Capítulo 8

1.7K 219 69
                                    

A su vuelta al dormitorio y con los estómagos llenos luego de un delicioso estofado de cordero acompañado de pastel de calabaza como postre, ya habían olvidado Remus y Sirius la barra de chocolate de Lawrence, pero quiso la suerte que Peter vislumbrara el empaque y preguntara si ya habían resuelto el mensaje secreto.

—Todavía no —dijo Remus, aparentando normalidad, pero por dentro era un manojo de nervios—. Creo que lo haré mañana, porque ahora mismo estoy lleno.

—Tonterías —replicó Sirius, quien tenía mucha más curiosidad que nadie en la habitación y moría de ganas por resolver el acertijo.

Siendo más rápido que Remus para recuperar la barra de chocolate, Sirius le dio la vuelta y examinó el empaque donde había ocho letras flotando perezosas sobre el envoltorio a la espera de un acomodo que les diera sentido.

—No puede ser tan difícil —dijo Sirius—, son sólo ocho letras. Hay sólo 3 vocales.

—Espera, tengo una idea —dijo James, que conjuró un tablero, y con el dictado de Sirius fue haciendo aparecer las ocho letras que tenían que acomodar.

AEGMSSTU.

—Oh —exclamó Peter, que pese a no destacarse particularmente en nada más que herbología, sí era un asiduo fanático de los juegos de palabras, y al instante pudo leer el mensaje sin problemas.

—¿Qué dice, Pete? —Preguntó Sirius, a quien por el contrario no se le facilitaban esos juegos (lo suyo, cuando mucho, eran los crucigramas) y no tenía paciencia para resolverlo.

—Será mejor que lo dejemos para luego —intervino Remus, que hizo amago de retirar las letras de la pizarra, pero se vio impelido de ello por James, quien también estaba barajando posibilidades y se acercaba a pasos agigantados al resultado.

—Lo siento, Remus —dijo Peter, que con su varita realizó los ajustes necesarios, y el tan ansiado mensaje apareció sin más problemas.

ME GUSTAS.

—Con tan sólo ocho letras, las opciones eran limitadas —explicó Peter, y un silencio pesado se instauró entre ellos cuatro.

Para cerciorarse, Sirius acomodó las letras en el empaque de chocolate, y la magia se encargó del resto cuando la envoltura se abrió por sí sola y el contenido de chocolate apareció. En un plus que ninguno esperaba, las letras se habían ido a formar parte del relieve de la barra, así que cuando Sirius se la entregó de vuelta a Remus, éste tuvo frente a sí la prueba inequívoca de que Lawrence se le había declarado.

—Si no sabes qué decir-... —Empezó Sirius.

—No, no empieces —musitó Remus.

—No te sientas forzado a corresponderle —finalizó su amigo, que se había cruzado de brazos y lucía molesto—. No te puede forzar a corresponder a sus sentimientos, ¿vale? Tan sólo dile que los chicos no son lo tuyo, y que vuelva cuando las pociones de cambio de sexo sean perfeccionadas para uso cotidiano.

—Sirius, creo que ese no es el problema... —Dijo James en voz baja y tratando de apaciguar los ánimos.

—¿Ah no?

—No —secundó Peter, quien tampoco había pasado por alto algunas señales de Remus y tenía claro que un gran secreto estaba por salir a la luz en el ahí y ahora.

—Pues... no —confirmó Remus sin mirar a nadie en particular—. Resulta que ese no es el problema.

—Un momento... —Lento para procesar aquella información, Sirius se pasó los dedos por el cabello y recapituló—. Estamos hablando de que Remus puede no ser del todo indiferente a los encantos masculinos, ¿correcto?

—Bravo, Padfoot —ironizó James, pero éste lo ignoró.

—No es como si se los hubiera ocultado, ¿ok? —Dijo Remus con apuro—. A diferencia de mi licantropía, esto también es nuevo para mí y no había tenido la oportunidad de...

—¿Experimentar? —Sugirió Peter la palabra.

—Eso también, pero... No sabía cómo se lo tomarían. Ya de por sí es peligroso dormir con un hombre lobo a un lado todas las noches...

—Pero el lobo sale una vez al mes.

—Y puede que el gay los restantes días del mes.

—Alto, que nos estamos desviando del tema —intervino Sirius, a quien aquel asunto le afectaba sólo si estaba el nuevo amigo de Remus involucrado—. ¿Y qué si eres gay? Un poco de variedad en la cama no mató nunca a nadie. Pasemos a lo siguiente, ¿a ti también te gusta La-...?

—No soy gay —interrumpió Remus, a quien todo ese asunto le resultaba nuevo—. Y antes de que empiecen con su interrogatorio, no, no tengo claro lo que soy. Creo que me gustan los chicos y las chicas por igual.

—Bisexual entonces —dictaminó James subiéndose las gafas por el puente de la nariz—. ¿Y qué? Sigues siendo el mismo Remus de siempre. Igual que cuando nos enteramos que eras un hombre lobo, eso no cambia que igual eres uno de nuestros amigos y que te aceptamos de manera incondicional.

—Exacto —secundó Peter.

Sólo Sirius permaneció callado unos segundos antes de volver a la cama. —¿Pero todo este nuevo descubrimiento es por Larry?

—Joder, Sirius —rezongó James—, cualquiera diría que eres tú el que está enamorado de Lawrence. Tanta obsesión no puede ser normal.

—¡Yo no estoy obsesionado con él! —Rezongó Sirius, colmando así la paciencia de Remus, que se dio media vuelta y caminó en dirección a su cama—. ¡Hey, Remus!

—Buenas noches a todos —murmuró éste, y cerrando las cortinas de su cama, no volvió a hacer ningún otro ruido.

Con C de Celos y Cicatrices [Wolfstar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora