Capítulo Uno

273 23 2
                                    

"Recuerda, no todo es lo que parece y cada persona es un mundo diferente."

El tumulto de personas ya se iba disipando, pero los ojos de los demás estudiantes seguían siendo posados en aquel que creían el sorpresivo vencedor. A consecuencia de haber sido descubierto, luego de ese golpe a su compañero, Barcode estaba siendo llevado a la oficina del director por la profesora que detuvo la pelea.
—Profesora Arween, no entiende. Eso no fue lo que pasó —se quejaba el chico debido a las acusaciones.
—¿Va a negar lo que observé con mis propios ojos? Usted estaba golpeando a su compañero —señaló la señora.
—Pero eso fue porque... —intentó defenderse en vano.
No fue escuchado, por el contrario fue obligado a entrar a la dirección de inmediato.
El director, como era esperado, tampoco escuchaba razones. Pero, como era su primer llamado de atención, solo le dieron tres días para cumplir en detención después de clases.
Barcode estaba enojado porque solo a él lo castigaron, siendo que los otros habían comenzado la pelea y él solamente se defendió por primera vez. Sin posibilidad de remediar lo hecho, simplemente debió aceptar las consecuencias por más injustas que fueran.
Sin embargo, antes del castigo, tenía que cumplir con asistir a la última clase del día. Allí muchos todavía hacían comentarios sobre la pelea, y una de sus compañeras se acercó para hablarle al respecto.
—Escuché que casi dejas a Nova sin dientes, ¿es verdad? —interrogó la curiosa joven.
Barcode quiso ignorarla, como los demás solían hacer con él.
—Oh vamos, solo hiciste lo que todos quisiéramos hacerle a él y su grupo de idiotas —lo animó para que hablara y se jactara de lo que había ocurrido más temprano.
—La violencia nunca resuelve nada —murmuró el chico.
—¿Eso te dijo el director? —le cuestionó, incrédula de que fueran sus propias palabras.
—No, es algo que todo mundo sabe...o debería saber —señaló, observándola de reojo.
—Ellos siempre son violentos con todos, era necesario que alguien les hiciera frente alguna vez.
—¿Sí? ¿Sabes lo que pasó la última vez que alguien quiso enfrentarlos? —cuestionó entre dientes.
Barcode prefería no recordarlo, porque aún no lo superaba, definitivamente no quería terminar como su mejor amigo.
Antes de que pudieran continuar hablando sobre el tema, llegó la profesora para dar su clase. Como otros adultos que lo intentaban, daría un discurso sobre evitar esos enfrentamientos y apelar al diálogo para resolver las diferencias. Parecía no estar muy al tanto de que las palabras, por más que quisieran, no siempre eran escuchadas por otros cegados por la ira o la soberbia.
Barcode no pudo concentrarse durante la clase, por estar pensando cómo sería la charla con sus padres cuando volviera a su casa. La secretaria del director ya los había llamado para comunicarles que se quedaría un poco más tarde, poniéndolos al tanto sobre su cumplimiento del castigo.  No quería volver a su casa, para no escuchar una vez más ese sermón comparativo con su hermano mayor.
Cuando llegó a la sala de detención, había otras tres personas allí, entre ellos dos que son parte del grupo de bullies y al otro no lo conocía, porque iba a una clase diferente. Tomó asiento lo más alejado posible de ellos, queriendo pasar desapercibido, pero uno de los bullies lo notó.
—¿Un solo golpe débil y terminas aquí cerebrito? —se burló el bully.
Barcode lo ignoró, pretendiendo no escucharlo. Abrió uno de sus libros para empezar a hacer la tarea, mientras esperaba a que el preceptor apareciera.
—¿Quién es? —le preguntó el otro bully, aparentemente no lo conocía.
—¿Cómo no sabes quién es? —le cuestionó el otro.
El chico se encogió de hombros y negó con la cabeza. Realmente parecía no conocerlo.
—Va con nosotros desde primer año, el rarito, ya sabes —describía según su perspectiva—. Oh claro, el gran Ta no conoce a alguien tan poco relevante, además de por ser el promedio ideal en cada semestre —comentó en un tono burlón.
Ta lo observó, aunque Barcode estaba de espaldas.
—Como sea —rodó sus ojos, restándole importancia a lo que su compañero decía de esa manera despectiva.
Tomó un trozo de papel e hizo una pequeña bolita con él, para luego lanzarla al recién llegado y que acertara en su cabeza
—Hey tú, ¿cómo te llamas? —le preguntó, luego de que Barcode giró su vista hacia él—. Porque no creo que "Cerebrito" o "Promedio ideal" sea un nombre —remarcó esos apodos que el otro decía sobre el chico, observando al bully de reojos.
—¿Por qué quieres saberlo?
—Probablemente lo olvide mañana, pero por hoy quiero llamarte por tu nombre.
Barcode desconfiado pensaba en no decírselo, pero la mirada insistente de Ta lo llevó a hacerlo.
—De todos modos me llamarás con cualquier otro nombre, como acostumbras —le señaló, un detalle que había notado de aquel chico tan popular que él sí conocía como todos en el colegio—. Pero si, como dices, hoy te complace llamarme por mi nombre, o como los que me conocen suelen hacerlo, puedes decirme Barcode o Code.
—Code —asintió para recordarlo—. De acuerdo, así será por hoy.
Barcode volvió a girar su vista hacia adelante, al escuchar que el preceptor estaba ingresando. Creía que esos otros dos probablemente se estarían burlando de él, como ese grupo acostumbraba a hacer. Pero se equivocaba, lo único que Ta atinó a hacer fue anotar su nombre y la fecha exacta.
—Kreitz, Ta, socios vitalicios de estos castigos —comentó el preceptor al verlos sentados en las mesas del fondo como de costumbre—. Hardin, ya es su tercer castigo en éste mes. No pensará seguir los pasos de esos dos, ¿verdad? —le cuestionó al tercero, que había tomado asiento en la fila de en medio.
El aludido solamente se encogió de hombros como respuesta.
El preceptor continuó leyendo la lista de castigados, su mirada fue y vino desde Barcode hacia la lista unas tres veces por lo menos.
—¿Qué hace usted aquí? —indagó con curiosidad, ajeno a la pelea que había tenido lugar horas antes.
—Tuve un altercado... —respondió el chico, bajando la mirada avergonzado por su accionar violento, tan diferente a como era su comportamiento habitual.
—¿Un altercado? El nerd le fisuró un diente a Nova —irrumpió Kreitz, que era un amigo cercano del bully a quien Code había golpeado para defenderse.
—¡Se merecía mucho más que eso! —exclamó Barcode.
Kreitz se incorporó con la clara intención de enfrentarlo, en defensa de su amigo, pero Ta lo retuvo agarrando su brazo.
—Siéntate —le ordenó.
Difícil era que los demás estudiantes no le hicieran caso a lo que un líder nato como Ta exigiera. Cabizbajo Kreitz volvió a tomar asiento.
—Pero no se las llevará de arriba —masculló molesto el joven regañado.
—Al menos evita problemas hasta que el preceptor se retire —le sugirió Ta, para que su enfrentamiento no atrasara su escape de aquel lugar.
—Por favor, mantengan la calma mientras estén aquí. No me obliguen a quedarme para vigilarlos como si fueran niños pequeños —intervino finalmente el preceptor.
Se produjo un silencio bastante tenso. Kreitz seguía observando con enojo a Code, y éste tenía la esperanza de que el adulto a cargo permaneciera en el lugar para evitar otro posible conflicto. Ese día solo había tenido suerte al defenderse, pero no creía que la buena fortuna estuviera de su lado una segunda vez.
Pero su seguridad no perduró demasiado, apenas unos minutos habían transcurrido y el preceptor presentó una excusa para ausentarse una vez más.
—Volveré en un momento, no se muevan de sus lugares. Aprovechen para pensar en lo que hicieron, completar sus tareas o lo que sea. Pero no se muevan de aquí —declaró, las mismas recomendaciones que Ta solía escucharle decir casi a diario.
Hizo un conteo mental una vez que el preceptor se retiró y luego se levantó de su asiento.
—¿Qué haces? Dijo que nos quedemos aquí —le reclamó Code al verlo dispuesto a retirarse.
Ta llevó un dedo a sus labios para pedirle silencio.
—Tú no me viste salir, ninguno lo hizo. Y a cambio, te prometo que éste idiota no te molestará por hoy —señaló a Kreitz.
—¡Oye! —se quejó éste, ofendido por el insulto pero más porque prometiera algo en su nombre.
—Si le pones un dedo encima, el preceptor volverá antes de tiempo. Así que mantente callado y quieto, ni siquiera lo mires —le ordenó.
Kreitz volvió a echarle una mirada furiosa a Code, y éste no supo cómo responder, pero esperaba que el bully si hiciera caso a las indicaciones del otro chico.
Ta pasó delante de Code y éste se levantó para seguirlo. El primero observó el pasillo y luego se regresó sobre sus pasos, topándose de frente con quien lo seguía.
—No puedes irte, será peor para ti si descubren que no estás aquí —le aconsejó Barcode.
—Que tierno, se preocupa por mí —mencionó de manera burlona, sosteniendo su barbilla con dos de sus dedos.
Code le quitó la mano para que no lo tocara.
—No por ti, puedes complicarme a mí también si creen que te estaba encubriendo como ellos —señaló a los otros dos.
—¿Tanto te incomodaría ser mi cómplice ésta vez?
—A ti puede que no te cueste nada ser cómplice de personas que hacen cosas incorrectas, pero yo prefiero tener mi conciencia tranquila de no hacerlo.
El semblante de Ta cambió a uno más serio al escucharlo decir esas palabras. No era el primero que lo señalaba como un cómplice de ese grupo de acosadores de la escuela, pero si el único que se atrevía a decírselo a la cara.
—Entonces hazlo como un pago a mí favor, podría haber dejado que él te golpeara pero no lo permití.
—Solo lo hiciste por tu propio beneficio.
—¿Qué más da? ¿Preferías tener problemas con él en lugar de permanecer callado para no exponerme ante el preceptor?
—No quiero ningún tipo de problema.
—Entonces shh —volvió a repetir el gesto para silenciarlo.
Code observó indignado como Ta se escapaba del castigo, sin importarle las consecuencias que a ellos podría traerles por ser sus posibles cómplices.
Si antes le daba el beneficio a la duda sobre los hechos que lo acusaban, con esas actitudes le estaba demostrando ser igual que aquel grupo de acosadores que se rumoreaba él encubría de sus fechorías.

Si antes le daba el beneficio a la duda sobre los hechos que lo acusaban, con esas actitudes le estaba demostrando ser igual que aquel grupo de acosadores que se rumoreaba él encubría de sus fechorías

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Hola!

Primero que nada, gracias por darle una oportunidad a esta historia del ghostship TaBarcode. Por el momento los capítulos los iré subiendo los días sábados, como a Teerak, porque en la semana me es imposible.
Como mencioné en la presentación será el primero de una saga, así que probablemente empiecen a ver la mención de otras personas conocidas en los siguientes capítulos, ya que los próximos libros tratarán sobre sus historias.
Sin más qué decir, les deseo un buen finde. Cuídense, hasta la próxima!

Atte. Eddy

Hate to Admit (TaBarcode)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora