Era un día nublado, Takao estaba caminando por las calles, tratando de sentir la energía de Kenichi, lástima que con la cúpula que levantó Zeratul, ni siquiera él podría usar sus habilidades de rastreo o detección. En eso, nota a una pelirroja con una coleta saltando por los tejados con unas habilidades excepcionales, para luego ver a dos hermanos peli verdes corriendo.
Takao: (¿Qué está pasando?) – procede a seguirlos hasta que nota un estruendo a la distancia, para ser exactos, por el bosque. – (¿Y eso?) - algo le decía que su amigo estaba allá, así que sigue a los hermanos, dado que ellos se iban a gran velocidad, procede a hacer lo mismo antes de perderlos de vista.
//==// Bosque de Saínan, minutos antes //==//
Kenichi estaba con los brazos cruzados y con los ojos cerrados, a simple vista, parecía que estaba tomando un descanso, en ese momento, de las sombras aparece Yami con una sonrisa.
Yami: Ara, mi tomate travieso está solito. ¿Será que extrañabas estar aquí? – junta los brazos mientras hacía resaltar sus pechos y se inclinaba un poco.
Kenichi: Diría que sí, pero estaría mintiendo. – abre los ojos. – Te esperaba para poder salvarte de ese estado. – dijo con seriedad.
Yami: ¿Salvarme? Pero si estoy bien querido. – el pelirrojo se levanta y se acerca. – Estoy mejor que nunca y sólo quiero que tú y yo estemos juntos, la oscuridad y la luz.
Kenichi: Aprecio esas palabras. – dijo mientras la mano de la rubia acaricia su mejilla. – Pero esta no eres tú.
Yami: No dirás eso cuando nos vayamos a la nave.
Kenichi: Ya veremos eso.
Yami: No mi tomatito, no me contradigas. – se acerca a besarlo. – Después de todo, eres mío.
Kenichi: No me subestimes querida. – retrocede de un salto y sale Lala con una pistola de red, cayendo encima de la rubia.
Yami: Ara, una trampa.
Kenichi: Buen tiro Lala.
Lala: Gracias. – ambos miran a Yami. – No te preocupes, te salvaremos. – Nana y Momo salen con sus dispositivos listos.