplando las tenues sombras que se filtraban a través de los hilos de sus cortinas. Todavía procesando todo lo que le había tocado vivir en un periodo que ni siquiera superaba las 24 horas, Remus sopesaba sus opciones y se lamentaba su falta de tacto para haber llevado cada una de ellas a buen término.

Empezando y terminando siempre con la peor salida de clóset de la que jamás se hubiera tenido registro en Hogwarts seguramente, porque si bien Remus no se había sentido juzgado ni mucho menos rechazado por sus amigos (peor había sido confirmar años atrás que era un hombre lobo y ver sus expresiones solemnes), no por ello estaba seguro de obtener su aprobación absoluta. Después de todo, todavía tenían tres años de compartir habitación, y no quería que las interacciones entre ellos cambiaran.

De ser posible, Remus habría preferido guardarse su secreto por lo menos hasta la graduación, o si no hubiera sido posible, revelarlo de manera más tranquila y planificada, no como había ocurrido en realidad...

A grandes rasgos había sido culpa de Lawrence por ser el factor detonante con su regalo con mensaje secreto, pero Remus se negó a culparlo por algo que en realidad estaba fuera de sus responsabilidades. Él sólo se había confesado, y había sido Remus quien en lugar de mentir afirmando que su rechazo se debía a la falta de un hueso gay en su cuerpo, había hecho una salida triunfal del armario de escobas proclamando que si bien Lawrence no era el indicado, bien podría haber otro en el futuro...

Sufriendo lo que parecía ser el comienzo de una jaqueca provocada por darle vueltas a ese asunto sin parar, Remus consideró el rendirse con el sueño y permanecer el resto de las horas hasta el amanecer sufriendo en silencio, pero entonces el ruido de pisadas lo alertó, y antes de que tuviera tiempo de prepararse, las cortinas de su cama se movieron y sobre el colchón apareció un peso nuevo.

—¿Sirius?

—No te hagas el sorprendido, sé que tus sentidos lobunos te alertaron que era yo —dijo Sirius, metiéndose bajo las mantas con él y afianzando su decisión de quedarse ahí hasta que hubieran despejado el aire turbio entre los dos—. Tenemos que hablar, Moony.

—Preferiría que no tuviéramos que hacerlo.

—Ya, y yo preferiría no tener clases dobles de pociones los viernes con los Slytherin pero eso no va a ocurrir sólo por desearlo... —Bromeó Sirius, pero Remus no rió con él, y pronto quedó de vuelta esa barrera invisible que se había levantado entre ellos—. Di algo, lo que sea...

—¿Como qué? ¿Qué no me siento atraído por los chicos y que era una broma? Si eso aplaca tu molestia...

—No se trata de eso y lo sabes. No me molesta que te gusten los chicos, no podría ni en un millón de años. Pero en cambio... Tengo que saber... ¿Tú y Larry-...?

—Larry esto, Larry aquello —resopló Remus—, casi me hace pensar que eres tú el que está interesado en él y no sabe cómo manejarlo. Y por cierto, su nombre es Lawrence; ya deberías de saberlo, porque detesta que lo llamen Larry.

Sirius permaneció callado, y Remus tuvo un mal presentimiento.

—Se trata de eso, ¿verdad? A ti te gusta Lawrence y-...

—¡Claro que no! —Siseó Sirius, y luego bajó un poco más la voz—. Pero si tengo que ser honesto contigo, y conmigo mismo también... Uhm, resulta que...

—¿Sí?

—Tal vez no seas el único que... por su mismo sexo... siente un poco de... ¿Atracción?

—¿Estás diciendo lo que creo que estás diciendo?

Sirius se aclaró la garganta. —Quizá. ¿Te molesta?

—No. ¿Los demás lo saben?

—No, pero puede que sea algo nuevo para mí. Es difícil de explicar.

—¿Así que los dos somos...? —Remus se atrevió a esbozar una sonrisa—. Es lo mismo que con mi licantropía, no podías dejarme pasar por esto solo, ¿eh?

—Al menos esta vez no fue intencional —dijo Sirius, girándose de costado para ver a Remus a pesar de la escasa luz que reinaba detrás de las cortinas—. Y respecto al chocolate...

Remus se arrebujó más bajo las mantas. —Tendré que rechazar a Lawrence. Es un buen amigo, pero no lo veo de esa manera y sería injusto hacerle creer lo contrario.

—¿Y hay alguien a quien sí veas de esa manera?

—¿Lo hay para ti, Sirius? —Rebatió Remus de vuelta.

Guardándose bien de comentar que aquella revelación de sí mismo había ocurrido dentro de esas mismas cuatro paredes de su dormitorio, Sirius se fue por la tangente.

—Puede ser...

—En ese caso, para mí también puede ser también —respondió Remus a su pregunta de antes.

Y porque era tarde y el calor de sus cuerpos bajo las mantas ayudó a propiciar el sueño, no tardaron en quedarse dormidos después de eso.

Con C de Celos y Cicatrices [Wolfstar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora