Capítulo 14

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En un giro que ninguno de los dos esperaba, Harry pasó la parte final de sus vacaciones en Grimmauld Place, que aunque no por la mejor de las razones, pero hizo a Sirius feliz más de lo que éste estaba preparado de admitir para sí o ante otros.

De aquello se percató Remus, que habiendo hecho domicilio de uno de los dormitorios (ya no más el de Sirius; sería extraño explicar sus arreglos de alcoba anteriores) en realidad pasaba la mayor parte de su tiempo haciendo trabajos para la Orden y en viajes que lo llevaban a toda clase de sitios nuevos. Al menos así tenía la ventaja de tener un hogar al cual regresar, y aunque a partir de septiembre la casa volvió a perder la vivacidad que los Weasley, junto con Harry y Hermione le habían imprimido al domicilio, Remus continuó considerando a Sirius y a su residencia como su sitio a volver.

Con la partida de los otros inquilinos permanentes también volvieron a sus viejas costumbres de alcoba, excepto que el cambio se manifestó cuando Sirius, es forma de Padfoot, subió al piso en que se encontraba la recámara de Remus, y expectante esperó su permiso para subirse a la cama igual que si se tratara de un perro de verdad.

—Podías haber venido en tu forma humana, ¿sabes? —Le dijo Remus horas más tarde, acariciando su largo costado y jugando con su pelaje negro azabache—. No te habría dicho que no.

La transformación fue casi instantánea, y aunque la posición era diferente entre un hombre y un perro, no por ello se movieron al ser los dos hombres hechos y derechos acurrucados en una estrecha cama individual.

—Era menos patético cuando se trata de Padfoot, ¿no crees? A nuestra edad y necesitar de mimos igual que cada primera noche después de volver a Hogwarts...

—Si eso te hace patético, entonces también yo lo soy...

Y compartiendo ese momento de intimidad, no tardaron en quedarse dormidos.

Con C de Celos y Cicatrices [Wolfstar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora