Capítulo 11

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El chofer de Lionel se detiene en el portón de rejas negras y el guardia de seguridad pide documentos. Mientras tanto, el escort lee en la pared gris del ingreso 'Predio Julio Humberto Grondona.' Una vez que le dan luz verde, el coche avanza por el largo camino rodeado de un gran monte de eucaliptus añejos, hasta desembocar a una gran playa de estacionamiento con una construcción tipo chalet de grandes proporciones y ventanales espejados. Le indican al chofer que siga hasta el complejo dos y arriban a otra construcción, mucho más moderna, color rojo con grandes vidrios polarizados que es donde reside la Selección Mayor.

Lionel desciende y se despide de su chofer, quien regresa por el portón de entrada para retomar por la Ricchieri. Se puso ropa común hoy, un jean azul y una remera gris, para no llamar demasiado la atención. Se aproxima a la puerta de ingreso y se anuncia en el mostrador, explicando que fue convocado por Pablo Aimar. La recepcionista le sugiere que tome asiento, que el DT ya vendrá a recibirlo. Scaloni se sienta en uno de los sillones blancos y comienza a mirar las gigantografías a su alrededor con fotos de los jugadores y la historia de la institución. Hay vitrinas con pelotas de fútbol autografiadas, botines, guantes y más objetos históricos. El hombre está sumamente nervioso, pero trata de aparentar calma. Está pisando tierra sagrada. Un lugar al donde muy pocos acceden y él tiene el privilegio de haber sido invitado ni más ni menos que por el flamante Director Técnico de la Selección Nacional Argentina.

"Lionel," la voz de Aimar lo llama desde uno de los pasillos. Viste el uniforme oficial de entrenador, sus pantalones y remera azul con los sponsors, sus botines. "Pasá por acá que te muestro todo."

Ya te lo ví todo.

"Hola, sí, dale." Scaloni lo sigue y observa mientras el más petiso camina con seguridad por las dependencias de la AFA, señalándole dónde están las cosas básicas como su oficina, los baños, el restaurant y la puerta de la sección de los community managers. Mira por arriba la sala que está vacía por suerte. Ve mucha tecnología, drones incluso que pertenecen a la sala de video, son los que graban todos los entrenamientos para dárselos a los entrenadores a fin de analizar el desempeño de cada jugador más tarde.

Se dirigen a una de las canchas de entrenamiento y el grupo de jugadores comienza a estirar un poco. Pablo da la orden de trote y todos obedecen. Lionel observa en silencio, junto al DT. Comienzan con una serie de ejercicios bajo las indicaciones de Aimar y el escort lo sigue con la mirada. Se embelesa con su perfil, con su porte de autoridad en la cancha, la seriedad con la que se toma su trabajo y no puede evitar que las palpitaciones se aceleren en su pecho.

Es bellísimo.

En un momento se aproxima nuevamente a su lado mientras los jugadores se dividen en dos equipos y disputan un picadito. Técnicamente amistoso, pero Lionel nota algo. Pablo redirige su atención hacia su compañero.

"¿Pasa algo?" pregunta el cordobés sin despegar la vista de sus jugadores.

"Hm, digamos que nada," responde el escort, cruzándose de brazos.

Pablo contiene la risa. "¿Qué? ¿Viste alguno que te guste? Mirá que me pongo celoso."

Scaloni niega con la cabeza. "Veo a cuatro jugadores gay, de los cuales dos están en pareja y uno es el tercero en discordia."

Pablo mira para todos lados para confirmar que nadie escuchó lo que dijo. "Bajá la voz ¿cómo vas a decir eso?"

"¿Qué, te agarró el catholic guilt ahora?" responde Lionel con una pequeña risa.

"No, pero, vos sabés cómo es este ámbito. Tenés que tener ojo que nadie te escuche," susurra Pablo, acercándose más.

"No, la verdad que no lo sé. Pero sí te puedo decir que el cuatro, el veintidós, el siete y el veinticinco son gays." Lionel levanta su mentón para señalar a dos en particular. "El siete y el veinticinco son pareja y al veintidós en cualquier momento le salta la térmica porque está celoso del veinticinco."

Contrato Singular (Scaloni x Aimar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora