Al otro día, Barcode caminaba con cuidado por los pasillos de la escuela. Estaba seguro de que, tarde o temprano, los amigos de Nova buscarían venganza por lo que le había hecho. Intentaba no quedarse solo, aunque eso no era garantía de salir airoso durante ese día también.
En esa institución escolar, como en tantas otras, reinaba la ley de: "pretende no haber visto nada y no intervengas, para evitarte problemas", en otras palabras el "sálvese quien pueda, como pueda". Nadie estaba dispuesto a ayudar a otros en ese tipo de problemas, o casi nadie.
Mientras iba de camino hacia el salón donde tendría la segunda clase del día, creyó que su suerte de estar salvándose de sus bullies se había terminado. Girando para ingresar en ese mismo pasillo pudo ver a Ta junto a Brendan, otro de ese grupo de acosadores. El chico se detuvo, y estuvo a punto de retroceder, pero ellos caminaban demasiado rápido y pronto lo alcanzaron.
Por su parte, Ta iba entretenido escuchando música a través de sus auriculares, ni siquiera se percató de que Barcode estaba allí petrificado, esperando la venganza de alguno de los amigos de Nova. Simplemente pasó a su lado, sin notar su presencia, como si ni siquiera lo conociera.
Pero con Brendan fue diferente, éste sí lo miró fijamente a los ojos y le hizo una seña que le haría tragar saliva por el miedo a lo que podría ocurrir. Ese joven pasó su dedo índice por su propia garganta de derecha a izquierda, una clara señal que le estaba indicando que era hombre muerto. Después de todo, no sería el primero que caería internado en el hospital a causa de ese grupo de acosadores, sin ir más lejos quien era su mejor amigo.
Ninguno de los dos se detuvo, pero Code tan solo volvió a respirar en calma cuando estuvo en el interior del salón de clases, junto a otros estudiantes. Creía que al menos allí no le harían nada, porque el profesor estaba a punto de llegar.
Más tarde, en el salón de castigos, fue el primero en entrar al mismo. Quiso volverse sobre sus pasos, para no quedar tan expuesto en solitario, pero nuevamente quien llegaría para incumplir con el tiempo de castigo sería Ta. Éste pasó delante de él e ingresó a la sala, buscando una vez más el último asiento. Code lo observó realizar ese trayecto confundido, parecía deliberadamente querer ignorarlo.
"Quizás solo quiere cuidar de su status y no interactuar con alguien como yo", supuso con ironía, sin ninguna intención de justificarlo.
Code volvió a tomar asiento en el mismo lugar que el día anterior, y una vez que se estaba por disponer a completar sus tareas, escuchó la voz de su compañero de castigo.
—¿Y a ti por qué te enviaron a perder el tiempo aquí?
"¿En verdad lo está preguntando?", cuestionó en su mente Barcode.
Se giró hacia Ta, creyendo que tan solo se estaba burlando de él, pero su pregunta parecía ser legítima.
—Por lo mismo que ayer... —respondió sin más detalles.
—¿Ayer? ¿También estuviste aquí? —indagó, levantando una ceja por la confusión.
—Debes estar bromeando... —masculló Code, molesto con Ta.
—¿Tú eres...?
Le ofendió que fingiera no recordarlo, como el día anterior se lo había advertido. Sin dar respuesta, Code siguió con sus tareas, no dándole al otro la oportunidad de seguir molestándolo.
—Qué genio —comentó Ta, al verlo girar enojado.
Esta vez quien lo ignoraría sería Barcode, pero tan solo hasta que, una vez que los dos volvieran a quedar sin supervisión del preceptor, Ta aprovechara la ocasión para escabullirse del lugar. Solo llevaba en su mano su skate, ya que sus demás pertenencias quedaban en esa sala para cuando regresara.
—¿Otra vez vas a irte? —le cuestionó Code.
Ta detuvo sus pasos, para regresar su mirada hacia quien le hablaba.
—¿Algún problema con eso?
—Sí, no puedes marcharte, se supone que debes...
—Irme, eso debo hacer —lo interrumpió—. No te preocupes, volveré a tiempo.
—No es justo, debes cumplir con el tiempo de castigo —le exigió, incorporándose una vez más con la intención de detenerlo.
—La vida no es justa, nunca lo es —fue la última frase de Ta, para luego salir de la sala de castigo a toda prisa.
Barcode cerró su puño conteniendo el enfado que sintió al verlo salirse con la suya una vez más. Y es que aunque él quisiera ser así de liberal, no podría hacerlo, viviendo atrapado en el qué dirán o qué pensarán sus padres, si volvería a decepcionarlos por no ser como Fort.
Para cuando estaba volviendo a tomar asiento, pudo escuchar a lo lejos como Ta hablaba con otras personas en el pasillo.
—¿Fue descubierto? —murmuró para sí mismo, intentando agudizar su audición para escuchar de qué hablaba y con quiénes.
—¿El cerebrito está en la sala de castigos? —escuchó la voz de Kreitz.
Esa voz le heló la sangre e hizo erizar sus vellos por temor a lo que acontecería si lo encontrara allí solo.
—¿Quién? —preguntó Ta, confundido.
—El cerebrito, el chico de ayer —le recordó Kreitz.
Code estaba juntando a prisa sus pertenencias, con la intención de escapar de allí antes de que los bullies lo encontraran.
—¿Barcode? —preguntó Ta, recordando el nombre que le había dado.
Code observó hacia el pasillo, sorprendido al escucharlo llamarlo por su nombre, siendo que mientras estaban en esa sala fingió no conocerlo.
—Sí, ese idiota —asintió Brendan, quien estaba acompañando a Kreitz en la búsqueda del chico—. ¿Está allí?
Ta se encogió de hombros, como si no comprendiera de qué hablaban.
—Ni idea —dijo.
—¿Cómo no vas a saber? Vienes de la sala —le cuestionó Kreitz.
—No presté atención —negó, dando por finalizada esa plática, pues tenía algo mejor que hacer.
Ta continuó su camino, y Code, quien ya se encontraba abriendo una de las ventanas para salir de la escuela, estaba totalmente asombrado por lo que había escuchado.
"No lo entiendo, ¿él me está ayudando?", se preguntó, sin esperar una respuesta ciertamente.
Antes de que ese par de bullies llegara a la sala de castigos, Code se había apresurado a salir por esa ventana. Para su buena fortuna estaba en un primer piso, caminando por la cornisa conseguiría encontrar un modo de bajar desde allí a salvo por esa vez. Una vez que saltó y cayó ileso sobre el césped, lo primero que pudo ver fue una mano extendiéndose hacia él.
—No sé si es a ti a quien están buscando, pero será mejor que corras en sentido contrario a esa salida o te atraparán —le aconsejo Ta, ayudándolo a incorporarse.
—Creí que tú... —murmuró Code, sin salir del estado de sorpresa.
—¿Qué? ¿Que iba a entregarte a esos tipos? —bromeó Ta, pero por la reacción de Code supo que realmente eso esperaba—. Ah ya veo, tú también crees que soy uno de ellos.
No estaba asombrado, ni decepcionado, sabía que debía haberlo dado por hecho. Todos parecían opinar lo mismo, a excepción de quienes realmente lo conocían.
—¡Allí está! —se escuchó la voz en alto de Brendan, quien estaba ubicado en la ventana por la cual Code había escapado.
—Ta, detenlo hasta que lleguemos —le pidió Kreitz.
—Olvídalo, no es asunto mío lo que tengan con este niño —les respondió él.
Escuchó como los otros dos maldecían, pero los ignoró. Luego se perdieron en el interior de esa sala, probablemente para salir corriendo en esa dirección donde ambos estaban aún.
—Corre, antes de que lleguen por ti —volvió a aconsejarle.
Cada uno tomó un camino diferente, Code en dirección contraria a esa salida por donde sus acosadores aparecerían, mientras que Ta deliberadamente fue hasta allí para conseguirle algo de tiempo. Cuando vio que uno de ellos salían del edificio, puso su pie para hacerlo caer, y como un efecto dominó quien venía detrás también caería por la cercanía. El causante de esa doble caída se echó a reír, alejándose de ellos en su patineta.
Code corrió hasta más no poder, sus piernas ardiendo y agotadas para cuando frenó. No podía volver a su casa todavía, y mucho menos retornar hacia el colegio. Se sentó al borde de la vereda, recuperando el aire y las energías para continuar. Allí al menos se sentía a salvo.
Solo cuando la calma volviera podría pensar en lo que había ocurrido, qué tan cerca estuvo de ser capturado por esos dos bullies, de no ser por la intervención de Ta. Realmente creía que era parte de ese grupo, pero como otros lo habían comentado ya y nadie les creyó, a veces solía ayudar para que no los molesten. Esta ya era la segunda vez que lo ayudaba a él, dos días seguidos.
"¿Por qué lo hace? Si se supone que son sus amigos... Y todo lo que dicen sobre Ta, él los ha ayudado a ellos antes, ha sido su cómplice. ¿Será que está intentando cambiar?", cuestionaba a la nada en sí.
No creía en la posibilidad del cambio positivo para ese tipo de personas, pero había algo diferente en Ta, y eso comenzaba a reconocerlo.¡Hola!
Gracias por darle una oportunidad a esta historia, y ya de a poco van a empezar a entender un poco más a estos peculiares personajes.
Les deseo un grandioso inicio de semana, disfruten y cuídense.Atte. Eddy
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Hate to Admit (TaBarcode)
Fanfiction"Hay sentimientos o verdades profundas que son difíciles de admitir. No siempre todo es lo que parece ser"