Capítulo 2

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Akaashi patina hasta él, todavía mirándolo confundido. Bokuto sigue aplaudiendo, pero estos movimientos y su sonrisa comienzan a disolverse cuando nota que el amor de su vida se acerca a él.

Ok, oficialmente Bokuto ha entrado en pánico.

—¿Te conozco?

Pregunta cortés, pero no pierde su mirada confundida. Es la primera vez que Bokuto está tan cerca de Akaashi y ahora puede notar todo: sus ojos rasgados y verdaderamente oliva, sus pestañas largas, su nariz refinada, sus labios finos y su cabello. Intenta recordar todo pero se le hace imposible al volver a darse cuenta que Akaashi Keiji está frente a él.

—Ah... eh... yo soy... eh... ¡Me gustas!

Grita y se avergüenza al instante. Akaashi ni se sorprende, pero eso no quita el hecho de que el rostro de Bokuto arda como el mismísimo infierno. Ahora no sabe qué decir, ¡esto no tenía que pasar!

Y quiere llorar cuando el pelinegro se da vuelta para volver a patinar. Su indiferencia lo lastima pero no culpa, él tampoco sabría qué hacer en una situación así. Quizás Akaashi entró en pánico, quizás no le importa o cree!

—¡Pero, eh! —alza otra vez la voz. Akaashi se da vuelta—. ¡Eres bueno... patinando! —Balbucea sonrojándose cada vez más. El menor sigue igual de serio—. ¡Y no sé qué hiciste porque no entiendo nada pero eres buenísimo, Akaashi!

Siente su reloj vibrar en su muñeca. Es probablemente su entrenador llamándolo porque ya está llegando tarde a entrenar. ¡Tiene que entender que está intentando enamorar al amor de su vida con balbuceos y nervios de por medio!

—Y... mierda, me tengo que ir pero ¡Akaashi, en serio, eres buenísimo! ¡Nunca dejes de patinar!

Sigue gritando, caminando para atrás. Incluso se choca con alguien y en voz baja le pide disculpas, buscando otra vez la mirada del patinador. Él sigue en su lugar, intentando descifrar si Bokuto está diciendo la verdad o solo es una broma de muy mal gusto.

—¡Y tampoco te olvides que me gustas, Akaashi!

Repite, ya sintiendo la vergüenza de una confesión irse. Acomoda la manga de su bolso en su hombro y alza su mano, despidiéndose.

—¡Te veo mañana en la escuela...! ¡Soy Bokuto Kotaro!

Denomina este momento como la confesión más extraña del mundo. Pero no quiere ver a Akaashi hasta mañana, Bokuto necesita procesar cómo es que se confesó y la reacción de Akaashi para calmar sus nervios. Y decide que lo hará cuando llegue a casa, porque no piensa estar concentrado en cualquiera cosa que no sea vóley cuando está entrenando, aunque de vez en cuando falla unas recepciones porque su mente le juega malas pasadas.

Por suerte, regresando a casa, piensa en el bonito día de hoy. Por primera vez después de un año, ha tenido su primera interacción con Akaashi Keiji. ¡El amor de su vida es muy bonito! Sus ojos son tan llamativos que piensa que podría verlos todo el día y de por sí podría hacerlo con todo su rostro, porque Akaashi es demasiado apuesto y le gustaría que todo el mundo lo supiera.

Cree que su nueva afición es verlo patinar. Cuando llegue a casa, investigará un poco del patinaje sobre hielo para estar más metido en el tema y con suerte, poder hablarle al chico. Incluso le gustaría preguntarle cómo se llama eso que hizo al saltar y al girar o cómo hace para no caerse en el hielo con lo complicado que es patinar. ¡Quiere saber todo de él y sobre eso!

También desea que mañana Akaashi le hable. Y si no es así, él intentará tomar la iniciativa para poder escuchar su linda voz. Bokuto piensa que el patinador no es consciente de cuánto lo ama, pero así es mejor, para que no piense que es un raro o algo por el estilo, porque eso verdaderamente rompería su corazón. Pero no cree que Akaashi sea así, él tiene cara de ser amable y educado... aunque también intimidante.

Falló ante todo eso.

Akaashi no le habló en todo el día y el corazón de Bokuto duele, pero eso no va a acabar con su persistencia. Si el chico no lo busca, él lo buscará.

Así que camina por los pasillos llenos de gente, porque el día acaba de empezar. Y sonríe de oreja a oreja cuando lo ve sacar libros de su casillero. Akaashi es tan bonito...

—¡Mi patinador, aquí estás!

Akaashi salta en su lugar al escucharlo. Bokuto le sonríe de oreja a oreja, agitando su mano mientras se acerca. Él intenta pensar que esto es una broma... espera que lo sea.

—¡¿Cómo te fue ayer en tu increíble entrenamiento como patinador sobre hielo!?

Su voz es tan alta que llama la atención. Akaashi, avergonzándose completamente, cierra su casillero de un portazo y comienza a tirar del mayor, haciendo paso entre la gente con sus mejillas enrojecidas.

La sala de computación los salva porque está vacía.

—Akaashi, ¿por qué venimos aquí...?

Ahora Bokuto no entiende lo que hace el bonito patinador. Está sonrojado y preocupado porque nunca ha ido a un salón solo con un chico. Akaashi clava sus ojos en él y se siente, otra vez, intimidado.

—Bokuto-san, no puedes ir diciendo por la vida a lo que me dedico —dice soltándolo y cruzándose de brazos.

—¿Por qué?

Con su ceño fruncido, ladea suavemente su cabeza. Bokuto piensa que hacer deporte es genial y que debería estar orgulloso de dedicarse a algo tan difícil como lo es el patinaje. Anoche, como dijo antes, se informó y descubrió que ser patinador artístico sobre hielo requiere mucho esfuerzo, dedicación y demasiada concentración. En serio que Akaashi debería estar diciéndole a medio mundo lo talentoso que es. O eso piensa él.

—Porque me da vergüenza... Y no es como si quisiera que alguien más de mí —Le dedica una mala mirada—, lo sepa.

—Está bien, está bien. Lamento haberte visto-

—Espiado.

—Espiado durante tu entrenamiento —Akaashi asiente—. Pero es que tengo una muy buena razón.

—¿Y cuál es?

Bokuto toma aire, clavando sus ojos en los bonitos de Akaashi. La mirada seria del chico lo hace querer suspirar y pensar que no es del mayor agrado del patinador. Lo nota por su simple forma de tratarlo, pero también quiere creer que es porque esa es su personalidad.

—Me gustas.

Repite, sintiendo su cuerpo temblar. De repente se ha puesto nervioso y parece ser que ha empezado a sudar. En serio que la mirada de Akaashi no lo está ayudando en absolutamente nada.

The cold in your eyes | BokuakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora