Capítulo 23

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El partido contra Países Bajos venía picante desde la previa. Todo el deseo de venganza del plantel contra Van Gaal se respiraba en cada milímetro cúbico del vestuario. Las palabras del técnico contrario referidas a Messi no tocando un balón en dos mil catorce sólo lograron enfurecer aún más a la Pulga, a pesar de que Pablo intentó por todos los medios aquietar las ganas de ir a cagarlo a trompadas. El aire se respiraba pesado. Las miradas entre los equipos en el túnel eran desafiantes a pesar de que varios se saludaron por respeto. Otra vez el estadio Lusail y otra vez, a sufrir desde el banco.

El segundo gol marcado por Lionel fue épico a niveles que no se habían visto en un mundial por mucho, mucho tiempo. Y el 'Topo Gigio' frente al banco de la infame Naranja Mecánica fue la revancha que todos, incluso muchos que ni siquiera estaban presentes en el estadio, habían esperado por años de maltrato por parte de Van Gaal. Para completarla, en un momento todos se van a las manos por una patada de Paredes con la pelota hacia el banco de Países Bajos. Pablo salta de su posición y levanta una mano para que frenen, no queriendo arrimarse más porque indubitablemente, con la furia que corría por sus venas, iba a empeorarla. De todas formas, poco duró la alegría porque Weghorst se aseguró de empatar el partido llevado todo a los malditos penales. La congoja era aguda en el pecho de cada argentino en ese estadio.

La primera atajada del Dibu hace que Aimar cierre los ojos en el banco un segundo y suspire. Están en buenas manos, de eso no cabe duda. A la segunda atajada de Martínez, a pesar del buen pronóstico, Pablo sabe que la cosa está peleada, porque todo puede cambiar en el último segundo. Mientras el banco festeja, él se queda mirando todo de brazos cruzados, inmóvil.

Le asignó el último penal a Lautaro para que pruebe su valía y a modo de exorcizar demonios que queden entre ellos. De todas formas, todo está perdido con el santafesino. No sabe dónde está Lionel, no lo vio y a esta altura ya no sabe qué pensar de su futuro juntos. El Toro encara y revienta el arco con un hermoso gol, lo cual hace que todo el mundo corra hacia los jugadores para festejar el arribo a semifinales. Pablo camina lentamente aplaudiendo a su equipo. El clima es festivo, pero él no está para alegrías, a pesar de ser éste uno de los hitos más importantes en su carrera como entrenador. Gira para buscar a los community managers que graban todo, pero no divisa a Scaloni por ningún lado.

...

Se excusó con sus compañeros alegando haber comido algo en mal estado anoche y pidiendo asistencia al equipo médico para limpiar el estómago. Obviamente, apenas llega a su habitación, tira los diuréticos que le ofrecieron al inodoro y se recuesta en su cama, ya que una de las indicaciones es reposo, lo cual le cae como anillo al dedo. Mira el partido por el celular y sufre con cada gol y penal. Cuando la cámara capta el rostro de Pablo, un dolor punzante lo atraviesa, pero trata de que no lo quiebre. Lo que tenía que decir ya lo dijo e hizo lo correcto.

Al finalizar el encuentro, nota que Aimar está decaído en la conferencia de prensa, a pesar de la victoria. Responde cada pregunta sin demasiado interés, con lo justo y necesario y evita los encontronazos con los periodistas que intentan sumar más fuego a la hoguera que ya acaba de extinguirse contra Países Bajos. Pero en un momento le remarcan la actitud del equipo argentino como 'irrespetuosa' y el entrenador no tiene pelos en la lengua en contestar que todo fue resultado de las provocaciones constantes del otro equipo, cuyo único interés era incitar a la violencia para desprestigiarlos. Pablo cuenta una por una todas las infracciones y los comentarios recibidos, las burlas del banco contrario e invita a todos los acreditados que revisen las grabaciones para comprobar que efectivamente, no está mintiendo.

La conferencia termina y Lionel bloquea el celular, reposando su antebrazo sobre sus ojos.

Pasaron cinco días desde su rechazo y no han vuelto a cruzar palabra. Sabe que está actuando bajo presión, y que Aimar al menos le está dejando el espacio que le corresponde. Pero eso no quita que en el fondo se sienta como la mierda. No puede seguir así.

Contrato Singular (Scaloni x Aimar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora