Capítulo 1

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Él siempre se ha distinguido por ser una energía viviente. Es una persona que no se puede quedar quieta; ama moverse y estar en todos lados. Incluso a veces su madre suele compararlo con un perro por tener tanta alegría y por nunca estar tranquilo. Supone lo hace con cariño.

Por eso también suelen echarlo del salón. Especialmente durante la hora de matemáticas, porque el profesor Daiki es muy gruñón y se irrita con facilidad, así haciendo que se canse de sus comentarios y aportes a la clase, sacándolo a casi patadas y mandándolo directamente a detención. A este paso, los profesores de ese área ya sienten pena por él ya que probablemente tenga que rendir en verano. Y Bokuto sabe que su madre lo va a matar por eso, pero así es la vida.

A él no le importa mucho la escuela. ¡Bokuto Kotaro es fanático del vóley! Vive y respira por él. Es feliz adentro de la cancha; afuera se siente desganado a pesar de estar constantemente molestando a todo el que se le cruza. Aún así, tampoco quiere quedar mal parado frente a todos... ¡Bokuto puede ser serio en momentos importantes! No es un niño de cinco años.

Yendo directamente a detención, Bokuto mira adentro de los salones. Esto ya es rutina, tanto que algunos alumnos lo saludan al verlo espiar por la ventanita. Obviamente Bokuto se sonroja y huye avergonzado, aunque de vez en cuando devuelve el saludo para no parecer irrespetuoso. Ve a algunos profesores y los saluda alegremente, contagiándoles alegría.

Se para en todos los salones por menos de cinco segundos, pero en el de segundo año, se queda más tiempo de lo normal. Por la ventanita de la puerta, espía curiosamente y con sus ojos bien abiertos, al chico que le gusta.

Lo único que sabe de es que se llama Akaashi Keiji, que cursa en segundo año y que no tiene muchos amigos. Deduce eso porque todos los recesos lo ve sentado solo en la cafetería y no parece interesado en hablar con nadie que se le acerca. ¡Y también sabe que le gusta el curry! Porque es la comida que elige lunes, miércoles y viernes cuando el tercer receso del día empieza.

Bueno, también puede que sepa que es bueno es matemáticas y literatura, que le interesa el periodismo y la edición de artículos. Que la mayor parte del día está callado y que tiene una beca.

Sabe muchas cosas de él. Y se ha tomado el tiempo de investigarlo porque intenta encontrar una forma para hablarle.

Bien, quizá suena un poco psicópata. Un acosador con todas sus letras, ¡pero Bokuto tiene una explicación! Y es que le da vergüenza hablarle a Akaashi. Él es alguien que usualmente se siente superior, tiene ego y nadie lo va a bajar de esa nube, pero cuando se trata de Akaashi, automáticamente se siente inferior. El bonito pelinegro de ojos oliva está sentado en un trono y él es su pobre súbdito. No hay más, son distintos. Pertenecen a distintas jerarquías y eso asusta muchísimo a Bokuto.

Porque quiere ser todo para Akaashi, como el chico lo es para él aunque nunca hayan hablado. Pero es complicado cuando no puede acercarse al amor de su vida por los nervios y la timidez. Y es como algo tonto, porque nunca se ha sentido así con nadie, pero con su príncipe de ojos bonitos, es completamente distinto.

Lo observa desde la ventanita y su rostro arde cuando cruza miradas con él por un segundo. Huye agachándose, ya sintiendo su pobre corazón golpear contra su pecho. Akaashi algún día lo va a matar y este ni siquiera sabe que existe.

Intenta no verse como un acosador. Sus amigos, Konoha y Washio, le han dicho que debería simplemente acercarse y ver qué le depara el destino. ¡Pero Bokuto, por primera vez en su vida, se llama a sí mismo cobarde!

Así que, al final del día, opta por seguirlo. Bien, ya sabe que no suena muy sano, pero justo toman el mismo camino y él no puede evitar perderse en el chico bonito de segundo año. Todo el camino tiene la cara roja, recordando, una y otra vez, que cruzaron miradas. Bokuto grita, patalea y chilla en su interior. ¡Está tan feliz por algo tan insignificante! Y bueno, se siente un idiota, pero uno enamorado.

Siempre Akaashi dobla en una calle y es ahí cuando él pierde rastros del pelinegro, ya que Bokuto tiene que seguir de largo para ir al gimnasio. Pero hoy, por alguna razón, sintiéndose más curioso que nunca, lo sigue haciéndose el tonto, desviando la mirada como si Akaashi, en algún momento, se diera vuelta.

Por suerte nunca lo hace y entra a un estadio. Bokuto está confundido, ¿qué hace el amor de su vida en un lugar como este? Obviamente lo sigue y lo ve dirigirse a los vestidores. Ahí ya sí sería ser un psicópata, piensa, así que se esconde atrás de unas gradas y espera curioso a que Akaashi salga.

Lo ve salir y se sonroja ante su atuendo. Está todo vestido de negro y poniéndose unos guantes con su típico rostro serio, ese que hace suspirar como un tonto a Bokuto.

Antes de entrar a la pista, el de cabellos bicolores y llamativos (Es Bokuto, por cierto) puede notar que tiene unos patines y saca lo que cubre la navaja. Vaya, ¡Akaashi hace patinaje sobre hielo!

Y Bokuto no se lo va a perder. Sale de su escondite cuando el pelinegro está en medio de la pista, respirando hondo. Mueve sus hombros y luego su cuello, demostrando que probablemente ya entró en calor. Después de todo, estuvo varios minutos adentro del vestidor.

Se apoya contra la baranda, sonriendo enternecido ante al pelinegro. Seguramente de sus ojos destilan corazones y brillos, pero a él no le importa. Ahora su única prioridad es ver a Akaashi Keiji patinar sobre hielo. ¡Y se sorprende ante sus movimientos! Comienza a patinar dando vueltas alrededor de la pista, ignorando su existencia. Se nota que está metido en su mundo y Bokuto ama eso.

Casi grita cuando lo ve saltar. ¡Ay, por favor, que el amor de su vida no se caiga en el hielo porque no va a dudar en entrar para ayudarlo! Tapa su rostro asustado y espía abriendo sus dedos, dándose cuenta que Akaashi sigue de pie. Ahí es cuando respira otra vez y relaja sus hombros, intentando calmarse con cada salto y giro que da.

No entiende nada. Hay veces que estira una pierna, hay veces que no. Después salta y gira más segundos que otros giros. Simplemente no está entendiendo qué está viendo, pero sabe que Akaashi lo hace genial. Luce hermoso y talentoso. ¡Ese es su chico!

Y cuando termina, deteniéndose en medio de la pista y agachándose en señal de referencia ante un público obviamente inexistente, Bokuto no tarda en pensar que tiene que demostrarle de alguna forma que ha patinado increíble. Así que sonríe de oreja a oreja y se para correctamente, comenzando a aplaudir.

Eso asusta a Akaashi, obligándolo a abrir sus ojos y mirar sorprendido al chico que aplaude en la lejanía.

—¡Eso fue genial, Akaashi!

The cold in your eyes | BokuakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora