Capítulo 2

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Era un nuevo día, el pelirrojo despertaba y daba gracias por tener su cuarto limpio y desinfectado después de la noche desastrosa por culpa de su hermanastro, lo peor es que, al ser su casa, los estudiantes rompieron muchas cosas, el sofá y varias cosas estaban tan asqueroso que tuvo que tirarlo, su despensa estaba completamente vacía y olía a puro alcohol, se tardaron hasta las tres de la mañana pero el olor seguía y le era tan incómodo que decidió abrir la ventana al máximo y dejar que el olor se fuera. Hasta tuvo que lidiar con la policía ya que la bulla fue tan fuerte que terminó molestando a más de un vecino y como el pelirrojo era el dueño de la casa, casi lo sancionan de no ser por la aclaración y las pruebes que Saji y Kiba mostraron.

Kenichi: Carajo, mejor me voy a comer afuera. – sale de la cocina y procede a cambiarse, de paso, toma una botella con agua, entra a la otra habitación de huéspedes y despierta a su hermanastra echándole el contenido en la cara, haciéndola despertar con violencia.

Haruhi: ¿Qué carajos? – ve al pelirrojo. - ¿Qué te pasa? ¿Por qué me despiertas así?

Kenichi: Será fin de semana pero no te acostumbres con dormir hasta tarde, te me levantas y haces los deberes.

Haruhi: No necesito hacer eso si Ross-sensei me ayuda con esto.

Kenichi: Alterando las notas no es ayuda es sólo atajo y uno muy malo porque cuando tengas un trabajo, nadie te va a contratar. – antes de que la castaña responda el pelirrojo la señala con enojo. - ¡Sin importar que te ayuden hechizando la mente del jefe para que tengas un contrato, no sirve si no tienes experiencia verdadera! ¡Y ni se te ocurra entrar a modelaje porque te juro que te voto de la casa y ya ni me preocupo por lo que te va a pasar! ¿Entendiste?

Haruhi no sabía cómo, pero sintió esa advertencia muy intimidante, sólo que no sabía que el Hyodou adoptado liberó un poco de su poder aunque camuflado ya que no quería que fuera el centro de atención. Ante las facciones sólo era un "inútil peón" y mantendría esa imagen, por ahora...

Haruhi: Te odio...

Kenichi: Odiarme no hará que tus deberes avancen, ahora ve a hacerlas que yo iré a comprar mi desayuno.

Haruhi: ¿No harás la comida?

Kenichi: ¿Por qué lo haría? Háztela tú, soy tu hermano, no tu criado, además que gracias a ti y a Basara, la cocina está apestando a pura porquería y alcohol, así que tendrás que abstente a las consecuencias. Y agradece que estoy haciendo la vista gorda por organizar esa fiesta sin mi autorización. – se retira de ahí dejando a la castaña humillada.

El pelirrojo se dirige al único restaurante donde puede comer sin que nadie lo joda, la cafetería de Takao, un lugar para desayuna o cenar en calma y tranquilidad y para él, es como un santuario donde puede estar en calma.

Takao: -escucha la campana de la puerta- Oh, buenos días Kenichi. – el pelirrojo se sienta. – Ahora te sirvo lo de siempre.

 – Ahora te sirvo lo de siempre

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