Capítulo 13: Huir

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Entré tambaleándome como pude a la casa, busque mis ropas, mi auriculares, mis dibujos y bocetos, mis acuarelas y óleos. Todo con la mirada perdida y la mente en otro lado. Pensé en cualquier cosa que me pudiera olvidar.

Luego de revisar todos los cuartos, cerrar con seguro las ventanas, y apagar todas las luces; traté con todas mis fuerzas salir por la puerta trasera. Admiré por unos segundos más la silla donde me senté todas las tardes a admirar el sol. A admirarlo a él.

Subimos al auto en un silencio incómodo, ella iba al volante. Durante todo el viaje no nos dirigimos la palabra, sabía que tendría que hacerlo en algún momento.

Mejor mañana, pensé.

Estábamos en un silencio sepulcral, no creo imaginar que alguna vez me vería en una situación tan irreal.

Para tratar de nivelar el ambiente, no, miento; para tratar de calmar mis miedos, encendí la radio, cambié los canales con pesadez hasta una estación de música.

Marcaba el ritmo del inicio lentamente con mis dedos apoyados en el panel de la puerta del copiloto. Tal vez trataba de minimizar mis nervios, tal vez hacía la vista gorda a mis problemas o tal vez lo hacía inconscientemente por la ansiedad de estar junto a ella en el auto.

Habría insistido sentarme en los asientos de atrás, pero tengo más orgullo que un soldado que acaba de salir triunfante en alguna guerra, y por ende; mostrarme inseguro frente a ella era lo último que quería. No era ni opción.

I was listening to the ocean
(Estaba escuchando el océano)

Con cada kilómetro la vista se me nublaba, observaba sin mirar realmente a través del vidrio el paisaje, no sé si fue un reflejo de compasión de parte de Leila, pero de un momento a otro el aire me daba en la cara, me secaba las gotas que picaramente se escabullían por mis mejillas y me acunaba el rostro una suave brisa.

I saw a face in the sand
(Vi una cara en la arena)

Si no hubiese estado con ella en ese momento, en ese auto. En nuestro auto. Si él me hubiese dicho la verdad desde antes, si me hubiese confesado sus tormentos. Si tan solo hubiese publicado mi nuevo libro y estaría en mi cómoda cama, en el departamento, merendando un té junto a la música y la calefacción encendida, o si solamente estuviera viajando hacia algún campo divino que en mi mente siempre se aparece con flores, un lago y un árbol. Si fueran las circunstancias, el aire que me rozaba mis facciones hubiese sido el mejor recuerdo que tenga de la playa de ese lugar. Pero no era el caso.

No sollozé, no ahogué ningún chirrido, solo lloré en silencio en compañía de la persona que más me lastimó a mi lado, y con todos mis suplicios y angustias a flor de piel. Ella ni lo notó.


But when i picked it up
(Pero cuando la levanté)

Then it vanished away from my hands
(Entonces se desvaneció de mis manos)

Down
(Hacia abajo)

Soy bueno fingiendo cosas cuando me las propongo. Mi vida se basó, hasta hace un tiempo, en hacerlo. Fingir. La mierda que me pedían que haga cada segundo de mi vida. No tenía respiro alguno. Las cámaras solo enfocaban, no miraban ni les interesaba el interior de el cuerpo que fotografiában. No medían el martirio de una persona guiada por estereotipos, no habían cuestiones con el trabajo en las preguntas que me daban, que sí o sí debía de responder con una sonrisa llena de productos, posiblemente experimentados en seres que tampoco tenían la culpa de su situación, y que pasaba desapercibido por el resto de la sociedad, mejor dicho; era ignorado. Hasta yo me preguntaba cómo es que seguía de pie. En eso, pensé en Estella, en Pocket, ellos, teniendo problemas parecidos, me apoyaron en todo momento. Sonreí nostálgicamente. Las lágrimas ingresan por la comisura de mi boca y le daban un gusto salado a mi paladar. Me hizo acordar a Damien. Las comidas que Lilith nos preparaba cada noche antes de irnos al cuarto bajo el manto de la luna, eran saladas, con ese aspecto rústico. No podía creer que él me ocultara la verdad de una manera tan cínica. No. No cínica, sino más bien me la ocultó a pesar de la confianza que nos teníamos. Él la rompió. Me rompió. O tal vez fueron solo mis grandes expectativas.

Una vez en casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora