Capítulo 13

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Cuando los médicos se van, Ayaka se encarga de explicarles todo y pedirles sus números. Akaashi, que está sentado en el sofá, mira a la nada misma. Bokuto se acerca lentamente hasta llegar a su lado, despertándolo de su trance.

—Akaashi.

—Kotaro... ey...

Suena débil pero su sonrisa sigue siendo tan hermosa como siempre. Eso es lo que hace que Bokuto se rompa frente a él: Destruye su corazón ver lo fuerte que es a pesar de todo.

—¿Qué pasó? —Pregunta entre lágrimas, tomando sus muñecas suavemente. Hay marcas ahí también—. Akaashi, ¿q-qué fue lo que te hicieron?

Él sonríe desganado, tragando con fuerza. Ayaka ya está entrando a casa, procurándose de escucharlo.

—Yo huí, Bokuto-san.

—¿Q-qué?

—Pensé que si no me iba de ahí... iba a morir. Entonces... cuando papá se calmó... Yo corrí a la puerta...

Su mirada está perdida. Bokuto solloza, sintiendo a su madre apoyarse en el sofá a su lado.

—¿Y cómo llegaste aquí?

La mirada de Akaashi lentamente se dirige a la mujer.

—Robé mi teléfono. Bokuto me había pasado su dirección y... solo pensé en venir aquí.

—Hiciste bien, Akaashi —Ayaka sonríe—. Menos mal te fuiste, quién sabe qué podría haberte pasado...

—Tú no volverás, ¿verdad?

Bokuto pregunta mirándolo a los ojos. Akaashi niega.

—Vivirás con nosotros de ahora en adelante —Dice Ayaka cruzándose de brazos—. Si quieres puedes dormir con Kotaro o armamos la cama de invitados, ¿bien?

—N-no es necesario...

—Claro que lo es. No te permitiré discutir esto —Ella se levanta—. Iré a hacer comida. Quiero que comas bien para que te sanes más rápido.

—Está bien...

Cuando Ayaka se va, Bokuto mira a Akaashi mordiendo su labio inferior. Está tan preocupado y a su vez se siente tan asustado y curioso que realmente no sabe qué pensar.

—Me hicieron muchas cosas, Kotaro —Akaashi susurra, alzando sus manos hasta tomar su rostro—. Fueron tantos golpes que ya no recuerdo todos, pero estoy bien. L-Lo juro.

—Solo prométeme que no volverás nunca más a esa casa.

Akaashi asiente.

—Lo prometo.

La paz de Bokuto y Akaashi dura solo dos días. Un día cualquiera, cuando sus hermanas están en la escuela, la pareja, sentada en el sofá simplemente abrazados y en silencio, escucha golpes en la puerta.

—¡Kotaro, ve a abrir!

El chico hace caso, dejando que Akaashi se quede en el sofá mientras trota para ver quiénes golpean. Y su rostro palidece al encontrarse con la mirada fria de los causantes de las pesadillas de su novio.

—Ustedes...

Akaashi siente su sangre helarse ante la mirada enfurecida de sus padres. Pero cuando piensa que lo van a llevar con él y lo dejarán caer en un pozo tortuoso para siempre, encuentra la mano de Bokuto metiéndose entre el intento de agarre.

—¡Quiero llevarme a mi hijo ahora mismo!

Akaashi se congela en su lugar, jadeando. Es como si lo hubieran golpeado otra vez.

The cold in your eyes | BokuakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora