Capítulo 14

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TRIGGER WARNING: mención de non-con
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El tercer día en la casa de Pablo pasa tranquilo, como los dos anteriores. De a poco, el escort se va relajando y acostumbrando a la presencia del dueño de casa. Aimar no le obliga a hacer nada y sin quererlo, no se realiza ningún aproximamiento sexual desde ninguno de los dos. Es un tiempo de aprendizaje para ambos, reconociéndose el uno al otro bajo el mismo techo, descubriéndose como personas antes que una celebridad y su acompañante pago. Esa noche se van a acostar temprano porque al otro día tienen pensado salir a pasear por la costanera en el auto aunque sea, para que Lionel vea otra cosa más que las paredes de la mansión Aimar.

El teléfono de Lionel suena y éste gruñe, escondiendo su rostro contra el cabello ondulado de su compañero.

"¿No vas a atender?" pregunta Pablo mientras besa su pecho desnudo.

"Hm." Scaloni gira sobre su lado y toma el celular. Es el número de Julián. Mira la hora. Tres y cuarto de la mañana. Seguramente se empedó y se fue a su casa. Al no encontrarlo, lo está llamando para que le abra. "Juli," dice con voz de dormido, atendiendo la llamada.

Del otro lado se escuchan ruidos de arrastre. Luego algo metálico que se golpea contra otro objeto contundente.

Lionel frunce el ceño. "¿Hola? ¿Juli?"

Silencio. Alguien carraspea y se suceden un par de sonidos más de arrastre seguidos por una respiración pesada junto al auricular del teléfono.

"¿Quién es? ¿Julián?" A esta altura, Lionel se sienta en la cama y se libera de los brazos de Pablo. "Juli ¿estás ahí? ¿qué pasa?"

"Pa..." Por fin, la voz de Julián, ronca y quebrada, se escucha del otro lado del teléfono.

"Juli ¡Juli! ¡Respondeme! ¿Qué pasa?" grita Lionel, intentando desacelerar el corazón que le late a mil. Pablo a su lado lo mira consternado, sin entender nada.

"Me rompieron... todo... vení, pa..." Julián tose y sigue respirando mal entre quejidos de dolor y ruidos de autos que pasan por una avenida cercana. "Ayudame, pa..."

"Decime donde estás que voy a buscarte ya." Lionel pone el teléfono en altavoz mientras corre a su propia habitación para vestirse y mantener la comunicación con Julián, quien le indica como puede, la dirección en donde se encuentra. Scaloni se pone lo primero que encuentra y corre nuevamente al encuentro con Pablo, quien entendiendo la situación comienza a ponerse un par de jeans. "Pablo, necesito... perdóname, pero necesito..."

"Tranquilizate, despacio. Decime a dónde tenemos que ir para buscar a tu amigo."

Lionel está al borde del colapso nervioso, pero Pablo no duda en sacar uno de sus autos y manejar él mismo hasta la dirección que le da Lionel. En los semáforos, posa su mano sobre la del escort para asegurarle de que no está solo y que van en camino. Scaloni mira su celular una y otra vez, respondiendo mensajes de otros compañeros que están por la zona y prometen acercarse para ver que todo esté bien. Pablo pisa el acelerador cuando escucha el primer sollozo de Lionel. A los diez minutos, llegan al puente que linda con la avenida que indicó su amigo Julián. Aimar pone las balizas y estacionan al costado para bajar y empezar a buscar al chico. Es una zona oscura bajo el puente ferroviario que cruza Avenida Sarmiento y el Planetario que no está demasiado lejos. Justo en un rincón, entre un mural con flores y una pared de ladrillo hueco pintada de verde viejo, encuentran un cuerpo.

"¡JULIÁN!" grita Lionel corriendo hasta el chico.

Su camisa violeta está a medio romper, sus pantalones a media asta junto con su ropa interior, y bajo su zona íntima, un gran charco de sangre que pinta el pasto corto color bordó. Un ojo está hinchadísimo y casi cerrado, sus labios partidos y las manos de Scaloni tiemblan ante lo que puede observar. "¡Juli! ¡Juli, por Dios, háblame! ¡Juli, chiquito!"

Contrato Singular (Scaloni x Aimar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora