Capítulo 7

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Akaashi abre la puerta y borra su sonrisa cuando ve a sus padres de brazos cruzados.

—Puedo... explicarlo...

—No, no puedes. ¡Eres un inconsciente!

—Mamá...

—¿¡Crees que es seguro salir así a tales horas!?

—¡Solo tienes diecisiete años, Keiji!

Él cierra sus ojos, pegándose a la puerta. Se encoge en su lugar cada vez que sus padres le gritan, su cuerpo convulsiona en escalofríos y su corazón se desespera. Siempre tiene miedo en estos momentos.

—¿¡Crees que puedes mandarte solo!? —Su madre sigue gritando. Lo aturde—. ¡Y es un desconocido! ¡Saliste con un desconocido!

Akaashi gime adolorido cuando siente un tirón en su cabello. Abre sus ojos para encontrarse con la mirada furiosa de su madre.

—¡No puedes mandarte a ti mismo como si fueras un adulto!

—¡Como si no vivieras bajo nuestro techo!

—Y-yo... lo siento... N-no volveré a-

Pero es inútil intentar explicarse.

—Vete a tu cuarto ahora mismo.

Ella lo interrumpe y no lo suelta. Tira de él y lo empuja directamente a las escaleras. Akaashi asiente temeroso, con sus labios temblando y un nudo en su estómago. Esta es su vida.

Y antes de subir un escalón, escucha la voz de su padre.

—Dame tu teléfono.

Akaashi no pregunta, solo asiente sumisamente y se lo entrega, con su vista nublándose. Ellos no lo ven y nunca lo verán, así que vuelve a darse vuelta y sube rápidamente por más que sienta que la escalera se alarga un paso más cuando sube.

Cuando llega a su habitación se apoya contra la puerta y mira directamente a la pared, perdiendo su mirada cristalizada y dejando que las lágrimas silenciosamente caigan por sus mejillas. Recién suelta un sollozo cuando termina sentándome en el suelo. Sus piernas tiemblan y todavía escucha gritos abajo, aunque no sabe si es su imaginación y su miedo porque sus padres vuelvan.

Entierra su rostro entre sus piernas, tirando su cabello e intentando no gritar. Intenta ahogar su llanto pero es imposible, porque no tiene su teléfono y Bokuto vendrá a buscarlo igual. ¿Cómo hará para decirle en la cara que no podrá ir a apoyarlo? Akaashi no podrá. Es débil.

Entonces espera impaciente a que el reloj marque que son las siete de la tarde. Está encerrado en su cuarto todo el día; ni siquiera come. No tiene apetito ni ganas de ver a sus padres. Solo quiere ver los ojos brillantes de Bokuto una vez más antes de decirle la verdad.

Y cuando el timbre suena, se levanta rápidamente y sale del cuarto desesperado. Un sollozo ahogado que no se atreve a salir de su garganta y su corazón golpeando su pecho desesperado. Sabe que sus padres están acercándose a la puerta pero no quiere que Bokuto los conozca. No quiere que lo miren ni les dirijan la palabra. Solo quiere protegerlo.

—¡Akaashi!

La voz de Bokuto logra revivirlo. Su mal día ha acabado al verlo sonreír, con un ramo de flores en su manos. Este chico es lo que necesitaba para volver a respirar.

Pero no puede salir con él. No podrá verlo entrenar ni conocerá a su familia.

Akaashi no sonríe, aprieta sus labios y siente ese molesto nudo en su garganta. Quiere hablar y decirle que se vaya antes que su padre llegue a la puerta pero es muy tarde; porque cuando abre la boca, el hombre ya está empujándolo a un lado.

The cold in your eyes | BokuakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora