La ciudad de Kuoh, ciudad bajo protección de dos clanes demoníacos, al menos eso debería ser, pero en un depósito abandonado, un demonio había caído de forma brusca mientras que un pelirrojo con puntas negras se acercaba.
Mal-Maldito. - el pelirrojo le apunta con la espada.
¿Vas a responder ahora? - esquivó un escupitajo del demonio.
Ve-vete a... la mierda.... - el pelirrojo suspiró.
Tú lo quisiste, respiración del sol, octava postura: ¡Inmensa Brama llameante! - baja la espada a gran velocidad, cortando y quemando al demonio, antes de ser desintegrado nota una marca de la Brigada en su Brazo.
Echa un último vistazo el lugar y al asegurarse que no quedó ni un enemigo, envaina su espada y se retira de ahí.
¿Qué tal? - el pelirrojo voltea y ve a un peli azul sobre una valla.
Despejado y el último es parte de ese grupo terrorista. - da un suspiro. - ¿Y qué carajos está haciendo Rías o las demás? ¿Qué creen que soy, su limpiador?
Calma Kenichi, sé que eres parte de su séquito, pero debe tener una buena razón para no venir, al menos eso creo, porque no vaya a ser que sólo por estar con Basara, descuidó de sus obligaciones. - mencionó el peli azul con seriedad.
Kenichi: Eso espero Takao, pero ya no pienso tolerar esos comportamientos.
Takao: Sé que no lo puedes hacer y nosotros tampoco, pero tenemos que ver cómo retirarnos.