Capítulo 16 (Final)

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Villancicos, adornos navideños y olor a chocolate caliente.

—¡Este es para ti, Akaashi!

Kazue exclama subiéndose en el sofá y entregándole una caja pequeña. El pelinegro, con un gorro navideño en su cabeza, ríe y lo toma.

—Muchas gracias.

—¡Ábrelo, ábrelo!

Se sorprende completamente cuando su regalo no es más ni menos que un collar. Tiene una medalla de oro con un corazón en medio.

—Es nuestro regalo familiar. Todos en la familia lo tienen y tú obviamente deberías —Ayaka dice apoyada contra la chimenea.

—Muchas gracias... —Murmura observándolo enternecido—. Esto es muy hermoso, en serio, gracias.

—¡No puedes ser tan lindo!

Kazue y Bokuto lloriquean, tirándose en él. Akaashi ríe mientras resguarda la cadenita de oro.

Durante la cena, empiezan los discursos de fin de año por alguna razón. Kazumi dice que agradece haber tenido buenas notas y haber conocido a Akaashi. Kazue solo dice que los ama a todos. Ayaka, en cambio, habla por más tiempo y le dice a Akaashi que es lo mejor que le ha pasado a su hijo.

—Tu turno, Kotaro.

El mayor se levanta y traga con fuerza, sonriendo nervioso.

—Este año fue increíble para mí. Y me refiero por haber conocido a Akaashi. Yo hace mucho tiempo quería hablarle y no lo hacía porque me daba mucha vergüenza... ¡Hasta que un día me olvidé de que lo estaba viendo patinar y llamé su atención! Y creo que fue el mejor día de toda mi vida, porque gracias a eso, ahora estamos juntos y aquí... Así que quiero agradecer por haberte seguido y haber espiado tu entrenamiento. ¡Te amo mucho, Keiji!

Todos aplauden entre risas y él se sienta rápidamente, claramente sonrojado. Akaashi ahora se levanta y mira a la familia.

—Yo tengo mucho para decir... Pero si quiero englobar todo, sería simplemente decirles gracias a todos y a cada uno de ustedes. Kazumi, gracias por haber entrenado conmigo. Kazue, gracias por jugar con mi cabello y arreglar mis días malos —La niña le sonríe—. Ayaka-san, gracias por absolutamente todo. Sin usted probablemente ni estaría vivo, así que quería agradecerle por haberse aparecido en mi camino. Realmente la quiero mucho y nunca dejaré de estar agradecido con usted.

—Yo también te quiero, mi niño...

Akaashi asiente emocionado y mira a Bokuto. El mayor tiene sus dedos entrelazados con los de él.

—Y tú... ¿Qué más podría decir que te amo? Fuiste... ¡Fuiste el ángel que necesité todo este tiempo! Y al principio me dabas miedo, pero también agradezco haber hablado contigo. Eres un chico increíble y quiero estar siempre a tu lado, especialmente cuando tengamos cinco hijos y no podamos dormir.

Bokuto ríe, asintiendo.

—Te amo mucho, ¿si?

—¡Y yo a ti!

Llega un momento de la noche donde todos están abrazándolo por alguna razón. Y él llora correspondiendo, feliz de sentirse realmente bien. Feliz de que su sufrimiento se hubiera acabado. Después de todo, justamente hoy, se cumple un mes desde que Ayaka ganó el juicio contra quienes lo criaron. Ellos están presos y él puede respirar sin sentir miedo. Es tan sorprendente que no ha podido sostener las lágrimas ni un segundo más, temblando en su lugar y agradeciéndole a toda su nueva familia por todo, incluso diciéndoles que los ama.

Bokuto lo mira con una sonrisa, pensando que el día está completamente helado. Hay nieve manchando el césped y escarcha en sus ventanas, pero por fin, luego de tanto tiempo, puede ver que en los ojos de Akaashi ya no hay frío incluso aunque esté nevando. Ahora hay calidez y más belleza de la que había antes. Luce hermoso; sus iris son hermosos.

Está tan orgulloso y enamorado de él que no sabe cómo explicarlo, pero ahora, cada vez que lo mira a los ojos, piensa en la calidez que le genera. Y eso es simplemente increíble.

The cold in your eyes | BokuakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora