Capítulo 14

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Siente a Bokuto detener su respiración bruscamente al escucharlo y Akaashi toma sus manos, alejándolas de su cuerpo para darse vuelta y mirarlo a la cara. Es la misma posición que la de las noches anteriores, su pecho pegado a su espalda, así que se encuentra con la mirada sorprendida y el sonrojo de su novio.

Akaashi no le pregunta. Se alza un poco y toma sus mejillas, besándolo. Bokuto corresponde sintiendo el colchón hundirse frente a él por las rodillas de su novio, acercándose cada vez más. Ahora él es el lío de nervios, sorprendido por la actitud tan segura de Akaashi sobre sí mismo. ¡No le molesta, claro que no! Esto es lo mejor que le ha pasado en el día y si siguen así, en el año. Y realmente quiere llorar cuando la lengua del menor recorre su labio inferior, es tan vulgar que eriza su piel y acelera su corazón, dejando que el único reflejo que tenga se apodere de él.

Toma su cintura y se deja caer completamente en la cama, dejando que Akaashi se suba sobre él. Bien, oficialmente esto es lo mejor de su año, más cuando dirige sus manos hacia su espalda baja y la aprieta, levantando suavemente su camiseta (Sorpresa, es la de Bokuto. Akaashi tiene una casi obsesión con usar la ropa de su novio) mientras el pelinegro toma su cuello, apretándolo y ladeando su rostro para seguir besándolo, con su corazón latiendo desenfrenado y su piel erizándose por el contacto de Bokuto. Ha deseado tener esto por quién sabe cuánto y quiere disfrutarlo lo más que puede.

Por eso no se queja cuando Bokuto sigue bajando sus manos, llegando hasta su trasero y dejándolas ahí, descansando, antes de dar un apretón. Akaashi mordió el labio inferior del mayor al instante, bajando su cuerpo para tener más fricción con él pero alzando sus caderas para seguir sintiendo las manos de Bokuto. Amó eso. Quieres seguir manteniendo su toque lo más que pueda y gracias a Dios Bokuto lo comprende, porque deja de besarlo para esconder su rostro en su cuello, besando y mareándose con la colonia de su novio.

Akaashi se sorprende a sí mismo cuando gime, arqueándose pero deteniéndose en seco cuando las manos de Bokuto vuelven a apretar su piel y lo obligan a quedarse en su lugar. Sensaciones tan nuevas que van y vienen de sus pies a su cabeza que no sabe cómo reaccionar, dejando que los nervios lo invadan y actué de tal forma. Pero por suerte Bokuto lo sostiene tiene como siempre, mordiendo su piel y succionando sin miedo aunque esté igual de nervioso que el pelinegro. Aún así Akaashi necesita más y se lo hace saber cuando baja sus caderas, dejando que sus erecciones se rocen por encima de sus pantalones. Es el simple toque que le roba un gemido a Bokuto, deteniendo sus besos.

Y Akaashi tiembla por unos segundos ante eso, preocupado porque no le haya gustado. A él le encantó la sensación, ¿pero qué hay de su novio? Se avergonzó al instante, observando la pared con sus ojos bien abiertos y escuchando la respiración ya agitada del mayor. Sin embargo, cuando Bokuto empujó con sus manos su cuerpo otra vez para generar aquella tan anhelada fricción, Akaashi se dio cuenta que los dos pensaban lo mismo y gimoteó en respuesta, tirando del cabello de su novio. Bokuto soltó un quejido, intentando que sus labios lleguen a su cuello antes del próximo movimiento de Akaashi, pero es casi imposible.

Llega un punto que aunque esa sea una de las sensaciones favoritas de Akaashi, él piensa que su cuerpo arde. Necesita enfriarlo antes de morir calcinado, así que se levanta y queda sentado en el regazo de Bokuto, con la erección del mayor tocando su trasero y robándole un jadeo a su novio. Akaashi rápidamente se saca la camiseta, dejándola caer a un lado de la cama y bajando otra vez para encontrar sus labios una vez más con los de su novio. Bokuto corresponde, tomando su cintura y luego su espalda, arañándola cuando Akaashi vuelve a generar aquella fricción tan placentera. Tampoco pasa mucho para que el menor le quite la camiseta, tirándola para ahora ser él quién deja besos.

Bokuto muerde su labio inferior, deleitándose con la cabellera del pelinegro bajar cada vez más por su cuerpo. Sus labios plantándose en su pecho y estómago, sintiendo la humedad y su erección molestar más. Sin embargo, hay algo que inquieta su interior y no duda en preguntar, incluso aunque tenga que interrumpir a su chico.

The cold in your eyes | BokuakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora