Capítulo Nueve

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El resto del día debieron estar atentos al caminar por los pasillos, entre clases, e inclusive a la hora del almuerzo. Si bien ambos estaban sentados en mesas diferentes, Ta mantuvo su atención puesta en Barcode, después de haberle sugerido que se sentara en una mesa cercana donde pudiera verlo.
Algunos del grupo de bullies habían rodeado a Ta, sentándose en la misma mesa, pero nada hicieron. Code al observar esa peculiar situación se preguntaba si algo estaban tramando, le preocupaba que se tomaran represalias por haberlo defendido una vez más.
—No creo que a él vayan a intentar golpearlo otra vez —comentó una compañera de clases, quien había tomado asiento junto a Code—. No después de la última pelea, quedaron en ridículo siendo dos contra uno, se llevaron la peor parte.
—¿Por qué? ¿Qué hay de diferente con él?
Deseaba tanto aclarar esa situación, para saber si realmente podría confiar en Ta como antes.
—Nadie sabe en verdad...
—Dicen que es porque él sabe quiénes son los que atacaron a Gabrielle —acotó otra joven—. Se cree que son los mismos que causaron que Tutor cayera en coma.
—No lo creo, si él supiera quiénes son en verdad...
Pasó un trago amargo por su garganta. Después de lo que hablaron con Ta más temprano ese día, podría tener sentido que ese grupo de bullies le haya hecho algo al chico o supieran algún secreto de él, por lo que prefiera no delatarlos. Ni siquiera decir quienes fueron los que atacaron a su mejor amigo o a esa otra estudiante que ya no estaba en el instituto.
Después de esos hechos todas las miradas acusadoras habían caído sobre Ta, y él solo mantenía el silencio, como si se hiciera cargo o fuera cómplice de los verdaderos culpables al no delatarlos. Pero sí los enfrentaba en algunas ocasiones, se lo había demostrado al defenderlo de sus ataques. Y por lo que sabía también había defendido a Gabrielle ese día, aunque puede que haya llegado tarde y jamás delató a los culpables.
—Escuché que volviste a enfrentar a uno de los bullies —le comentaba Brendan por lo bajo a Ta, haciéndose el desentendido de ese grupo.
El otro lo observó de reojo, pero prefirió mantenerse en silencio y no hablar con esa persona. No sabía en quien podía confiar y en quien no, a excepción de Barcode ahora que creía poder reconocerlo.
—¿Por qué defendiste al chico? ¿Estás saliendo con él? —continuó interrogando Brendan, sin obtener respuestas—. No me digas que eres uno de esos... Bro, tú no, ésta escuela se va a infestar de raritos.
Esa frase resonó en los recuerdos de Ta, como un halo de esperanza, había conseguido reconocer ese timbre de voz. Se giró para mirarlo directamente a los ojos, e inclinando un poco su cabeza sonrió con sarcasmo.
—Gracias por confirmarme lo que sospechaba, "bro" —le dijo, haciendo que el otro retrocediera asustado.
—¿De...de qué hablas Ta?
—Ahora sé perfectamente quién eres, uno de ellos... Uno de los cinco.
Brendan retrocedió tanto que cayó al suelo. Ta aprovechó su temor para saltar sobre él, aunque no lo golpearía.
—Yo que tú me cuido de no volver a ser descubierto... —le advirtió, tomándolo del cuello de su camisa—. O puede que ya sea muy tarde, y ahora sí vayas a pagar por lo que hiciste. Veremos qué decido hacer.
Lo soltó para dejarlo caer nuevamente al suelo. Ta volvió a incorporarse y le hizo una seña a Barcode para que lo siguiera, no quería que se quedara solo allí.
—¿Qué fue todo eso? —le preguntó Code.
Ta solo respondió cuando salieron de la cafetería, y se habían alejado lo suficiente por el pasillo. No quería que nadie más escuchara su conversación.
—Necesito saber su nombre, del tipo con el que... tuve una situación recién allí dentro —le pidió, señalando hacia las puertas de la cafetería por la cual seguían saliendo otros estudiantes.
—Pero tú...sueles pasar tiempo con él, ¿cómo no sabes su nombre? —indagó el menor, confundido.
—Puedes ponerlo de éste modo, no sé el nombre de nadie, con escasas excepciones... Como tú ahora —eso último lo dijo en un tono más bajo que de costumbre, como si le costara admitirlo abiertamente.
—Eso es un poco...
—Raro, lo sé —lo interrumpió, apresurándolo porque necesitaba esa confirmación de alguien en quien quizás podría confiar—. ¿Puedes decirme quién es?
—Es Brendan —respondió, luego de asegurarse que no los estuvieran siguiendo.
—Lo suponía, solo quería estar seguro de que era él.
Ta estaba sonriendo una vez más, como hace tanto tiempo no lo veía hacer. Ese gesto tan brillante lo llevó a imitarlo también de manera inconsciente.
—Pero, ¿qué fue lo que pasó ahí? Te veía con terror... —Code necesitaba saber el motivo de su nuevo comportamiento—. ¿Qué le dijiste?
—Algo que probablemente traiga consecuencias, pero es muy satisfactorio.
Ta parecía en verdad más animado que en la mañana temprano, y eso también le inspiraba un poco más de seguridad a Barcode.
—Ah Code... —se detuvo en un pasillo, espiando para comprobar que nadie más estuviera cerca.
—¿Sí? ¿Qué pasa? —aminoró sus pasos también para frenar junto a Ta.
—Por lo que pasó hoy... Sé que dije que no iba a...
—No ibas a salvar mi trasero, e igualmente lo hiciste.
Ta asintió, y luego de largar un corto suspiro continuó con su punto.
—Sí, pero eso te pone en peligro. Y siendo así, prefiero que vengas conmigo hoy... —le sugirió—. No debía pasar esto pero... Es lo mejor para evitar que te hagan algo cuando yo no esté.
—O sea que volverás a salvarme... —le dijo en un tono burlón.
—Que no se haga una costumbre —le advirtió.
Barcode sonrió, ya podía imaginarse que diría algo similar. Aunque Ta insistía en no tener ni necesitar amigos, pero de él comenzaba a preocuparse como si quisiera que lo fuera.
Esta vez no opondría resistencia a saltarse del castigo, después de lo que Ta le comentara sobre el preceptor y todo lo que ocurrió esos días, no le quedaba más opción que acompañarlo en su escape de la institución. Y para qué negarlo, si le gustaba la idea de poder pasar tiempo con él lejos de esa sucursal del infierno en la tierra.
Los caminos de Kiraz Hills a esa hora empezaban a ser un poco más tranquilos, poco después de que los estudiantes ya hubieran salido de sus clases y bastante antes de que los adultos que salían de sus oficinas volvieran a atestarlos con sus automóviles. Sin embargo, el silencio no era absoluto y podrían llegar a cruzarse con otros habitantes, pero ninguno reparaba en aquellos dos adolescentes transitando por la acera con tal naturalidad.
—El truco para no ser descubierto está en hacerlo como si fuera una rutina —le aconsejó Ta—. Si te ven nervioso, sabrán que probablemente estés escapando de algo o de alguien, y llamarás su atención.
—De todos modos, nadie intervendría si escaparas porque tu vida dependiera de ello...
Barcode recordaba las veces que, junto a su mejor amigo, debieron correr por esas calles, escapando de ese grupo de bullies. Nadie los ayudó entonces, y estaba seguro de que nadie los ayudaría a ellos dos si los encontraran.
—¿Nadie? —le cuestionó Ta, señalándose a sí mismo con fingida cara de ofendido.
—Ah sí, lo olvidaba, cierto que ahora debo alabar al héroe que no quería salvar mi trasero. Gloria al gran Ta —expresó con un tono exagerado y burlesco de supuesta alabanza.
—Tú sigue riéndote, y no volveré a intervenir en verdad —le reclamó, levantando su dedo índice como si fuera una amenaza real, aunque su sonrisa demostraba todo lo contrario.
—¿Las otras veces mentías entonces? —tomó la mano del otro para apartarla de delante su rostro—. Y recuerdo haberte pedido que no hicieras eso, porque es irrespetuoso.
Ta mordió el interior de su labio, al recordar esa discusión. De tantas que habían mantenido durante los últimos días, de cierta manera le divertía recordar esos momentos.
—Supongo que ambos olvidamos algunas cosas a veces... —comentó, volviendo a retomar el camino hacia el hospital.
"¿Está buscando cosas que tengamos en común?", se preguntaba a sí mismo Barcode, sin buscar una seria respuesta. No quería caer en viejas ilusiones, como las que se había hecho con él tiempo atrás.
—¿Vienes o...? —le sugirió Ta, girándose para esperarlo.
Code asintió y aceleró un poco más sus pasos para alcanzarlo.

Code asintió y aceleró un poco más sus pasos para alcanzarlo

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¡Hola!

Muchas gracias por apoyar la historia, y por seguir aquí para develar los secretos que faltan.
Seguramente esté subiendo otro más está semana, ya que he avanzado más en la historia estos días.
Les deseo una buena semana, cuídense y hasta pronto!

Atte. Eddy

Hate to Admit (TaBarcode)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora