Capítulo 9

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Despertar con un cuerpo junto al suyo es una nueva sensación que Pablo disfruta a pleno.

Al principio se alarma un poco porque no recuerda de primera impresión qué pasó. Pero apenas abre los ojos y se encuentra con el perfil romano de su compañero, sus labios naturalmente se arquean en una cálida sonrisa. Deja un beso suave sobre el hombro de Lionel y se acurruca hacia su pecho mientras el más alto duerme plácidamente. Aimar se concentra en el ritmo de los latidos del corazón bajo su oído y estudia su patrón. Su mano busca la del escort y entrelaza sus dedos, acariciando su palma con su pulgar.

Muchas cosas cambiarán de ahora en adelante.

Sabe que, a partir de hoy, todo será rocoso y áspero, que absolutamente nada será un camino de rosas. Pero el sólo hecho de llegar a la conclusión de que realmente quiere algo serio, ya es la mitad de la batalla ganada. No puede decir que Lionel va a entregarse tan fácilmente ni que vaya a claudicar con todo lo que es su mundo, pero ayer notó un fuerte cambio. Pudo ver su alma desnuda por unos momentos y lo que vio fue lo que luego lo animó a pedirle que se quede a dormir. A retenerlo unos minutos más, aunque sea para que se acostumbre a su presencia desde otro punto de vista. Ya no como un cliente sino como el hombre que se la juega por él. Pablo respira hondo y juega con sus dedos lánguidamente, pero el movimiento es suficiente para que el más alto despierte con un sonido con su garganta. Pablo se recuesta de costado y lo observa. Toma su mano y deposita un suave beso en el dorso. "Hola," susurra.

Lionel sonríe y se estira un poco para luego mirarlo con ojos entreabiertos. "Hola."

Aimar se aproxima y besa su nariz. Se detiene y piensa en que no se han besado en la boca aún desde que se conocieron. Ese simple gesto sería como una confirmación de que algo más realmente pasa entre ellos dos y prefiere dejarle el privilegio de la epifanía a su compañero. Opta entonces por dejar otro beso sobre su frente. "¿Dormiste bien?"

El escort asiente y esboza una leve sonrisa, aún dormido. "¿Vos?"

"Como un tronco," responde Pablo. Sus dedos se dedican a subir y bajar por el cuello del otro hombre, acariciándolo lentamente. "Che, ¿sabés una cosa?"

"¿Hm?" responde el escort, relajándose en la caricia.

"No sé tu nombre," dispara Aimar.

El hombre inmediatamente se pone tenso y trata de pilotearla visiblemente. "Edelvira. Lionel es mi nombre para la farándula," responde risueño.

"¿No puedo saber tu nombre?" pregunta el dueño de casa, haciendo un puchero. "Si es por el tema de la agencia y el contrato, lo entiendo. Pero a ver, vos sabés mi nombre y apellido, sobre mi casa, mis gustos, cómo cocino, no sé, me parece que estaría bueno qu-"

"Lionel Sebastián Scaloni."

Pablo se detiene y su sonrisa es radiante. Otro beso en la frente. "Pablo César Aimar, mucho gusto Lionel Sebastián Scaloni."

Los hombres se miran en silencio un momento y ahora es Scaloni quien levanta su mano para acariciar la barba recortada de su cliente. Pablo no pierde la oportunidad y gira su rostro para besar la palma de Lionel y luego las yemas de sus dedos, una por una, cerrando los ojos. Guardando en su memoria cada segundo de este momento único e irrepetible. El instante clave en donde se conectan por primera vez con un nombre y apellido, como dos pares, no como cliente y escort.

"Sebastián. Es un nombre precioso. Pero más lindo sos vos," comenta Pablo mordisqueando juguetonamente el dedo índice del otro.

"Mirá que sos asqueroso, eh," responde Scaloni risueño. "Que meloso, por favor."

Contrato Singular (Scaloni x Aimar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora