Es una mañana fresca,son las siete de la mañana, estamos en pleno invierno y hace un frío del carajo. Estamos él y yo tumbados en el sofá y estoy congelada. De repente siento su mano recorrer mi cuerpo, y mi respiración se agita un poco. Me levanto y me abalanzo sobre él, comenzando una guerra de besos. Pronto empiezan los chapoteos de nuestras lenguas. Tardo poco en quitarle los pantalones y comenzar a chupar su plenitud que tarda poco en ponerse erecta. Agarro su miembro por debajo de los pantalones del pijama y le comienzo a masturbar. La excitación sube y mi vagina comienza a lubricar, poco a poco. Nos desnudamos y él comienza a besar mis senos y a moder mis pezones. La piel se me comienza a erizar y sigo lubricando. Veo cómo su plenitud está entera y me la introduce lentamente hasta meterla por completo. Suelto un gemido y comenzamos a mover nuestras caderas en busca de placer. Hacemos el amor durante media hora, hasta que llego al clímax y gimo su nombre. Sale de mí con cuidado y me dice que termine. Le masturbo durante dos minutos hasta que me llena la boca entera de su semen. Lo trago y me tumbo junto a él satisfecha. Vemos como amanece y sonrío. Soy feliz. Acabamos dormidos abrazados el uno al otro.